Narvales y Atropello Carregal: «La hicimos»

Hay sitios que son emblema de los períodos contemporáneos que se recordarán con cariño. Tal es el caso de Beatflow, un recinto que combina la comunión entre talento, buena gente, sonido y requerimientos sustentables para bandas emergentes. Cuestión muy significativa en una escena que al verse abarrotada por el exceso de demanda de lugares da entidad a los abusos de los intermediarios que suelen enturbiar y encarecer el producto final del artista.

Las altas expectativas que tiene este cronista con Atropello Carregal (FOTO) no sólo responden a su proyección, sus tres discos editados, sino específicamente al show de esta noche. Tamaña responsabilidad la de Gonzalo “Pollo” Fernández, guitarrista y ahora nuevo cantante. Porque más allá de lo traumática que pueda parecer la deserción de un cantante, la sabia decisión de conservar una base (de egos, conocimiento y empatía) los coloca en una transición que fluye naturalmente.

Por eso cuando abren con “Al Fondo” de su último disco Atropello Carregal Y La Moral De La Naturaleza (2014) la familiaridad no se pierde hasta para los oyentes más puristas. Las claves siguen siendo las mismas cuando el encapuchado Damián Magliola (Bajo) responde con acordes, distorsión y groove a la sana ciclotimia que nos tienen acostumbrados. En “Muerte Lenta” de su primera placa Marilyn Munro (2007), esa balada power en tono menor con letra loser desgarradora que gana en dramatismo cuando la violencia es aportada por los cortes y aporreos a los parches de Juan Manuel Fernández (batería). Todo eso sumado a que el buen sonido del lugar permite escuchar durante todo el espectáculo el hermoso set de percusión a cargo de Mauro Meinardo. El pequeño set reggae de la noche estuvo primero a cargo de una versión de “I Shoot The Sheriff” de Bob Marley, y luego “Chupasangre”, que tiene destino preferido para el público y también para el que les busque un probable hit radiable. “Fundación rejas y cerraduras” demuestra que el trabajo de violas sigue hermanado y en armonía con Guido Parisi (guitarra) asistiendo como soporte arpegiador, solista pirotécnico y potente, según lo pida la canción. Sumando más elogios… la subdivisión e independencia cerebral del Pollo que se banca cantar y tocar la guitarra en una banda de arreglos, climas y cambios a veces complejos es admirable.

A esta altura ya nos habían paseado por el rock, harcore, punk, reggae, funk. El final  a cargo de “Aquel Tiempo” (que también cierra su último LP) nos deja como conclusión que Atropello Carregal es una propuesta activa en estado de ebullición y un cambio permanente no alterado por ninguna circunstancia y que puede irse con su vanguardia al fondo.

El segundo plato fuerte estuvo a cargo de los platenses Narvales. Haciendo un poco de historia para entender el contexto, son una banda que se formó históricamente a fines del 2004, paralelamente a la terrible tragedia de Cromañón. Sufriendo ellos también la transición más dura en la historia del rock nacional.

A lo largo del tiempo fueron cimentando un estilo particular de rock. Las pruebas de ello se pueden ver en El Fin Del Principio (2008), luego en Un Segundo (2013), para luego dar lugar a Después De La Tormenta tercera placa, la cual vinieron a presentar oficialmente en Capital a Beatflow.

Penosamente la falta de costumbre del público de otras bandas que suele retirarse antes que finalice toda la jornada, hace que se vean unos claros para cuando arranca el show. La banda bautiza la presentación con “El Rey”, con guitarras rifferas y con la sorprendente voz de Nacho Bruno, quien con su tonalidad entre rockera y fortaleza metalera hace de su sonido un rasgo distintivo peculiar para este tipo de música. En “Exiliado” la intro contundente de bajo y batería se engloba en una dupla ideal que sostiene el tema entre guitarras galopantes a caballo de un lindo sonido rutero.

“Casi Un Naufragar” es una perla donde la melodía y los arpegios de guitarra ascienden hasta la explosión en el estribillo. En “Mis Muertos” pasó Eduardo Gervasio, voz de Pezones Cardozo, inaugurando una lista de invitados locales que se irían sumando durante todo el set. Más tarde entonces, en “Alguien” fue el turno de las voces Sebastián Borra (Escalando Peldaños) y de Pato Gesto, quien también arrancó la noche haciendo unos temas acústicos.

Pensar en la ciudad de La Plata y pensar en Los Redondos parece ser una referencia obvia menos para quien les escribe, que se quedó pensando como un gil. Por eso “Todo Un Palo” versionado fielmente hasta en su duración sacó una sonrisa en todos los presentes.

Para esa altura era emocionante ver gente adelante que se había venido desde tan lejos a acompañar a Narvales, muchos a bordo de un Microliche, como fue bautizado el transporte hacia la ciudad de la furia.

El bloque final iba a tener más invitados, como el Negro de El Delirio de la Parca (de Concordia), y Manu de la ascendente Sueño de Pescado, también platenses, quienes una semana antes habían invitado a Nacho a El Teatro de Flores. Ida y vuelta aporteñado sin dudas.

Con “Paro el motor” fue el cierre y todos los agradecimientos pertinentes para una banda que pasó con creces y firmemente por su primera producción propia en tierras porteñas. Esperaremos con ansias las siguientes.