Eruca Sativa: El fuego que no pueden apagar

Creer, imaginar, sospechar, son algunos de los verbos infinitivos que ilustrarían de buena manera esa sensación de ansias de ver un show que pintaba para ser trascendental. El trio cordobés retorna de forma triunfal a los escenarios nada más y nada menos que en el estadio Luna Park, en el mítico escenario porteño.

Suponer, estimar, calcular, incluso esperar que los Eruca Sativa tuvieran esa idea de sorprender a las casi seis mil personas que colmaron el estadio con algo diferente, un espectáculo distinto, jugando con los límites de lo extraordinario y lo impensado como ya lo habían logrado en su ciclo de dos teatro Opera grabando su DVD, Huellas Digitales. Incluso hasta el más descreído del potencial que la banda va mostrando show a show, debía augurar que esta noche de sábado de principios de octubre, iba a ser una noche muy especial.

Ahora bien, corriéndonos del marco de lo hipotético y entrando de lleno en lo acontecido, estas hipótesis no guardaron ningún tipo de relación con ni siquiera la cuarta parte de lo que el power trío brindó a sus fanáticos. Para arrancar, un escenario imponente, digno de (y sin nada que envidiar a) una puesta escénica de show internacional. Dos pasarelas en forma de “V” servían de base para un cuadrado inmenso de pantallas de led que enmarcaban a casi un primer piso de altura a Gabriel Pedernera y su batería. A esta barbaridad de estructura, se le sumó una gran cantidad de luces y reflectores que adornaban el lugar según la necesidad y, para coronar el 10 a la puesta, un laburo tremendo de visuales que conceptualizaban cada uno de los temas.

Luego, quizá lo más fácil para el trío serrano, un show explosivo. Por momentos, en un principio pecó de irregular, tal vez por los propios nervios de tamaña contienda además de cierto incidente con el vallado que demoró por algunos minutos para su solución y dejó tiempo para que Brenda Martín entretuviera junto a Pedernera con solos de sus respectivos instrumentos. Por su parte, Lula Bertoldi le puso paños frescos al asunto y pidió cuidado y respeto por la integridad de sus pares, a un campo desaforado que pogueaba incesantemente los temas que dieron apertura a la noche: “Fuera o más allá”, “Paraíso en retro” y “El Genio de la nada”. Pero, a medida que los temas iban pasando y la banda se afianzaba  y conquistaba definitivamente el Luna, se tornaba muy difícil seguirle el ritmo a la importantísima energía que irradiaban los tres gigantes, en especial Bertoldi y Martín, que recorrían todo el ancho y largo del escenario a las corridas. Y pensar que más de uno seguramente creyó que el escenario les iba a quedar grande…

Fue una noche que cerró por todos lados, y dejaron sin efecto  esa incertidumbre de ver como volvían luego de casi siete meses de ausencia forzada por la maternidad de las ladys del grupo. El concepto, la introducción al show con una especie de batucada sobre un código morse, que luego se develó que significaba “No pueden callar la voz”, parte de la letra de “No pueden” y que funcionó como slogan del show, el cover de “Corazón Delator” de Soda que ya habían mostrado en el programa televisivo en homenaje a Cerati por la TV Pública, el set acustizado, repasando las versiones de Huellas Digitales, el gran recibimiento y debut del flamante “Nada Salvaje”, todo funcionó a la perfección. Finalmente fueron los clásicos quienes le pusieron la tapa a una noche increíble “Para que sigamos siendo”, “Agujas”, “Queloquepasa”, “Desdobla” y “Magoo” en una seguidilla que dejó zumbando los oídos de los que se alejaban por la avenida Alem en busca del retorno a casa.

Con tan solo tres discos y un DVD en vivo, los Eruca Sativa se muestran maduros. Sin sobresaltos, colmaron su primer Luna Park, y pasaron el examen con una más que sobresaliente calificación. Bertoldi con su fantástica y rockera voz y sus demoledores riffs de guitarra, Martín con una sobresaliente actitud y una versatilidad increíble en cuanto a bases rítmicas por momentos, y ataques tremendos con sus solos y slaps por otros, con su bajo y Pedernera, un reloj que pega cada golpe como si fuera el del final, seguramente sean vistas de acá a un tiempo, como una formación destacada dentro de la historia de las grandes bandas del rock nacional y, siendo el mes de octubre, pareciera que a la hora de resumir este 2015, sobraron dos meses para concluir en cuál será su mejor show del año.

FOTOS: Daniela Milana.

 

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