La amistad entre el hombre y la mujer

Filósofos existencialistas, poetas, pintores, etc. han escrito sobre este tipo de relación compleja, por lo tanto no hay nada nuevo que una columna de mal humor pueda agregar. De todas maneras, y a pesar de todos los giles que suponían que iba a terminar la columna en el párrafo anterior, se pueden dar una serie de estadísticas que surgen de una mínima investigación realizada en el Gran Buenos Aires. (para los intelectuales que aprobaron 5 materias de Sociología como A. Fantino y creen tener autoridad académica para criticar, sí, se hizo una muestra representativa de 25 casos; para las feministas fanáticas y recalcitrantes que lean esta columna, si, esas 25 personas fueron todos hombres):

 

Primera pregunta: ¿Por qué carajo un hombre se hace amigo de una mujer? La encuesta realizada en la salida de la Estación Triunvirato arroja que un 94,5% lo hace para poder bajarle la caña, un 4% por que “me parece interesante”, 1,5% “que te importa”.

Primer resultado arrojado: difícilmente un hombre inicie una relación amistosa con una mujer sin algún tipo de doble intención detrás (que se puede concretar en el corto, mediano y, la mayoría de las veces, en el largo plazo).

 

Segunda pregunta: De las relaciones amistosas que ud. inició con una mujer, ¿cuantas tuvieron un desenlace amoroso y/o sexual? 68% Ninguna, 12% la mitad, 10% todas, 10% estoy apurado por que no me dejás de romper los huevos.

Segundo Resultado: Siendo hombre, no es fácil concretar una relación amorosa o sexual con una mujer si el comienzo es con una amistad. Implica poner en práctica la paciencia, lo que se denomina como “laburo fino” y muchos hombres no están dispuestos a hacerlo. Claramente depende del momento en el que el hombre esté. Si hace 2 años y medio que no la pone y tiene 45 amigas, puede llegar a brindar indicios leves de que se la come con ganas.

 

Tercera pregunta: ¿Qué tipo de mujer ud. elije para hacerse amigo? 97% la que se parte en 7000 mil pedazos, 2% la que tiene plata, 0,5% la que se prende en los picados y el otro 0,5% te dije que me dejes de romper los huevos que llego tarde al laburo.

Tercer resultado: Si uno es feo o siente que con las mujeres bellas difícilmente pueda concretar algo de inmediato, la estrategia fundamental es hacerse amigo de las mujeres infartantes. Hay un límite muy pequeño que divide el amigo del esclavo directo de las mismas. Ellas juegan con alguna posible concreción y desde ahí pueden llegar a rodearse de un séquito de pusilánimes/amigos corriendo de aquí para allá.

 

Conclusiones generales: La mayoría de las amistades entre hombres y mujeres iniciadas por los primeros conllevan detrás una doble intención que puede concretarse en el corto, mediano o largo plazo: bajarles la caña. Las amistades verdaderas, aquéllas que no están teñidas por un aire pura y exclusivamente sexual, se concretan una vez que el hombre ha desistido de querer llevar a la cama a su amiga. Gracias giles.