Ramiro Jota viaja por diferentes estadíos que a la vez conviven como si fueran uno solo. La impronta del baile aflora en un ser que supo convivir con el rock y el punk en su adolescencia hasta que la mezcla y algún programita de compu le mostraron otro mundo con todo por explorar. “Podria decir que me encuentro en un lugar donde se juntan el hip hop con el rock y la cumbia con el techno, experimentando cosas todo el tiempo. Me encanta el mix de estilos”, se autodefine el músico, productor, dj y varios etcéteras.
Este sábado 6 de febrero su oferta llegará a Te Re Cumbió, la fiesta que copó el verano porteño en Beatflow de Palermo, ubicado en Av. Córdoba 5509. La noche se completa con Kaleema y Dj Negro Dub, y Ramiro adelanta algo de lo que sucederá en su set: “Van a poder escuchar muchos de mis remixes de hip hop y cumbia que vengo preparando y experimentando desde hace un par de fiestas. Voy a estar mezclando tracks en vivo con mi sampler. Bien bailable para pasarla bien gozado”.
-¿Cómo y cuándo nació tu inquietud por la música?
-Nació desde chiquito: cuando tenía 4 años les pedí a mis viejos una mini batería, después intenté aprender a tocar el teclado pero no le seguí mucho la onda, y cuando entré a primer año de la secundaria me sumé a una banda de rock, punk y otras cosas tocando el bajo y la guitarra. Así que toda la adolescencia me la pasé en salas de ensayo y tocando en antros.
-¿Y cómo te fuiste adentrando en el rol más de dj o productor, y en la producción de pistas?
-Cuando tenía 21 años empecé a flashear con la mezcla de rock y hip hop y aprendí a usar programas como Reason. Ahí me metí de lleno en la producción de beats, me encerré en mi cuarto a producir hip hop y fui haciendo relaciones con gente del palo. Y acá estoy hoy todavía cebado y aprendiendo. Me encanta el mix de estilos. La parte electrónica te da la posibilidad de hacer música solo en tu casa sin ser un experto, y poder grabarte en tu casa con un seteo mínimo. Y en lo particular prefiero mezclar eso con ritmos más de acá, como la cumbia, ya que es eso lo que me gusta bailar cuando voy de fiesta. Hay proyectos muy interesantes en Latinoamérica mezclando electrónica con cosas autóctonas.
-Luego de este sábado, el 20 de febrero volvés a presentarte con Sara Hebe, ¿qué veremos en ese show?
-Sí, los esperamos en Uniclub el 20 para seguir presentando temas del disco Colectivo Vacío con músicos invitados. Vamos a hacer un show largo con muchos temas y también va a estar la Negra Liyah presentando temas de su disco solista y el gran Dr. Wald con su proyecto deforme y genial.
-En ese disco ustedes usaron composiciones que fueron generando durante varios años, ¿cómo fue ese proceso de producción?
-Fue un proceso muy espontáneo, sin apurarnos demasiado. Yo iba haciendo beats, le pasaba a Sara, y los que a ella le gustaban, los iba adoptando y juntando con sus letras. Un proceso bien del hip hop. Después nos juntábamos en mi estudio El Horno, e íbamos grabando las voces. Yo a su vez, iba puliendo el beat, sumándole o sacándole elementos. Sara cambiaba algunas partes de la letra, entonces regrabábamos las partes. Y así iban evolucionando los temas. Al tener el estudio a tu disposición podés ir avanzando de a poco. ¡En algún momento tenés que parar y ponerle un punto final porque si no el tema no lo terminas más!
-También le has producido a Sara un disco anteriormente, ¿Cómo fue generándose esa química a la hora de componer?
-Creo que la química viene de tener un gusto similar para la música. Compartimos el gusto por muchas bandas de rock y hip hop, desde Charly García, pasando por Beastie Boys, Intoxicados, y música más nueva. La verdad Sara tiene muy buena musicalidad y se adapta a cualquier estilo de beat, entonces las grabaciones fluyen naturalmente.
-¿Componés letras también? ¿Es algo en lo que te interesa incursionar?
Tuve una época que escribía, pero en este momento lo deje y me enfoqué en la música. En algún momento capaz me pinte de nuevo, pero por ahora no es algo que me tire. Me expreso mejor con sonidos, creo.
-Has viajado bastante ya con la música, ¿qué es lo que más disfrutaste o te llamó la atención en esos viajes?
-Lo mejor de los viajes es el momento de tocar y cuando la gente se ceba con el recital y pinta el baile o el pogo, esa conexión es impagable. A veces tenemos la posibilidad de quedarnos y recorrer los lugares, aunque a veces como tenemos que ir a tocar a otro lugar no podemos más que recorrer una hora y tomarnos un bondi para la próxima ciudad. Pero gracias a la música conocí tremendos paisajes y culturas. El conocer gente nueva, historias, creo que es lo más valioso y lo que más te queda.