Inauguramos una nueva sección en ABdT, con la cobertura de giras de los grupos de rock. A diferencia de lo que casi siempre veremos en un futuro, con bandas porteñas viajando por ciudades del interior, la primera historia se la llevarán los uruguayos de La Chancha en su visita a Buenos Aires durante el 22 y 23 de noviembre de 2013.
La historia de La Chancha nos lleva hacia mediados de los años ’80, donde terminaba la primera primavera rockera de Montevideo. Con múltiples cambios de formación, de estilo, de nombres y de propuestas musicales, la histórica banda nunca cambió su forma de pararse frente al sistema: la independencia ante todo y la autogestión los llevaron a ganarse un lugar importante dentro de la escena local.
Pero no se colaron en la estela de la moda uruguaya en nuestro país. Esporádicos shows en Buenos Aires como power trío a fines de la década pasada, se hicieron más asiduos a partir de 2012, con el formato playero, que es nada más ni nada menos que un set acústico donde las interesantes letras logran asomar aún más y se dejan escuchar con claridad, acompañadas de la delicadeza de guitarras y bajos acústicos, cajón y saxo.
Así llegó entonces La Chancha Playera a Buenos Aires una vez más el último fin de semana largo del año, para presentarse en Club Premier (sábado 22/11) y Cátulo (domingo 23/11). Ambos lugares ya habían sido testigos de las ligeras palabras del cantante Juan Bervejillo en otras ocasiones del mismo 2013.
Una cancelación a último momento impidió a la banda debutar en Rosario. Cambios de pasajes urgentes los encontraron llegando de a tandas en diferentes barcos, para adentrarse en el barrio de Caballito. Una ligera prueba sonido ya tuvo a los yoruguas dispuestos a ser parte del show.
En el marco del Festiclub que se hace todos los sábados en Club Premier, La Chancha fue la primera de cuatro ofertas que habría en la noche. De a poco iba llegando gente al lugar, para deleitarse con la versión tanguera de “Que viene después”, o asintiendo con una mueca ante “La felicidad te necesita estúpido”. Cuarenta minutos sirvieron para un gran set que no contó con tantos espectadores.
Al día siguiente, en el barrio de Palermo, ya se respiraba desde temprano un aire a show de esos que quedan en la memoria de los presentes. Los locales SensaFilo se aggiornaron a lo acústico y presentaron reversiones de sus canciones en una más que agradable previa del número principal. Allí de nuevo, Juan Bervejillo (voz y guitarra), Alejandro Nari (bajo y coros), Javier Pérez (guitarra y coros), Daniel Aguerregoyen (percusión) y Diego Lozza (saxo), consolidaban el doblete porteño.
Un concurrido Cátulo respondía con cerrados aplausos ante cada canción. Muchos uruguayos que moran en la ciudad llegaron como buscando (y encontrando) un toque de nostalgia de la buena, mientras que los argentinos disfrutaron como sintiéndose especiales por estar presentes.
El combo “Si mañana no es muy tarde”/”La cigüeña” es de los más festejados, con divertidas explicaciones del cantante entre canción y canción. “Yo jugaré” es de las más coreadas, y el final pide bises una y otra vez hasta que “La curiosidad no mató al gato” asegura que es el cierre definitivo.
Lejos de los mega estadios que están recibiendo a La Vela Puerca y No Te Va Gustar, también lejos de los cada vez más masivos shows de El Cuarteto de Nos y Once Tiros, La Chancha visita los barcitos y clubes de Buenos Aires para unos pocos (pero cada vez más) privilegiados que gozan de uno de los mejores productos musicales que podemos disfrutar del país vecino.
Al día siguiente, el barco devuelve a los chanchos a su Montevideo natal, mientras los uruguayos y argentinos que disfrutaron sus shows esperan con ansias una nueva visita. Prometieron que no falta poco. Desde este humilde espacio les recomendamos que estén atentos, y la próxima oportunidad no se la pierdan.