Algunas de las mejores canciones del pop de los ‘90 en España están escritas y cantadas por el señor Sergio Algora, una de las plumas más surrealista, divertidas y atractivas del país ibérico. Algora formó el Niño Gusano en 1993, cuyo nombre de la banda fue inspirado por la obra del maestro del horror Hideshi Hino. En su corta vida la banda compuso canciones como “La mujer portuguesa”, “El efecto lupa” o un disco repleto de buenas melodías como El escarabajo más grande de Europa. El Niño fue alabado por la crítica y pasó a formar parte del salón lleno de telarañas donde descansan “Las bandas de culto”, rótulo que se encarga desde hace años de guardar en frascos bien cerrados a los artistas con un escaso público, pero mucho amor y devoción por la crítica cuando llega, en alguna reunión, la hora de recordar y deslizar la famosa frase de: “Uh, te acordás de esa banda”.
Pero bueno, pasado todo esto, y Algora entrado ya en el museo de bandas de culto, se cansó y aplastó al niño gusano bajo la suela de sus zapatos. Dejó pasar un tiempo prudente y como todo espíritu inquieto no se quedó tranquilo y se armó otras dos bandas: Muy poca gente y La Costa Brava –eso sin contar que en el medio editó varios libros de poesía, cuentos y una obra de teatro – .
Antes de pasar a las tres razones para escuchar a Algora, tenemos que decir que lamentablemente nuestro muchacho-talento tenía algunos problemas de corazón y después de ser operado en varias oportunidades terminó muriendo de manera silenciosa hace ya algunos años, a sus jóvenes 39.
Ahora sí:
1- Componer un disco como El escarabajo más grande de Europa, repleto de melodías pop perfectas, cantadas con una voz diáfana y letras muchas veces al borde del delirio, hacen que uno se enamore cada vez más de este artista que nos cantaba y nos ponía a tararear frases como “Se hará pastel todo mi cuerpo”. Razón más que suficiente para escucharlo. ¿Quién más puede escribir eso que no sea un escritor dadaísta?
2- Algora parece que canta desafinado, o canta desafinado, la verdad no sabemos muy bien que hacía este flaco, pero llega a tocar eso que a uno lo hace emocionar, y además se atrevía a cantar en un festival delante de varios cuellos erguidos esperando una canción: “Una vez que puse mi mente hecha pedazos en la máquina de exprimir naranjas salió un líquido blanco que servía como combustible para cualquier nave”. Qué se le puede decir, estaba más elevado que el resto, siempre…
3- Y por último, podríamos seguir hablando de su obra, sus libros, de sus canciones y qué se yo cuantas cosas más, pero no, escuchen a Algora porque un tipo que juega con su propia muerte y dice a viva voz delante de sus amigos en reuniones “cuando me muera quiero champán para todos», es digno de escuchar.
PD: En Spotify hay varios discos. Lo cargás en el celular y salís a caminar y pones tu mente al sol.