Viticus no detiene su motor

Enero derrite la ciudad de Buenos Aires, literalmente, en el verano más impiadoso de los últimos 50 años. Sin embargo la temperatura cedió el viernes, justo la noche que Viticus convocaba a Vórterix para su primer show de 2014 y todos los presentes agradecidos.

La apertura estuvo a cargo del trío Humo del Cairo cuya oscura y pesada música amenizó durante 45 minutos. Los oriundos de Ramos Mejía desplegaron un set de negro rock psicodélico, de estilo stoner, complejo y versátil. Mientras, el teatro se poblaba de chalecos con parches de moto club, de seguidores añejos de Riff y de damas de riguroso cuero ajustado. Una auténtica noche de clásico hard rock.

Un poco pasadas las nueve, el telón se abrió y una formidable ráfaga de rock and roll puso al público a saltar y cantar, en una explosión de brazos en alto. Viticus —en su regreso como cuarteto, que tan bien le sienta— necesitó solo una canción, «Euskal Herria», para encender el delirio y la alegría de un teatro relajadamente lleno. La banda del inoxidable Vitico —en inmejorable estado, un coloso con su bajo Fender— venía de presentar a fin año el video de esta canción en este mismo escenario. Tan justo como inevitable, rápidamente apareció el espíritu del gran Carpo Napolitano. Se hizo presente en una veloz y ajustada versión de “No detenga su Motor”, acompañada por la imágenes de Easy Rider, el clásico road movie de Dennis Hopper.

“Desesperado”, “El marqués bajo la luz” y “Ruedas de metal”, sonaron como el motor de una coupe chevy a todo gas, conducido por Sebastián y Nicolás Bereciartúa, los diestros y versátiles guitarristas de la banda, que a la hora de cantar, lo hicieron con gran solvencia. Cuando Vitico anuncia “Esta Noche hay Rock & Roll” —y vaya si lo hay— no puede evitar mostrar la felicidad que le produce, desde hace ya cuatro décadas, tocar estas canciones que ya son un estilo de vida. En busca del final llegaron “Mi Nuevo Chevrolet”, “Solo” y el clásico de Riff “Susy Cadillac” que transformaron al público en una masa enloquecida y al pogo en una mágica muestra de gratitud. Los bises, “El Forastero” y “Que sea Rock”, fueron el mejor broche para un concierto extraordinario. Luego de dos horas de auténtico hard rock argento, Viticus demostró con gran personalidad, ser el baluarte definitivo del legado de Pappo.

En la calle, enero ya no derrite la ciudad, sin embargo, la fría brisa de la noche porteña no alcanza para apagar el fuego que Vitico y los suyos encendieron en Vórterix.

 

Foto: Gabriel Lopez