La Vela Puerca en el Luna Park: Festejar para sobrevivir

Luego de siete años de ausencia en el estadio que los vio consagrarse ante el público porteño, La Vela Puerca volvió a tocar en el Luna Park. Una vez más, la fiesta imparable de los charrúas se desató con la misma intensidad arriba y abajo del escenario.

Tuvieron que pasar siete años para que la energía de La Vela Puerca volviera a hacer vibrar el Luna Park, pero la espera valió la pena. Esta vez, la celebración de música y resistencia tuvo lugar durante el penúltimo jueves, viernes y sábado de agosto; tres noches de luna llena tanto en el cielo como en el estadio de la Avenida Madero.

En esta oportunidad, los encuentros tuvieron un motivo especial: la grabación del DVD Uno Para Todos, el segundo de la banda, ya que en el año 2009 lanzaron Normalmente Anormal, el cual registra una serie de recitales en el Estadio Ferrocarril Oeste de Buenos Aires y en el Teatro De Verano de Montevideo. Otro buen pretexto para volver a festejar con su público porteño, que seguramente sea el más grande del mundo, fue el lanzamiento de las tres canciones que integran Pasaje Salvo, un EP grabado el pasado abril que se puede descargar del sitio web de la banda cuyas canciones fueron protagonistas durante las tres noches.

Así, pasadas las 21 horas del jueves 22, los ocho miembros de la banda emblemática del Uruguay que está por llegar a las ¡dos! Décadas, irrumpieron en escena con “Sobre la sien”, la canción que abre su último disco Piel y hueso (2011), a la que le siguió, como en el álbum, “Y así vivir”. Mientras tanto, en el campo del Luna Park los globos aportaban el color que solían aportar las bengalas y el estadio desbordaba de esos adolescentes que son concientes de que están, definitivamente, en el mejor momento de su vida.

La primera etapa del show estuvo integrada por temas de todos sus discos, pero principalmente de Piel y hueso, con momentos sobresalientes como “Todo el karma”, donde Sebastián “Cebolla” Cebreiro entrega a la gente todo lo que tiene para dar, ese himno de El Impulso (2007) que es “Colabore” y una versión intimista de “En el limbo”, con “El enano” Sebastián Teysera acompañado únicamente por el teclado y el violín.

Dos horas y media bastaron para que La Vela Puerca demuestre lo que mejor sabe hacer: poner en palabras sentimientos muy propios de la raza humana. Más que contar buenas historias, sus canciones pueden representar y adaptarse a un imaginario de situaciones que de otra manera sería inabarcable. Ahí está la identificación principal entre la banda y su público: en el don de usar las palabras como hay que usarlas para hablar de las cosas simples, esas que realmente importan, del jardín y los amigos, como lo hacía Manal en un plano musical completamente distinto.

Entre los bises no faltaron “Vuelan palos” y el “Vamos La Vela de mi corazón”, “Potosí”, “Llenos de magia”, “Por la ciudad” y “Para no verme más”, que dieron paso a “El Profeta”, esa declaración de principios en la que afirman que “hay que tomarse un tiempo pa’ comprender que solamente sos lo que sos, de ahí a todo lo que tú quieras ser, eso ya depende de vos”. Es que además de tocarlo, gritarlo y sentirlo, ellos lo hicieron. Y eso se nota.

Fotos: Gentileza Santiago “Gallo” Bluguermann