En medio de un escupitajo certero hacia la actualidad del sistema rockero nacional en la canción “La escena” de La Chancha Muda, la frase “No sé si pueda salvar al mundo/pero algo vamos a inventar” parece florecer entre tanto apocalipsis musical. Ya es casi el final de Sinfonías Libertarias (2016) y la banda engloba en una canción todo lo que propone, y nos hace recordar aquel titular que nos regalaron en una nota hace tres años.
“Lamentablemente no han cambiado las cosas en ese sentido. Las reglas, por demás hostiles para las bandas del under, las siguen poniendo unos pocos que manejan la cuestión”, argumenta Gonzalo Pascual, cantante y compositor de la banda a la hora de charlar acerca de cómo ve hoy justamente a la escena. “El artista que no tiene gran convocatoria tiene que pagar y adecuarse a lo que hay, y si no le gusta, vendrá otra que acepte, bandas hay de sobra”.
-Pareciera que no hay salida.
-Esto no solo es enormemente dañino para el under y para la cultura en general porque limita las posibilidades, sino porque también fomenta la homogeneización de las bandas. La desesperación por llegar y por «pegarla» lleva a hacer cualquier cosa para lograrlo, la repetición de fórmulas, priorizar la imagen y las apariencias, la imitación, la farandulería, la chatura, se pierde el eje. Los medios no ayudan, y la gente termina consumiendo cualquier cosa, lo que hay. Creo que está todo dicho en la canción.
-¿Y ustedes como se ven dentro de esta «escena», justamente?
-Nosotros hacemos todo lo posible por salirnos de ese lugar. Tratamos de hacer la nuestra y creo que se nota, por la música que hacemos, por lo que decimos y por el perfil de la banda. Ponemos el foco en otro lado. Nos encantaría vivir de esto, ni hace falta aclararlo. Pero el tema es que el fin no justifica los medios, al menos no en este caso. Intentamos no perder el sentido de lo que hacemos. Para eso es muy importante tener los pies sobre la tierra, saber dónde estamos parados y sobre todo hacia dónde queremos ir. El tema es que a veces no es fácil salirse cuando el espacio es tan estrecho y casi todo alrededor conspira en esa dirección. Es una lucha casi cotidiana te diría. Pero que consideramos imprescindible sostenerla. Está en la esencia de La Chancha.
El próximo sábado 26 de noviembre llegará la presentación de Sinfonías Libertarias en Uniclub del barrio de Abasto. El particular formato en forma de libro propiamente dicho, con una historia escrita e ilustraciones, llama la atención acompañando a las once canciones que consolidan una propuesta musical potente y variada, acompañada por la entrega de letras duras, por momentos directas y rabiosas, y que terminan siendo un puntal fuerte y característico.
-¿Sienten a las letras como fundamentales a la hora de hacer música?
-Sí, por supuesto. La posibilidad de tener un arma de difusión y de comunicación tan poderosa como lo es una banda, en un mundo donde hay tantas cosas funcionando tan mal y tanto bombardeo de mensajes alentando todo ese malestar, sentimos que no podemos no aprovecharla para bajar otro mensaje distinto. Así sean 10, 50, 500 o miles las personas a las que les llegue. Es el deseo y la necesidad de transformar lo que nos termina moviendo. Lo que nos convoca primitivamente es la música, eso está claro, pero una vez convocados, cuando esto se echa a andar, el mensaje es fundamental.
-¿Qué sienten que cambiaron para esta oportunidad luego de tres años de la salida del disco anterior?
-Cambiar, cambiaron muchas cosas. Desde el vamos, pasaron tres años. Para este disco pudimos aprovechar todos los aprendizajes que nos dejó el anterior, que fueron muchísimos y en todos los aspectos. Por otro lado, cambiaron el bajista y uno de los violeros, y dejamos de tener percusión. Creo que la banda hoy está más madura. El tiempo hace que las cosas decanten solas. Habíamos hecho un trabajo previo en Ya no queda más lugar bajo la alfombra, y esta vez incrementamos ese laburo aún más. A su vez redujimos el tiempo de realización, entendimos que el disco es una foto, y si uno no comprende eso, se hace interminable. Entonces pudimos conseguir esa frescura y esa espontaneidad que se potenciaron más todavía grabando las bases todos juntos al mismo tiempo (bata, bajo y dos violas), algo que para el anterior lo habíamos hecho por separado. Hubo otra energía rodeando todas estas cuestiones que fue muy importante para el producto final. Las canciones del disco anterior variaban mucho en su fecha de composición, en este caso fueron todas canciones más cercanas en el tiempo y eso hizo que tengan otra relación entre ellas, que estén mucho más emparentadas, y que le dieran un sentido mucho más fuerte al disco conceptualmente y como obra. Es un disco donde predomina más el rock, un disco más serio y con un vuelo más interesante y profundo.
-¿Y qué ven que sigue siendo igual?
-La esencia de la banda se conserva, la fuerza y la contundencia están, esa cuestión rabiosa y combativa que caracteriza a La Chancha, y las letras que escupen todo desde las tripas y para todos lados. Por otro lado seguimos apostando al formato físico y a ofrecer un material que realmente valga la pena tener en la mano con todo el inmenso trabajo que esto conlleva. En este caso el formato que adoptó el disco fue el de un libro propiamente dicho.
-¿Cómo se vive la previa a un show tan importante como el que viene en Uniclub?
-Se vive con una ansiedad y una expectativa gigantescas. Es el broche de oro de un proceso de por lo menos dos años, donde dejamos la vida, nos entregamos por completo. Esto es lo que somos. Se nos explota el pecho de orgullo cuando vemos la obra que logramos y este es el momento de su presentación oficial. La energía, el trabajo, la dedicación y la pasión que se pusieron en juego son inconmensurables. En un contexto de 12 años de vida que lleva la banda y de autogestión absoluta, una noche como la del sábado creo que no te la olvidás nunca más.