Sepultura: Las raíces siguen sangrando

Para muchos Sepultura aún es la banda de los hermanos Cavalera. Max e Igor fueron los fundadores, pero ya hace mucho que andan por otros caminos. ¿Por qué entonces festejar 30 años si solo quedan dos integrantes de aquella banda que desde Brasil sacudió al mundo?

Un trapo que decía “Sepultura 30 years” era lo único que decoraba el fondo de un Vorterix acostumbrado al brillo de su pantalla de led. Un teatro repleto y vestido negro, donde metaleros de la vieja escuela se mezclaban con adolescentes que, celular en mano,  buscaban retratar el momento. El aire era espeso, oscuro, cargado de expectativa e impaciencia.

Andrea Kisser y Paulo Jr. salieron al escenario acompañados por Derrick Green, quien pone su voz desde la partida del mayor de los Cavalera, y Eloy Cassaagrande, quien se encarga de golpear los parches que alguna vez sacudió Igor. Todo era negro.

“The Vatician”, “Kairos” y “Propaganda” fue la triada encargada de mostrar las fauces de una bestia furiosa. Intensidad abajo y arriba del escenario, el suelo temblaba, Vorterix latía al pulso de los brasileños.

La masa se entregó a la banda desde el primer riff, vibraba de modo uniforme, solo separándose para volver a juntarse en un pogo freneticó. “Dead Embroynic Cells”, “Orgasmatron” (Cover de Motorhead), “Iner Self” fueron aclamados por el público, que miró a la bestia a los ojos cuando Cassaagrande comenzó con “Territory”.

Andrea sabe ocupar su rol. Más allá de que entró tres años después de reformada la banda, es uno de sus principales compositores y el encargado de mantener vivo el legado. Arenga, juega con el público, aprovecha su espacio para lucirse e intenta mantener vivo a Sepultura.

Paulo Jr. no desentona a sabiendas de que no puede ocupar el lugar de frontman, que no es para él. Se concentra en que su bajo no se despegue de la rabiosa batería de Cassagrande. Realmente lo logra.

Al frente de Sepultura, la figura de Derrick Green por momentos es imponente. Aunque solo sepa un puñado de palabras en portugués (sería demasiado pedirle al yankee que también hable español) logra conectar con la rabiosa masa que está debajo suyo, observándolo mientras grita, baila o golpea el tambor que de a ratos acompaña con percusión.

“Vamos a presentarles a un animal de la tierra”. Con este juego de palabras Andrea presentó a Andrés Giménez, quien fue recibido con tibios aplausos e incluso algunos murmullos. “Arise” con su impronta thrash y el clásico “Refuse/Resist” hicieron que el público casi pasara por alto la presencia del líder de A.N.I.M.A.L. y De La Tierra arriba del escenario. “Estos chabones se la bancaron siempre”, dijo Giménez homenajeando a los brasileros, aunque  pocos le dedicaron su atención.

La furia nunca mermó, eso quedó claro cuando se escuchó “Biotech Is Godzilla”. La masa oscura, negra y heterogénea enloqueció, deliró. “Este es uno de los mejores lugares en los que hemos tocado”, soltó Green y luego de la ovación de los presentes, “Ratamahatta” y “Roots Bloody Roots” enfrentaron a la masa con la bestia, para que se miren a los ojos una última vez.

¿Por qué festejar 30 años si solo quedan dos integrantes de aquella banda que desde Brasil sacudió al mundo? Porque pueden, y tienen con qué.

FOTO: Gentileza Santiago Ropero.