Once Tiros: «Es un gran momento de la banda»

Si alguien aún duda del cariño que se le tienen a las bandas uruguayas en nuestro país, esta incertidumbre se puede disipar tranquilamente con el festejo de los quince años de Once Tiros. Los montevideanos festejan su aniversario en nuestro país, presos (en el buen sentido) del cariño de un público porteño que los adoptó como propios. La cita es el sábado 12 de octubre en Groove, y como yapa habrá grabación de DVD en vivo. El cantante Pablo Silvera y el guitarrista Santiago Bolognini, hacen un repaso por una historia cargada de matices. De momentos extraños, de glamour y violencia, de calles cortadas y de imanes

“Estamos llegando al principio”, parafrasea Pablo a una canción de su último disco, Imán (2011). “Es un momento de una identidad fuerte de la banda, una unión importante. Logramos eso, uno está más maduro, logramos entendernos musicalmente y como personas. Es un bueno momento, no sentimos cansancio. Por eso llegando al principio, podemos decir que esto recién empieza, aunque sabemos que no es así”.

¿Notan en las canciones el cambio de edad?

Pablo: -Sí, y al momento de elegir canciones para tocar también. Pesa el momento compositivo que uno estaba pasando en ese entonces, y si realmente puede volver a ponerse en ese lugar y transmitir lo que sentía.

-¿Les pasa el hecho de resignificar las canciones viejas?

Santiago: -Hay canciones que tienen otra lectura, ya no somos los mismos. Pero hay momentos que te sorprenden gratamente, una relectura del presente a través del pasado.
Pablo: -En estos 15 años hay gente que ha crecido y gente nueva. Hay gurises adolescentes que no vieron nunca algunas canciones en vivo, entonces queremos hacer esas canciones para ellos, siempre que nos sintamos en condiciones de hacerlo. Y en vivo todo cobra otro sentido, tienen una vida las canciones que en el ensayo no las podes percibir, el feedback con la gente se da en ese momento, no hay forma de predecir.

-Recuerdo que cuando arrancaban los echaban del boliche después de tocar porque eran menores de edad, ¿cómo eran esos primeros momentos de la banda allá por 1998?

Santiago: -Fantásticos, recuerdo un boliche, Indigo, que tenía tres pisos, tocábamos en el sótano.
Pablo: -Yo recuerdo haber pasado trapos de piso, lampazos para secarlo, porque había llovido. Aprontando todo para poder tocar. El lugar te lo daban pero arreglate vos.
Santiago: -El último toque que tuvimos, ya salíamos, era de día, y llegó una fiscal y un equipo de policías a embargar el lugar. Nosotros salíamos con los equipos e instrumentos, llévense todas las mesas y sillas pero esto no, ¡por favor!
Pablo: -Y después pasaba eso, al principio éramos todos menores, entonces transábamos de quedarnos afuera del boliche hasta subir a tocar. Si estábamos en el escenario pasábamos desapercibidos, pero si no había varias razzias, y un par de veces nos tocó. Cédula y afuera, y después adentro un rato (risas). Era eso, había que estar dos horas afuera del boliche antes y después, pero ta, podíamos tocar.

-El público era más grande que ustedes se podría decir…

Pablo: -Somos como la banda más chica, con nuestros coterráneos somos los más chicos.
Santiago: -Para con nuestros músicos contemporáneos éramos como los benjamines. Y era muy raro, nos veía a ver gente más grande.
Pablo: -Además era el atractivo, ir a vernos, a ver a los pendejos como tocan. Después crecimos y ya fue.

-Y eran incorregibles.

Pablo: -Éramos chicos, nos juzgaban como grandes pero éramos chicos. Es la vida misma.
Santiago: -Si estábamos en los ’70 éramos lo mejor, acá en los 2000 fuimos incorregibles. Yo pensaba que el rock era descontrol (risas).
Pablo: -Pero no, te tomabas una birra, pateabas un vidrio y te hacían quilombo. Quilombo por todo te hacían.

En el año 2002 Once Tiros incursiona en Argentina, y como casi todas las bandas uruguayas, gracias a La Vela Puerca, la primera parada obligada parece ser el Salón Pueyrredón de Plaza Italia. “Le estamos eternamente agradecidos a La Vela, al Batra y a todo el Salón, por ellos fue que llegamos ahí”, recuerda Pablo, y Santiago acota sobre como se toparon con el público argentino: “Tocamos con Las Manos de Filippi en la Facultad de Filosofía. Era el momento más montonero de la banda, había unos tubos, la gente saltaba de los tubos al público y nosotros veníamos de tocar en Montevideo y no entendíamos nada”.

Pablo: – Ya nos fuimos dando cuenta como era el rock acá, la cultura que nunca paró y nos encantó, y la diferencia con Uruguay, no es ni mejor ni peor, es distinto. Hay cosas diferentes, sutilezas, pero las hay.

-¿Por qué creen que el rock uruguayo explota en Argentina en el momento que explota?

Santiago: -Lo que pasa acá fue un reflejo de lo que sucedió allá. Si bien siempre escuchamos rock argentino, y acá se escuchó música uruguaya, tal vez el diálogo no era tan fluido. Entonces el reflejo de la explosión del rock en Uruguay llegó acá. El diálogo entre las dos orillas es inevitable, tenemos casi la misma cultura. Nosotros crecimos escuchando grandiosos músicos argentinos, y capaz ahora algunos argentinos crezcan escuchando la música uruguaya, y eso me parece súper positivo.
Pablo: -También es el laburo de hacer todo desde el principio. Acá tenes que venir a dormir donde podés, buscando amigos. Hay bandas en Uruguay que ya tienen su camino hecho y por ahí ya no tienen ganas de venir acá a ser under de nuevo. Esto ya está, ya la pasé, no tengo ganas de hacerlo de nuevo.
Santiago: -También puede haber un espacio vacío que fue llenado por bandas uruguayas. Y está buenísimo.
Pablo: -Si vos ves bandas de reggae, una uruguaya y una argentina, hay sutilezas que se notan las diferencias. Hay un dialogo propio, y eso la gente lo notó y le gustó.

-¿Con qué nos vamos a encontrar en Groove?

Santiago: -Vamos a hacer lo que más nos gusta en estos quince años. Creemos que nuestro fuerte es el vivo, y vamos a hacer un repaso de los temas que han sido los caballitos de batalla durante mucho tiempo, y algún invitado sorpresa.
Pablo: -Hay que aclarar que esto no es un disco que se le deba a alguien contractualmente, viste que siempre pasa. Esto teníamos ganas de hacerlo hace mucho, y cuando grabamos Imán sabíamos que el próximo iba a ser en vivo. Realmente hay ganas saladas de dejar plasmado lo que es la banda en vivo. Es una banda que se merece tener algo audiovisual registrado, porque es un momento único.