Se están aproximando las diez de la noche y no logra sintonizar bien, que se escuche claro, que se entienda. Está en casa y lucha con la radio, su hermana Soledad anda en su cuarto o por el living. Él no soporta que esté arrancando el programa y se pierda entre sacudones de volumen y fritura, entonces decide salir a la calle y probar con el estéreo de su auto.Se sienta en el Galaxy bordó y prueba: ¡Vamos!, funciona, ahí se escucha. Se relaja mientras el conductor lee un mensaje: “Soledad le manda saludos a su hermano que escucha Interferencia Punk adentro del auto”. Lo que arrancó como una gracia terminará en una costumbre. Soledad y sus amigos, los jueves que el clima se los permite, andan en un Renault Clio por las ventosas calles de Rio Grande, Tierra Del Fuego, escuchando Interferencia Punk, el programa de punk rock más austral del mundo.
Argentina, inconexa extensión de ricas tierras tercermundistas, posee una isla grande en su límite sur, y allí tres flacos llevan adelante un pacto. Contra la ferocidad del clima (que ellos ya ni sienten) y cualquier lógica que busque sustento en la rentabilidad económica, emiten un programa especializado en Punk Rock. Matías Fernández, fundador y conductor principal, refuerza lo intrépido: “una de las cualidades principales de Interferencia Punk es difundir bandas locales, apoyar la escena fueguina y patagónica”. Así, desde la antesala del fin del mundo, viajan hacia el resto del planeta dos horas semanales de una agenda punk honesta, y principalmente nacional.
El invierno dura 8 meses, las bandas hasta el desarraigo. Esa suele ser la regla: puede haber un año menos o más frío, pero siempre es crudo; puede haber banda que no le pase, pero la mayoría se separa cuando sus músicos inevitablemente parten hacia otra provincia por trabajo o estudio. Interferencia Punk, por el contrario, arranca a la inversa, en octubre del 2010, y luego que de Matías vuelva de Rosario, provincia a la que había ido a estudiar. Era una cuestión pendiente, un difícil proyecto que había maquinado mucho antes de partir, de más chico cuando escuchó otro, viejo y extinto programa radial fueguino de Punk. Empujado por la impronta cultural rosarina, volvió a Rio Grande con todo y cumplió su proyecto. Puso al aire su programa de radio, Interferencia Punk, primero saliendo los domingos, y actualmente los jueves a las 22hs por Radio Mega.
En la conducción a Matías lo acompañan Facundo y Pogo. Facundo es su hermano menor. Pogo es un oyente que un día apareció en el estudio y no se fue más. Los tres tienen algo en común, los apasiona la música. A Matías lo marcó Loquero, lo impactó la primera vez que los vio en vivo. A Facundo, Rata Blanca le genera éxtasis. Pogo elige la no tan conocida Marzo del 76, le resulta rancia como la vida misma, lo dice fascinado.
Fuera de Tierra Del Fuego, Interferencia Punk se escucha por internet. Hacia adentro, el programa también viaja por el éter, y se da a conocer en la vía pública, en panfletos y afiches. Así se unió Pogo, por un panfleto azotado por el viento durante un concierto de los locales Sin Costo, al aire libre en la costanera. Luego de enterarse de la existencia del programa, se acercó a la emisora junto a una banda amiga, Los Peludos. Interferencia no solo recibió a la banda para difundirla como hace con todas las bandas de Punk Rock que arriman su material, sino que también sumo a un integrante a su equipo.
Facundo es más del heavy metal, pero como en todo el país, los fanáticos del Heavy y el Punk suelen andar juntos, y dividen el oído entre bandas de un estilo y otro. En Rio Grande, una banda rolinga como La 25 puede juntar 10.000 fanáticos, pero una de renombre (no consagrada mediáticamente) de metal pesado o punk ni sueña con la mitad de ese número. Mientras las bandas más representativas del punk nacional, como Sin Ley, 2 Minutos, Cadena Perpetua o Mal Momento (entre otras), han visitado todas el suelo fueguino, dentro del Metal Pesado no aconteció lo mismo. El exponente más grande del metal nacional, Ricardo Iorio, visitó Rio Gallegos con Hermética en el 94 y con Almafuerte varias veces, pero nunca más al sur, más allá de Santa Cruz. Será este contexto lo que, más allá del vínculo sanguíneo con su hermano Matías, pone a Facundo en Interferencia Punk, o lo que logra que a un fanático de Rata Blanca también le guste mucho Sin Ley.
En el Renault Clio suenan infinidad de bandas punks, de todas las convocatorias, de largas discografías o de un simple demo, pedidas por otros oyentes o antojadas por alguno de los conductores del programa. Interferencia Punk respalda a un género en una provincia, aunque no sacan chapa ni hacen de eso un slogan; son promotores culturales que no solo hacen radio, también han sido anfitriones responsables de la llegada de bandas punks de otras partes del país a su provincia, algo que en Rio Grande no se da todos los días.
Interferencia Punk une Tierra del Fuego al continente. Las desestructuradas dos horas del programa, cargadas de mucho y variado punk rock, combaten las dificultades naturales y políticas de un país históricamente inconexo e incomunicado. Tres fueguinos apasionados, con todo lo que eso significa, sostienen el programa de radio de Punk Rock más austral del mundo.