Iván Noble: La metamorfosis

El emblemático rock barrial, masivo y contestario de los ’90 parecía despellejarse. Corría el año 2009 y Los piojos anunciaban su separación. Sin embargo pasado un tiempo, Andrés Ciro volvería a los escenarios, con su banda Ciro y los persas, manteniendo gran parte de esencia piojosa en sus shows. En el mismo año, otro grupo emblemático de nuestro rock, Bersuit Vergarabat, entraba en un “parate indefinido”. Tiempo después, Gustavo Cordera arrancaría su carrera solista, con algunas canciones alejadas a los mejores temas de Bersuit, pero con otros que tranquilamente podrían haber sido cantados en algún recital en pijama…

Antes de todo aquello, en el año 2002, y Los Caballeros de la Quema, mítica banda nacida en Morón, anunciaba también su separación. Tiempo después, su cantante y líder, Iván Noble, volvería nuevamente a los escenarios, aunque parte de esa esencia de rock barrial, de canciones ingeniosas con letras fuertes, fue quedando en el camino.  Luego de dos discos con resabios de aquella impronta caballera, canciones como “Todos atrás y dios de 9”, o “Basta para mí” fueron quedando en el freezer, para ser reemplazadas por baladas que comenzaron a salir a la cancha siempre de titulares. ¿Es bueno? ¿Es malo? No hay una respuesta objetiva al respecto, aunque para el público femenino que el pasado viernes visitó La Trastienda, es el momento ideal.

Llegando las 21 30, suenan los primeros acordes de “Todo tan raro” en la acústica de Noble, y los primeros “¡Te amo Iván!” del público no se hacen esperar. Pasada una linda versión del tema de los Caballeros, al rato llegaría “La chica que nadie saca a bailar”, una letra ingeniosa de esas que acostumbra el muchacho oriundo de Morón, seguida por una gran versión de “¿Qué pasa en el barrio?” y varias canciones de su reciente disco, Pistolas al amanecer (2013), como “Demasiado poco amable” y el tema que da nombre al álbum.

Luego de uno de los puntos altos de la noche con “Otro jueves cobarde”, pasa “Los tipos como yo” y llega un gran momento en San Telmo: se va la banda y queda Iván en un banquito con su acústica, acompañado por el bandoneonista Iván Hernández para hacer una excelente versión tanguera de “Fulanos de nadie”. Más tarde, otra invitada de lujo, Adriana Varela, para hacer otro tangazo, “Las cuarenta”. Rolo Zabala se sumaría para  hacer, “La hermana de la coneja”, de Jaime Roos, canción que Iván dedicaría a Estela de Carlotto con gran emoción.

“Tocar tango sin bandoneón es como ir a jugar al fútbol en chancletas” larga desde el escenario antes de “Fulanos de nadie”. Uno de los fuertes de Iván Noble es, sin dudas, el uso de sus metáforas, una marca distintiva en sus canciones (especialmente las futboleras). Esas metáforas forman parte, entre otras, de “El chico de los mandados”, lindo tema que vendría acompañado de una divertida reflexión con la que más de uno del público masculino seguramente se sintió identificado. Es el turno de “Waterloo” y “Donde gustes y cuando quieras”, que dan lugar a tres temazos: “No cuentes conmigo”, “Olivia” y “Un minuto antes de dejar de quererte.”

Llegando al final, una excelente versión de “Mientras haya luces de bar” es la antesala de “Me olvidé de vivir” y un cover de la histórica “Esperando nacer” de Serú Girán. “Oxidado” cierra la noche. En las mesas de La trastienda, cervezas ya vacías, servilletas abolladas y algún que otro billete de propina. En la mente de este cronista, una contradicción: su “yo nostálgico” llora por aquellos tiempos de “Macho chaparrón” y “Cero mensaje en el contestador”, pero eso no opaca el indudable talento para hacer canciones que tiene ese tipo de rulos e hincha de Boca que se acaba de ir del escenario.

 

FOTOS: Julieta Lapeña.

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