Edu Schmidt: «Si no hay tantas bandas que te rompan la cabeza es porque Cemento no existe más»

Edu Schmidt presenta su tercer disco solista, Loco, en su segundo hogar que es el Matienzo (“siempre me abrieron las puertas para hacer lo que quise”) este sábado 20 de mayo. “Es el único disco de los que hice que lo escucho, lo escucho casi todos los días”, reconoce el cantante, compositor, productor y multi instrumentista. “Me imagino que es porque la idea fue soltar muchas cosas, yo soy muy obsesivo y acá decidí soltar, entonces fue un disco en el que las canciones me terminaron ganando a mí».

-¿Termina siendo un disco más despojado?

-No, para nada. Siento que en la parte mía simple fue más simple, y en la parte compleja fue más complejo. Como que llevé esas cuestiones a los extremos.

-¿Cómo es sacar un disco en estos momentos en los que cada vez se escucha menos?

-Lo que no se sustituyó aún es el show en vivo. Lo que me mantiene haciendo música es el show en vivo, me gusta grabar canciones y todo, pero el show en vivo siento que me da a mí algo que no me da ninguna otra cosa en la vida. Hace años salgo también a tocar solo, está buenísimo, es un chabón solo con una guitarra y hay que pelar porque si no la gente se pone a charlar y todo eso. Así que descubrí una especie de súper poder (risas). La gente igual está mirando su celular, pero en algún momento eso va a decaer, como ahora el Instagram le gana a Facebook. Pero como dice Pinti, pasan las modas pero quedan los artistas. Pero el vivo, sean 50 personas o 5 mil, pasa algo mágico, y si no fuiste te lo perdiste.

-Le hiciste un tema a Cemento, y hace poco estuviste ahí en la presentación del documental, en el cual también participás como entrevistado.

-Chaban te apoyaba siempre, aunque lleves veinte personas. Me emocionó estar en Cemento, y encima toqué la canción, volví a tocar ahí. Hay un momento de la película que me emocionó mucho, que es cuando se escuchan dos mensajes que le deja Chaban a una banda que era onda hardcore. En uno dice: “te paso el teléfono de Nekro y su manager, lo tenés que llamar a Carlitos porque tenés que tocar con ellos, yo les voy a hablar pero llamalos”. Y pasa la peli y después de un rato se escucha de nuevo a Omar que dice: “¿Lo llamaste? Porque me dijeron que está todo bien para que toquen”. Se involucraba con la banda, y es una parte de la historia que se tiene que saber, porque si no hay bandas ahora que te rompan la cabeza es porque Cemento no existe más.

¿En qué momento de tu vida empezaste a explorar con tantos instrumentos?

-Lo raro es que yo empecé por el violín, viendo un documental. Mis viejos me llevaban de chico al cine Cosmos, que es donde se podían ver películas europeas en plena dictadura. Y esta película hablaba de un violinista que va a la China con Mao todavía en el poder pero abriéndose a occidente, y es uno de los primeros artistas occidentales que dejan entrar. Y el tipo les enseña a los pibitos que tocan muy bien y rápido, que son como robotitos pero que tocan sin sentimiento, ponele. Entonces les enseña a tocar con sentimiento, digamos. Yo esa noche soñé que tocaba el violín, tenía 6 o 7 años, y a los 9 empecé, así que estoy hace 34 años tocando el violín.

-Algo raro para el rock, para la música popular.

-Ahora no, pero en ese entonces sí. El más conocido capaz acá fue Jorge Pinchevsky, y antes Sergio Polizzi, tipos que se animaban a tocar el violín arriba del rock, cosa que afuera igual ya se hacía.

-¿Y qué escuchabas mientras tanto?

-En mi casa no se escuchaba música. Antes tenías que tener un equipo, comprar discos. Se escuchaba en la tele. Sí íbamos a ver grupos, ahí en los ‘80, que volvían de la dictadura, íbamos a ver a Mercedes Sosa o Serrat, artistas de protesta. Mi familia era de izquierda y eran como reuniones políticas en las que además se escuchaba música. Recién a los 12 o 13 años, un amigo con un walkman me pone un cassette y me pone Sgt. Pepper’s de los Beatles y me voló la cabeza. Yo entonces tocaba música clásica, folklore o tango, pero ahí ya arranqué con el rock. O sea, seguí estudiando, me recibí de terciario y después de profesor, todo más ligado a lo clásico o contemporáneo del Siglo XX, pero en paralelo ya tocaba y hacía canciones de rock, ska, punk.

-¿Cómo era ese comienzo en el rock?

-La primera banda con la que voy a tocar el violín tocando rock fue a los 17, se llamaba El Coyote Venció, estuve dos años, y al mismo tiempo los jueves participaba de una performance en Cemento con toda gente de más de 30. Tocaba el violín cuando entraba en la gente, había fuego o agua, y con ese grupo nos fuimos a Francia. Y a los 19 ya arrancó Árbol.

-¿Ya eras compositor en esa época?

-Ya tenía la búsqueda. A los 15 años hice un curso y me acuerdo que compuse una obra dodecafónica con flautas dulces, que la grababa de cassette a cassette. Y era todo medio raro y los tipos se me quedaban mirando porque estaba más pirado que todos ellos juntos. Después a los 16 hice un curso con Leo Masliah. Creo que era más compositor en esa época que ahora, ahí soñaba con cambiar el mundo de la música, ahora con hacer canciones más o menos lindas me alcanza.

-¿Como ves hoy a la distancia a Árbol?

-Creo que fue una banda muy grossa, que vino a seguir la línea de lo novedoso, lo revoltoso, lo descontracturado, o hasta lo marginal, que por lo menos yo, siento que lo heredé de Sumo, de Luca Prodan. También me hubiese gustado ver a la banda de afuera. De adentro es raro, y de repente hay 50 personas, 200 o 3 mil. Desde afuera haber visto todo eso debe haber sido grosso, de adentro fue una cosa que nunca terminás de entender. Tenía una actitud muy punk, y estoy contento de haber estado ahí, y relajado también de haber tomado la decisión en su momento de haberme ido, de haberme animado. No contento de eso, porque una ruptura es siempre dolorosa, pero sí conforme de ser consciente de que necesitaba otra cosa y no pensar ni en la plata ni en nada de eso. Yo desde mis últimos años con Árbol que estoy en una crisis muy fuerte que todavía me dura, que es buena porque de las crisis salen las cosas, que es lo de pensar por qué hago lo que hago, para quien, cómo hacerlo, y estoy todo el tiempo con eso. Pero cuando me relajo digo “que buenos los discos que hice”.

*Edu Schmidt presenta Loco este sábado 20/5 en C.C. Matienzo.