Noche de combate en La Trastienda. Los Caligaris arriba del round, todo listo para comenzar…Y el primer impacto es un cross. Directo a la mandíbula. “Todos locos”, hitazo de su flamante CD Circología ((2015), abre la contienda. Lo sigue una excelente combinación de golpes: “Mis tres amores”, “Nadie es perfecto” y “No estás”, tres clásicos, hacen tambalear las gargantas y las piernas de cualquiera de tanto baile. Pero tanto tirar golpes cansa, y es entonces que baja la intensidad, pero no la calidad: “Luchamos por la causa”, “El oasis” y “El amor nunca pasa de moda”, romanticismo a la cordobesa, son la antesala de otra saga implacable de golpazos…
“Vino y soda” y “Asado y fernet” enfiestan a todo el público presente, que minutos después queda deleitado con dos nuevas delicias de la casa: “Aunque no quiera” y “Que corran”, pura nostalgia a la cordobesa, se ganan los aplausos, y algún que otro nudo en la garganta. Pero algo faltaba. Algo tenían escondido. Un as en la manga, un conejo en el sombrero. Porque el knock out está ahí nomás, a la vuelta de la esquina. Pero falta el golpe de gracia, el tiro del final, el remate…
Y finalmente llega: “Tyson” y “Razón” empiezan a preparar el terreno, dos zurdazos potentes como para medir la resistencia… y arremete “Kilómetros”. La piña perfecta. Un gancho directo al riñón. En la tribuna, la algarabía es total: gente ya sin remera festeja tamaño acierto. Ya con todos medio groguis por el festival, “Eea” da lugar al cierre perfecto: “Mi estanciera y yo.” ¡Pum! ¡Palo y a la bolsa! ¡Cierren todo, esto es demasiado! Se encienden las luces, finaliza el combate, ha sido una paliza. Desde el round levantan los brazos. Los Caligaris acaban de ganar por knock out… aunque no parecen ser muy conscientes de ello.
FOTOS: Carla Lucero Tobar.