Sig Ragga: Contener multitudes

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Humo, tanto humo cuando se abre el telón. Hay máquinas de humo que nos humanizan y nos liberan de nuestra identidad. A Sig Ragga se lo ve borroso: ¡está bien! Parados con actitud mundial con la cara plateada. Unos trajes blancos y anchos de pies al cuello. Cuidado: es una banda de fantasmas que viene a desmaterializarnos.

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¿Por qué tanto humo? No es para que se vean las luces. El humo no es para que las luces se vean mejor e iluminen y esclarezcan. No, esto no es la ilustración y el poder de la razón. El humo es para confundirnos a todos un poco más. Apretarnos y no saber dónde empieza uno y donde termina el otro, para

no saber

de quien es

la transpiración.

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¿Se disfrazan porque no quieren ser ellos? Estamos incomodos, no porque esté hasta las manos, sino porque lo que esperamos que pase no pasa. Nadie nos dice “buenas noches”, ni “gracias”, ni la batería está atrás, ni la guitarra adelante. ¿Por qué mierda no hablan estos tipos? Al final terminas entendiendo: la cara es el mensaje. Habitar otros lenguajes, porque hablar sería un exceso inútil que no podríamos tolerar.

4

Nos

otros

estamos

descentrados.

5

Casi ningún tema sonó como en los discos. Evidentemente vinimos a ver una creación y no una reproducción. Repetir, repiten las máquinas y siguen tirando humo. ¿Quién es quién? “Feliz”, el tema más esperado, no lo hicieron como nos llegó en el cd y nos gustó tanto. Tocarlo como lo escuchamos en nuestras casas hubiera sido lo más efectivo, por eso no lo hicieron. Esa es la idea. Vas a ver, que en cuanto puedan, van a querer moverte el fundamento.

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Sig Ragga no hace reggae. El reggae es un género conservador para ellos. Repleto de absolutos, de lugares comunes en donde descansar, plenamente carente de incertidumbres, demasiado endiosador. Un género es más que un ritmo, es una estética y una ética. Y el humo y las máscaras que proponen no buscan enlazarse con algo transcendental y alcanzar una autenticidad, preguntar: a ver quién es quién, qué haces, qué pensás, qué consumís. Tener una identidad única es un invento del estado moderno y del documento nacional de identidad. Sig Ragga es más preguntas que respuestas, son disfraces para no saber quién es quién. Humo

                                                                                                                                                      y gente

que contiene

multitudes.

7

La próxima, deberíamos ir todos disfrazados. No llevar documentos y cambiar de nombre, de género, de nación, de tradición, de idioma a cada rato, a cada tema,

                                        si queremos

que algo extraño

nos zarpe.

 

 

FOTOS: Julieta Lapeña.

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