La banda rosarina se presentó a sala llena el pasado sábado en el Teatro Flores en el marco de la gira de su nuevo disco Tierra Nueva.
Desde las 19, cuando abrieron las puertas del lugar, la música iba acompañando a quienes llegaban. Antagonistas, la primera banda telonera, abrió el juego y empezó a preparar el clima que se viviría a lo largo de la noche. Después El Buen Salvaje se presentó sobre el escenario y cerró una previa a puro rock.
Dos horas más tarde los seguidores coreaban «vamos, vamos, vamos Cielo Razzo» con una sincronización casi perfecta. Las ansias y el apoyo de los Razzeros hacían que el Teatro de Flores fuera una fiesta incluso antes de que el recital empezara.
Cuando Cielo Razzo apareció en escena, lo hizo al ritmo de «Ventana», el primer single de Tierra Nueva (2015). Luego siguió “Carne 2”, de su primer disco Buenas (2000), con el que la banda dio inicio a un recorrido por toda su discografía e historia musical. La euforia del público estuvo ahí, en cada coro, grito y pogo con el que acompañaron a la banda desde el primer tema hasta el último.
Con Pablo “Polilla” Pino al mando, Diego Almirón en guitarra y coros, Fernando Aime en guitarra, Cristian Narváez en bajo y Javier Robledo en batería y coros junto a Marcelo Vizzarri en teclados y Carlo Seminara en percusión como músicos invitados, y con más de 20 años de trayectoria, demostraron desde el primer minuto que el escenario su mundo y que saben dominarlo a la perfección.
Pocas bandas tienen una interacción con el público tan genuina como los rosarinos la tienen con sus Razzeros. En todo momento Polilla demostró que conoce a su público como nadie. Conversaba con ellos, bajaba del escenario para mezclarse entre la gente, y dejaba que cantaran con -y por- él las canciones.
Los temas más pedidos y festejados fueron de los álbumes viejos. Algunos como “Sistema”, “Miradas”, “Resto” y “El Huracán”, sonaron en una seguidilla de temas de los discos Marea (2005) y Grietas (2007), al principio del show, y prepararon al público para una la que sin dudas sería una noche especial.
Una velada repleta de grandes momentos se coronó cuando se escuchó “Estrella”, del disco Código de Barras (2003). En todo el teatro resonaba “dame solo un pedazo de amanecer” casi como un pedido colectivo, en el que el público dejaban cuerpo y alma. Siguieron con “Alcalina”, de su último trabajo de estudio, un tema tranquilo con el que calmaron un poco los ánimos en una especie de montaña rusa musical, donde las emociones predominaban. Eso es en definitiva lo que hace grande a una banda, su capacidad de transmitir un mensaje y, sobre todo, un sentimiento en cada tema.
Después de más de una hora de recital y un descanso de quince minutos, la música reapareció con “Obtuso”. Le siguieron “H” y “Sola”, para luego llega a “Luminoso”, con Ale Bassi, cantante de Zumbadores, como invitado estrella de la noche.
Con el segundo y último intervalo de la noche, demostraron que a pesar de entrar en la recta final del recital, no iban a bajar el ritmo. Cuando volvieron a aparecer en el escenario, volvió con ellos “Cableluz” para el deleite de los seguidores, un tema que hace mucho no se escuchaba en vivo. Después de un gran solo de batería de Robledo que dio inicio a “Perseguido”, siguió “Puta” y el final con “Sin Salida”, uno de los más grandes himnos de la banda, que completó las dos horas y media de rock más intensas del Teatro Flores.
FOTO: Daniela Milana