Así como la escena musical necesitaba un recambio hace unos años, el periodismo de rock quizás también necesita nuevas caras para refrescar el mercado. En estas líneas trataremos de hacer un análisis sobre lo que toca a cada una de las partes involucradas dentro de este maravilloso mundo.
Los disparadores de esta nota fueron varios, entre otros podemos nombrar algunos mails que me llegaron con pedidos de notas para mi programa de radio, entrevistas a bandas de primer nivel en medios masivos de comunicación, etc, etc. El propósito de la misma es que los actores de esta película hagamos mea culpa y pongamos nuestra profesionalidad al servicio del público que consume lo que generamos, el cual es el que realmente puede medir nuestro trabajo.
Cuando hablamos de actores, me refiero a periodistas, músicos, productores y agentes de prensa de las bandas. Empecemos por los periodistas, al día de hoy algunos no saben que es requisito esencial para entrevistar un músico el haber escuchado su obra, casi sin quererlo, el artista nota eso enseguida y se predispone mejor ante cada una de las preguntas. De esta manera el producto gana calidad con un mínimo esfuerzo.
Uno de los dilemas para el que pregunta es saber si suma poner incómodo al entrevistado, en este caso es útil si el fin es tocar temas que interesan al público, y es innecesario cuando eso sucede por desinformación o por adjudicar hechos que el artista nunca realizó ni vivió a lo largo de su carrera.
Otras de las patas esenciales de esta hipótesis son los músicos: en la mayoría de los casos víctimas de los periodistas. Estos están en todo su derecho de solicitar que el periodista conozca su obra, pero del otro lado también se preguntan si el artista conoce algo de la persona que va a entrevistarlo o si sabe a qué mesa se sienta y con quien se topa durante esa charla. Y sinceramente, esto ocurre en escasísimas ocasiones.
Hay que destacar que cuando se solicita una nota a un medio, es requisito indispensable que el artista tenga algo para presentar, tanto como un disco, video o adelanto de un tema nuevo. De esto pueden estar exentos, los que tienen una larga trayectoria, con los cuales uno puede tirar varios temas a la charla, la cual puede terminar en un sinfín de anécdotas que a los fans les interesan más que como se grabó el disco, en ciertos casos.
El agente de prensa entra en juego en esta situación, este actor debe saber a dónde llevar al músico y una de sus tareas esenciales es potenciar al medio y al artista con una nota. Obviamente pueden ocurrir situaciones en las que lo que ellos creen que se iba a publicar, poco tiene que ver con lo publicado (en los medios escritos es moneda corriente). En esas ocasiones ellos están en inferioridad de condiciones ante el cronista.
En conclusión, todos debemos mirar para atrás y repasar que se hizo mal, siempre hay tiempo para mejorar y para crecer profesional y humanamente. La escena, por suerte, tiene muchísimos espacios para difundir artistas y muchas bandas con ganas de mostrar su música. Debemos desterrar ese mito de que nuestro rock está en crisis, y todo tiempo pasado fue mejor. Los medios grandes necesitan de las bandas emergentes tanto o más que lo que éstas necesitan de ellos.