The Exploited: Me das cada día más

Exploited goza de mala fama, huele a quilombo. Y será por aquella visita del ‘93, mítica noche de Cemento, leyenda de destrozos agrandada con los años. El imaginario colectivo viste a su público más simbólico con cresta, borcegos y muchas tachas. Y con poca plata, la cual casi en su totalidad prefiere invertir en alcohol, antes que en pagar la entrada al concierto.

Aunque muchos nieguen estas apreciaciones, el inusual doble vallado por delante del acceso a Groove confirma las teorías. No sería sorpresa que una horda de punks intente entrar por la fuerza. El sector para sacar entradas está vacío, y la fila para invitados y prensa es larga y se atora en una ventanilla con pésima predisposición.

La primera banda telonera, Mal Pasar, hace su presentación mientras muchos pululan por la vereda, y la fila de prensa no avanza ni un poco. Cuando llega el turno de la segunda, Mal Momento (como en el ‘93), el panorama no cambia mucho, aunque tímidamente se empiezan a escuchar algunas quejas de quienes desean entrar rápido para verlos. Para la tercera canción de la banda, en la puerta de Groove se estaciona una combi y de ella bajan los Exploited. Wattie, con su emblemática cresta roja, y sus menos famosos compañeros de banda, pasan caminando entre el vallado sin recibir grito alguno, sin siquiera una persona que los aplauda o les dedique un saludo. La noche es por demás extraña. La lista de prensa y de invitados son tres kilométricas hojas, y en el sector para sacar entradas dos grillos escabian una birra.

El interior de Groove también confirma la teoría sobre el público de Exploited: Mal Momento toca para muy pocos, distribuidos cómodamente sin siquiera llenar tres cuartas partes del local. Los liderados por Hermann, con baterista nuevo, tocan las canciones más “pesadas” de su repertorio, o mejor dicho, evitan las más tranquilas, las baladas.

“Las inundaciones van a parar cuando pare de llover. Esas son las frases de nuestro presidente”, Hermann se refiere al delincuente de Macri. Lo hará varias veces durante su presentación, pero el público no acusará recibo. Mal Momento se despacha con todos temas de la primera época. Hermann agradece a San La Muerte, y finaliza su lista con el clásico “Vida Monótona” y el eterno “El Borracho”.

Las listas de temas de Exploited están escritas recién, en marcador negro y con letra bien desprolija. Nada de llegar preparados, pensados, ni mucho menos. En Groove los aguardan unas setecientas personas, ahora cómodamente distribuidas en tres cuartas partes del local, y dejando adelante un agujero grande para el pogo. Los cuatro escoceses suben al escenario sin mucho clima, sin luces que les hagan la segunda, ni ninguna parafernalia que acentúe la salida a escena.

La tercera visita de Exploited a la Argentina arranca con “Let´s star a war”. Con ella de desata un pogo rústico, ríspido, repleto de infracciones para roja directa. La escena es minimalista, aunque por supuesto no hay ningún rarito del Malba que haya buscado ese efecto. Un par de logos de la banda se turnan en la pantalla. Los cuatro integrantes vestidos bien dispares. Wattie con la cresta en alto y una panza firme como de embarazada. El bajista gesticulando simpático, con rastas y bien lejos de la estética punk. Es que a Exploited el “Punks not dead” le queda lejos. Hoy suenan más Hardcore que punk. Y a guiarnos por la cantidad de crestas, versus las peladas camufladas entre el público, hay que decir que no son fáciles de encasillar.

Entre tema y tema se toman su tiempo. Toman birra. Wattie intenta charlar con el público, pero nadie le entiende un carajo y él se da cuenta. Tampoco le importa. Exploited suena realmente ajustado, prolijo, claro, como diciendo “ahora me la chupan todos”. Son los temas viejos los que generan más reacción en el público, los “Dog of war”, los “Troops of tomorrow” y algunos etcéteras más. Hasta que llegua el clásico quilombo de sus recitales y “Cop Cars” y “Fuck the USA” se llevan los mayores festejos. Exploited no respeta ni su lista de temas. Cambian el orden de algunos, y en total no terminarán superando los veintipocos.

Las canciones son cortas, el recital también, de toque llegan a la escapada antes de los bises. Es únicamente el baterista el que se queda en el escenario. Como puede, a puro gesto y sin palabras, invita al público a que suba, y a los de seguridad a que no se interpongan. Cuando la masa comprende esto y empieza a invadir el frente del escenario, el batero se vuelve a su banqueta y comienza con “Sex and Violence”. Para el que no conoce Exploited, que nos toquen “Sex and Violence” es como que a Maradona le cante “Me das cada día de más” Valeria Lynch al oído. ¡Y son muchos Diegos sin control antidoping! En consecuencia, los estigmatizados punks, algunos skins de incógnito y otros quilomberos, terminan colapsando el escenario con cánticos, abrazos, puños en alto y lo que podría ser retratado como “La última cena punk”.

Atentamente la muchachada desciende para que Exploited toque dos canciones más. Una de ellas es “Punks not Dead”. Ahí les salta la ficha a algunos camuflados que a contramano de cómo venían, no la cantan. Nos hacemos todos los boludos y terminamos la noche en paz.

 

FOTOS: Otto Gaubeca.
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