De La Gran Piñata: «Un lugar donde cada uno tiene que desarrollar su propia felicidad»

La ascendente banda De La Gran Piñata cierra el año de la mejor manera, con entradas agotadas a casi un mes de la función de este sábado 30 de noviembre en La Trastienda, luego de varias fechas en la ciudad y en otros puntos del país donde también tuvieron que poner el cartelito de sold out. “Teníamos muchas ganas de que pase y en algún punto lo creíamos posible, pero el hecho de que haya pasado con tanta anticipación, nos agarró por sorpresa no solo a nosotros, sino también a gran parte del público que hasta el momento no se había perdido ningún recital”, asegura el cantante Darío “Pantera” Giuliano ante la pregunta obligada. Para todos los que se quedaron afuera, hay revancha el viernes 6 de diciembre en Groove, en el marco de la Fiesta Clandestina.

-¿Cómo conviven con estas situaciones?

-El público se está haciendo cada vez más numeroso y por suerte siempre está el que nos viene a ver por primera vez, nos vamos enterando por los mensajes que nos mandan y por las redes sociales que hay un gran número de gente que va a conocer a la Piñata en vivo en esta Trastienda. Esperamos cubrir sus expectativas y estar a la altura de lo que pretendan escuchar.

-Tienen una muy buena relación con muchas bandas, con las que a veces comparten escenario (Las Pastillas del Abuelo, Salta la Banca, El Bordo). Sin embargo, no suelen compartir tanto el estilo musical, ¿Por qué creen que de todas formas el público comparte el gusto por las bandas?

-Hicimos un montón de amigos por medio de la banda y muchas veces hemos tenido la suerte de compartir escenarios con ellos. Creemos que, si bien cada banda tiene un sonido muy propio, compartimos un montón de cuestiones generacionales que nos ponen en un lugar de semejanza. El hecho de compartir la actualidad, nos obliga como artistas a escribir sobre las mismas cosas, si bien cada uno lo dice a su modo.

-El segundo disco, Viaje al Centro de Uno Mismo (2012), acompañado de la formación de cuarteto, muestra una faceta más agresiva y rockera en la banda, ¿Cómo fueron virando hacia esta actualidad musical?

-El cambio se fue dando solo y de una forma muy natural, nunca nos sentamos a discutir si queríamos hacer reggae o rock pesado. Simplemente nos metimos en la sala de ensayo con lo que teníamos y se fueron dando canciones y arreglos con los que nos sentíamos bien. El cambio de un disco al otro se hace notorio sobre todo en el cambio de formación, de pasar a tener percusión, charango, a ser un cuarteto de batería, bajo y dos violas, aunque la esencia de la banda y las influencias personales siguen estando y se notan sutilmente en cada instrumento.

-Se genera a veces un paisaje muy particular, donde el público lleva globos o papelitos, con una impronta de “fiesta”, mientras que de arriba del escenario tal vez suenan guitarras distorsionadas y furiosas, y una base bien potente que golpea el pecho, ¿les divierte de repente esa convivencia?

-En un principio nos llamaba mucho la atención, pero después nos dimos cuenta que «la piñata» es justamente eso, un lugar donde cada uno tiene que inventar y desarrollar su propia felicidad. Si el hecho de que Ale (Zenobi, baterista) esté tocando metal con la batería mientras yo hago una base de reggae nos puso acá, cómo no entender que cuando nosotros nos estamos sacando la cabeza arriba del escenario la gente esté bailando o cubriendo de globos el lugar.

-¿Sienten que son parte de una camada de bandas donde la letra pasa a un plano importante, contando historias y sensaciones?

-Le damos mucha importancia a la canción, nos gusta darle su tiempo, no solo a la letra sino también a la música y lo que cuenta desde sus sonidos. Si bien es cierto que hubo un momento de vacío poético en el rock nacional, también hubo muchas bandas que usaron las letras para decir cosas importantes y son las que trascendieron en el tiempo. Bandas como Los Redondos, La Renga, Sumo, Hermética, Serú Girán, entre muchas otras.

-¿Escuchan rock argentino actual? ¿Qué bandas les gustan contemporáneas?

-Oridios es una banda que no paramos de escuchar y que vamos a ver cada vez que tocan. Hay muy buen material under como, Proyecto Ñandú, La Granja De La Gorda Culona, Reservado Gran Campeón, etc. Después están las bandas «consagradas» por decirlo de alguna manera como: Carajo, La Renga, Massacre, Divididos… etc.

-Si bien tienen un video clip de estudio, luego fueron apareciendo videos oficiales en vivo, ¿el vivo es donde creen que realmente la banda muestra todo su potencial?

-Son dos cosas muy distintas entre sí, el disco es muy importante porque es la forma de hacer llegar las canciones al público, pero lo que pasa en vivo es la interpretación espontanea de la canción en su estado más natural. Cantar escuchando la voz del público no es lo mismo que cantar encerrado en un estudio de grabación. Por un lado está la prolijidad y la posibilidad de hacer una posproducción y por el otro está la energía que genera el contacto con la gente, la improvisación y sobre todo el acto mismo de presenciar un momento y poder decir «yo estuve ahí».

-¿Cómo viene el proceso de creación de nuevas canciones?

-Estamos comenzando la producción de lo que va a ser el tercer disco de la banda, ya tenemos algunos temas cerrados y muchas ideas dando vueltas, estamos muy conformes con el sonido actual de la banda así que la idea es entrar a grabar el año que viene y tenerlo listo para salir a tocarlo por todos lados.

 

Foto: Luciana Vilanova, gentileza DLGP.

 

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