Sergio Rotman: «Los Cadillacs formaron el carácter del rock en español»

Con la inquietud constante de nunca quedarse quieto, Sergio Rotman se asentó nuevamente en Buenos Aires, luego de varios años de morar en Puerto Rico, reavivando a El Siempreterno tras la salida de Ariel Minimal, mutando a Mimi Maura hacia una propuesta más acústica y retomando a Los Sedantes con nuevo guitarrista a casi cinco años ya de la muerte de Gamexane. ¿Y los Cadillacs? Tan presentes y tan ausentes como siempre en la vida del que sin dudas más sangre Cadillac le corre por sus venas.

El rock marginal

Los Sedantes comenzaron tocando canciones de Rotman, más perlitas de Joy Division, Morrissey o Neil Young. Luego de la muerte de Gamexane en 2011, se editó años después Post Mortem (2013) y el año pasado la banda volvió a los escenarios. Este viernes 26 y sábado 27 de agosto la cita en Ultra Bar los tiene de vuelta. “Hicimos tres shows el año y decidimos no reemplazar a Gamexane hasta que pensamos en algún demente que esté a su altura”.

-Y entonces ya hay nuevo guitarrista.

-Este pibe se llama Saúl, excelente guitarrista, y tiene la característica de ser el compositor del disco emblemático de Los Pillos, banda en la que yo también toqué un poco. Saúl se fue de la banda un par de semanas antes de la grabación del disco y fue reemplazado por Alejandro Fiori, guitarrista emblemático de los ’80, por lo que nunca grabó esas canciones. Entonces lo trajimos ahora, y vendría a ser una especie de Gamexanito, por lo enfermo que está (risas).

-Retomás varios artistas oscuros. Y viajando podemos recordar el disco “El fuego del amor”, tributo a Jeffrey Lee Pierce, de la banda punk The Gun Club.

-Yo empecé a grabar el disco en 1998 y lo terminé en 2002. Se hizo una pequeña edición que voló y en 2014 hice una segunda edición, y ahora empecé a grabar una tercera. Es tan caprichoso y ridículo tributar a un tipo que no conoce nadie, que las canciones terminan siendo más conocidas por nosotros que las originales. Pero posta que para los que tuvimos una raíz medio punky y un interés en la cultura pre milenio, es un tipo recontra clave: por lo looser, por lo yonki y por lo reventada de la letra. Era una música marginal, pero no marginal por los barrios pobres sino de mente marginal. No como ahora que tu madre quiere que seas rockero, era un “sé cualquier cosa menos rockero”. Él era un gran representante de eso, y de la heroína, por resumirlo de alguna manera.

-¿Cómo llegaste vos a esa música?

-Bueno, ahora sería imposible, hay tanta oferta que es imposible descubrir lo bueno de verdad. Cuando tenía 14 años, por el ‘76, ‘77, había muchas posibilidades de identificarte con una banda porque lo que llegaba era tan poco, que venía muy filtrado e indefectiblemente era bueno. Yo empecé a escuchar a Pierce en el ’82, porque, por algún motivo, los de la primera escena de punk de acá, en vez de caer en el punk europeo, caímos en la escena del punk de la costa oeste de Estados Unidos. Caímos en Black Flag, Circle Jerks, por ejemplo. Era el under de esa zona.

¿Por qué esa identificación con los marginales?

-Básicamente porque el mundo medio es una bosta atómica. Cualquier cosa que venga del ser humano de clase media capitalista es una mierda. Lo único bueno que podría hacer la familia típica de clase media es desaparecer, lo único interesante que podría hacer tanto en su rol cultural, social, artístico y humano. El ser humano que se levanta a la mañana, va a laburar, vuelve a la noche, está casado con una mujer a la que odia, tiene dos hijos hasta ahí y etcétera, tiene que desaparecer, morirse lo antes posible, no hay nada bueno ahí. Entonces empezás a ver qué hacer, algo bueno tiene que tener la raza humana. Ok, no lo tiene (risas). Si vas a las partes más marginales, encontrás tipos interesantes que tienen algo para decir. La necesidad es lo único importante; el resto, el talento y demás. es todo mentira.

“Soy todo lo que hago”

Cantante, saxofonista, compositor, guitarrista, productor, generador de proyectos, recluta de música. Todo eso y más, al mismo tiempo, es Sergio Rotman“Yo soy todo lo que hago. Hago tantas cosas porque si no me aburro. Me sorprende que a la gente le sorprenda que haga muchas cosas. ¿Cómo alguien puede hacer una sola cosa en su vida?

-¿Siempre fuiste así?

-También varía con el tiempo, hasta el ’95 o ’96, los primeros quince años de mi carrera fueron para tomar falopa, reírme, divertirme y tocar el saxo con Los Fabulosos Cadillacs y Todos Tus Muertos. No me importaba mucho nada más, estaba para divertirme. Si bien aportaba cosas a los Cadillacs, siempre uno o dos temas por disco, no asumía el rol de artista, tocaba el saxofón y me encargaba de la fiesta. Cuando empezó Cienfuegos un poco empecé a hacer muchas cosas, pero no era porque yo quisiera sino porque me di cuenta de que nadie lo hacía, nadie decía nada, entonces fue medio por obligación.

-Y está también tu rol de productor.

-Ahora eso lo hago solo con mis proyectos. Yo produje varias cosas interesantes, el primer demo de Los Minimals (la primera banda de Ariel Minimal), el primer demo de Los Cafres, y el segundo disco de Los Auténticos Decadentes (Supersónico).  También metí mano bastante en discos de los Cadillacs como El Ritmo Mundial, El Satánico Dr. Cadillac y Volumen 5, ahí aprendí como producir. No lo hice más después para el otro. Hay dos formas que lo podés hacer: una para ayudar a otra persona que a mi naturalmente no me sale (risas), y lo otro para ganar plata. Pero es muy pesado producir, tenés que portarte bien, dar el ejemplo, es un bodrio. Entonces lo que hago, porque sí me gusta producir, es producir solo mis proyectos.

-En la época que decís que empezaste a hacer de todo justo conocés a Mimi.

Sí, pero es casualidad. De hecho armé Cienfuegos antes de conocer a Mimi. Fue más eso, de ver que nadie hacía mucho. En el ’89 y ’90, hubo una crisis muy grande con la hiperinflación, incluso para mí más grande que el 2001, y no quedó nada. Por ejemplo, los Cadillacs pasaron de tener 80 shows por año a tener cinco, o Divididos, Los Ratones, Pericos, quedamos todos en pelotas mal. Entonces a mediados de los ’90 se rearmó todo y empecé a ver que se venía una segunda oportunidad. Todos Tus Muertos, por ejemplo, era un infierno el grupo y en esa época se armaron como una máquina bien profesional. Entonces si podían los Muertos, todos podían (risas).

El fuego del amor

Mimi Maura nace en la segunda mitad de la década del ’90 y es parte de un resurgimiento nacional del reggae y ska. Con más de diez discos en su haber la banda marcó una época en el género llegando a lugares tan impensados como Japón, país en el que también editó un disco. “La banda funcionó durante 14, 15 años, fue un sitio de gran expansión, giramos por todos lados, pero en un momento se volvió algo muy automático. La banda formó, algo que no se sabe como siempre, lo que fue luego la escena del reggae y ska. Nosotros arrancamos en el ’96, cuando la escena estaba muerta luego de que los Cadillacs dejaran de hacer ska. Me parece que con Mimi hicimos una formula que ya copiaron tantas veces que no nos da más ganas (risas)”.

-Conocés a Mimi que es otra persona creativa. ¿Quién influyó más, vos en ella o ella en vos?

-El fuego del amor (risas). Ella venía del metal, nunca había cantado boleros o reggae. Jamás había cantado las canciones de su padre en vivo, solo cantaba metal. Lo que teníamos en común eran las cantantes jamaiquinas del rocksteady, previo al reggae, del ’66 al ’70, antes de que el reggae se vuelva rockero e internacional. Antes de Eric Clapton, digamos (risas). Era lo único que teníamos en común, y por entonces estaba el apogeo del CD y lo primero que hacías al llegar a su casa era ver su colección de CDs, con eso ya te ibas a dar cuenta si ibas a ser amigo de la otra persona o no. Algo que los de este milenio no van a entender nunca. Y a partir de eso surgió la idea, están las canciones de tu papá, está esto que nos gusta, y lo que hice fue usar a los músicos de Cienfuegos para hacer reggae y ska. Y encima con Cienfuegos empezaron a haber quilombos tanto entre nosotros como con el público, y con Mimi Maura hicimos un año de laburo y explotó.

-¿Te cambió musicalmente vivir en Puerto Rico?

No. Debe haber músicos más pragmáticos, pero para mí lo que es netamente compositivo el proceso es el mismo, estés en la cárcel o en el paraíso. Si sos un músico que hacés canciones para sonar en la radio, que buscás entrar en el mercado, o querés trabajar para Sony o Warner, ahí sí vas a un lugar, te nutrís y demás. Pero los que somos músicos de verdad no, se te viene una idea a la cabeza y la llevás a cabo. Lo que sí, en Puerto Rico conocí una escena de punk rock y rock alternativo muy interesante, y eso sí me puso las pilas. Compuse varios discos en Puerto Rico, hubo influencia de estado de ánimo, pero tanto de la composición.

Los dueños del rock en español

“Los Cadillacs tienen un problema muy grande, tienen muchos hits que no pueden no tocar”, sentencia Rotman. “Hacías la lista de los que tenías que tocar sí o sí y ya eran diecisiete, entonces no quedaba casi lugar”.

-Es el precio de hacer tantos clásicos.

-Lo que pasa es que pasamos de tocar en el under a tocar hiper popular. Hasta principios del ’88 era under y después ya no tocamos más en antros, ya se volvió popular y familiar. Salvo un periodo muy pequeño en los ’90 que tocamos en Prix D’ami, una época muy gloriosa de la banda, nunca tocamos en lugares así intermedios como si te dijera hoy Niceto. O era muy under en el comienzo, o ya era familias, señoras, seres aberrantes de todo tipo después. Y ahora tocamos en estadios para 60 mil personas, entonces, ¿qué vas a tocar? Tenés que tocar “Mal bicho”.

-¿Y decían “la puta, que mal que no podemos tocar otros temas”?

-Cuando veías lo que te pagaban no decías “la puta” para nada (risas).

-¿Y cómo fue el camino de la banda en México, una plaza indispensable para Los Cadillacs hoy en día?

-Los años de México fueron muy explosivos. Se estaba generando el movimiento del Rock Alterlatino, con Los Cadillacs, Mano Negra, Negu Gorriak, Café Tacvba, Todos Tus Muertos, algo que quedó trunco para mí. Y era muy interesante porque estábamos inventando una música nueva realmente, ahora parece una estupidez porque lo hace todo el mundo, pero por ese entonces era ir a ver diez estilos diferentes, era muy novedoso. Porque si no, ibas a ver a Los Ratones, Ramones, Rata Blanca, los Redondos. Todos con R, todo igual (risas). Ibas a ver a los Cadillacs y no sabías lo que podía pasar: podíamos tocar reggae, hardcore, salsa, un lento, cualquier cosa. Ese movimiento duró desde el ‘90 hasta el ‘98, casi una década entera.

-¿Por qué pensás que quedó trunco?

-Porque los líderes de ese movimiento nos separamos. Mano Negra termina en el ‘98, Los Cadillacs terminan en el 2000, si bien siguieron dos años más el grupo ya estaba terminado y en piloto automático, Los Muertos se separan en 1999, Negu en el 2000. Justo todo en el cambio de milenio. Y los que vinieron atrás copiaron la forma pero no el fondo. Por eso Fabulosos Calavera fue un disco tan increíble, porque habíamos creado un estilo y luego vuelto a cambiar el estilo. ¿Si lo que te gustó fue que cambiara estilos por qué no te gusta que cambie de vuelta?

-¿Pasó algo parecido en “La salvación de Solo y Juan” también?

-Fue diferente. Este último no fue un disco grupal. Lo que generaba esa impronta, ese collage, era la influencia de todos los integrantes. Si bien Gaby (Vicentico) y Flavio eran los principales compositores, las influencias que sucedían y que hacían divertido al grupo eran que estábamos escuchando cosas distintas, entonces el micro de gira era la clave. Este disco es mucho más pensado cerebralmente por Gaby y Flavio. Los Cadillacs no es un grupo que esté activo, bah, sí, ahora estamos tocando. Están. Pero antes los discos se hacían en la gira previa al disco. Terminabas Rey Azúcar y toda esa gira entre el ‘95 y ‘97 armabas Calavera, con cien shows al año, estabas activo. Esto es diferente, es un proyecto de ellos dos, no es un disco grupal, no digo que eso sea bueno o malo, pero así es. No opinamos todos.

-¿Y cómo se llega a esta mecánica?

-No tengo idea. No tengo relación con los Cadillacs a nivel creativo desde 1997. Esta era la oportunidad para hacerlo pero ellos decidieron que yo no esté, así que ni idea de lo que opinan o lo que piensan. Nada.

-¿Qué disco de los Cadillacs más caracteriza a aquello que contabas que marcó una época?

-De El León para acá son todos buenos o muy buenos. Antes encontrabas buenas canciones sueltas. Del ‘92 para acá es un grupo bueno o muy bueno, pero nunca excelente.

-Vos siempre decís que es menos valorada de lo que debería la banda.

-Pero no tanto por su música sino por todo lo que logró. Esa famosa cosa de La conquista de Latinoamérica es todo un verso menos en los Cadillacs. Pero no solo porque vendimos más discos y tickets que nadie sino porque logramos, sin querer, dos generaciones completas de personas que hagan música. Antes de los Cadillacs lo que llegaba a Latinoamerica, era Soda Stereo y la gente se re copaba, los Enanitos un poco también, pero lo que hicimos con los Cadillacs sin querer fue hacer que los pibes digan “yo puedo hacer esto”.

-Una especie de Sex Pistols.

-Sí, pero con un precio a pagar muy inferior. Pero fue eso, un “yo puedo hacer eso”. Sin los Cadillacs no pudo haber existido jamás el rock en español en Latinoamérica. No era solo por los Cadillacs, sino que lo que hicimos fue viajar y que vean gente normal, no eran rockeros locos y multimillonarios, no eran Charly García o Spinetta, eran flacos normales que hacían una música buena, que sonaban bien, con letras copadas y con canciones intensas. Atrás vinieron los Decadentes y Los Pericos, y eso formó el carácter de lo que es el rock en español. Eso es lo más importante, no los discos, ni las canciones ni “Matador”. Era eso que ibas a ver, salías de ahí cambiado y decías “pará, vamos a hacer una banda”.

-También fueron parte de un contexto.

-Exacto. Tiene mucho que ver la época del mundo. Si pusieras a los Cadillacs en 2014 sería una más de todas las bandas de mierda.

 

ENTREVISTA: Pablo Berenstein, Christian Alliana y Sergio Visciglia.

FOTO: Ezequiel Bilbao.

Nota realizada en el marco del programa de radio LA MÚSICA ME SALVA EL CORAZÓN.

 

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