Ver a tres perdedores subirse a un escenario para hacer cantar durante una hora y media a cientos de personas no dejará nunca de conmover. Tal vez sufrir el éxito del fracaso del que tanto se jactó Científicos del Palo hace unos años haya comenzado a tener recompensa desde la publicación de La Histeria Argentina en 2013, disco que para bien o para mal (especialmente para bien) dio que hablar entre quienes disfrutan de la música.
Y así es que no parece casualidad que el penúltimo disco del trío marplatense digite la noche. Y menos casual es que el comienzo del show encuentre a “El cura, el militar y el dueño de las vacas”. Es el primer show en la ciudad bajo el nuevo gobierno y la Gorilophenia se quiere presentar desde el primer acorde. Y la Revolución de mayo, Belgrano, San Martín y todos los padres de los pobres son los primeros en acercarse a La Trastienda, en el mismo orden que en el disco.
Con un sonido exquisito que acompaña a la impecable interpretación de los músicos (inaudito que tres infradotados ejecuten tan bien sus instrumentos), la efervescencia del primer el bloque es aniquiladora y se consolida con “¡Cristo o Perón!”. La genial foto de portada de Facebook se nutre de coherencia irónica y cierra su círculo ante una vomitada que parecía chorrear de las venas del cantante y guitarrista Pepo San Martín. La banda no esconde sus ideales políticos y la mayoría del público lo toma.
El amor de los presentes se hace completo cuando suenan las primeras piezas del último disco. “Tratar de tratar” y “El maravilloso mundo animal” nos introducen en EMMA y los destellos musicales y con cierta densidad ganan en preponderancia, como para apaciguar las aguas. Pero las mismas se revuelven nuevamente con la presencia de Manu Quieto de La Mancha de Rolando en “Mantenerse en el camino”.
Y vuelve La Histeria, con Juan Manuel de Rosas batallando contra Julio Argentino Roca y Domingo Faustino Sarmiento. El pogo ruge a grito pelado con el arengador y pegadizo estribillo de “Civilización o Barbarie”. “Serás terrateniente o serás salvaje” se vuelve tan actual como el “para el rico carne, pa´l pobre palo” de “La patria liberal”, tema que se instala cronológicamente en el centenario de la Revolución de mayo y ahora también en el bicentenario de la Independencia.
Si alguien quería descansar de la rabia, encuadrarse más en el viaje personal de EMMA o emocionarse con varias piezas de las viejas, va a tener que esperar a otro show porque acá no habrá tregua. Sin embargo algunos momentos de relajo toman el poder y “El dormijito” es el clásico que todos esperan en cada show y la canción en la que la voz de Pepo descansa casi completamente, como nos contaba hace unos días.
Las puteadas que se acoplan a coro desde el campo caen una y mil veces sobre el escenario. “Hijo de puta” o “Popete se la come” son la quinta sinfonía de Beethoven para los oídos del trío de putos. Se lo han ganado con los años. Se lo merecen y lo disfrutan.
“Ceilán” es lo nuevo que se ofrece (¿el track número 17 de La Histeria Argentina?), la letra es acorde a la actualidad vista desde el lado Científico y del Palo, y tiene un destinatario bien marcado: “Le mordiste la mano al que te daba de comer, ahora movés la cola y nadie te viene a ver. Querías un amo rubio que hablara como un bacán, ya te estabas cansando, no había «té de Ceilán». La rabia sigue. Es como que la banda lo necesitaba. Veremos como fluyen las listas de temas con el correr de los meses pero hoy no encontramos muchas abstracciones líricas.
Y como la rabia sigue, el final del show entonces es como el principio. Tal vez como cada etapa de nuestra historia. Sin dudas como nos muestra La Histeria. Siempre somos el enemigo, seamos quienes seamos y creamos en lo que creamos. Pero a no preocuparse, seguimos ahí… Until the victory, chango!
FOTOS: Carla Lucero Tobar.
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