Desde la muerte de su padre, Korneta Suárez, Eli tomó la voz cantante de Los Gardelitos, rescatando la rica poesía de uno de los mejores compositores que dejó el rock argentino. Llevando a la luz la extensa obra inédita de Korneta, Eli empezó a adentrarse tímidamente en la composición, grabando “Mezclas raras” en el álbum Oxígeno (2008), y en el flamante Ciudad Oculta se despachó con seis canciones de autoría propia, en la que se destaca la letra de “Pájaro y campana”.
Vuelve en este canto el que nunca se fue
se quedó tocando hasta el amanecer
mágica semilla en la luna de cristal
reflejada en las aguas del río que se va.
La vida es un río que fluye sin cesar
va para adelante, no mira para atrás
por eso esta noche yo quiero recordar
a quien me enseñó todo y me enseñó a cantar…
El 12 de mayo, antes de lanzar el nuevo disco, la banda comparte la letra de “Pájaro y campana”. “Justo cuando se cumplieron diez años de la muerte de mi viejo, eso le dio un toque muy emotivo al lanzamiento del disco”, cuenta el ahora cantante y guitarrista, antes de adentrarse en una gran explicación de la transición hacia su rol como cantante:
“El primer impulso que tuve fue hacer “Mezclas raras” a los seis meses que falleció mi viejo, y lo terminé con el puente que habla de Cromañón. Necesitaba tiempo y prepararme en algo que no es fácil, porque para mí, más allá de que era mi viejo, trato de ponerme objetivo y para mí es un peso pesado en lo que es composición dentro del rock de acá. Por ese respeto que genera y ese concepto que tengo de él como autor, decidí prepararme y tomarme el tiempo que yo necesitara para decir lo que tenía para decir. Siempre tenemos cosas para decir pero es todo un arte, que tenga una calidad y que esté más o menos a la altura de eso. También tiene que ver con etapas que uno va elaborando, la cuestión psicológica, yo nunca había ido a la psicóloga y fui unos meses antes de terminar los temas, y me sirvió como impulso para largarme a escribir, porque era algo trabado dentro mío, también por el respeto enorme por ese espacio que ocupó él, y esa sensación de sentir que estabas invadiéndolo, ese terreno que era de Korneta”.
Una guitarra blanca como la paz
Una fiera que ruge en la inmensidad
Un corazón que vence a mi soledad
porque siempre me acompañará.
“Una psicóloga te dice que el duelo dura normalmente uno o dos años, en nuestro caso ya son diez años, fue muy intenso. También me sirvió mucho, más allá de artístico, como persona, cosas que uno tiene contenidas y no deja seguir su curso. Se dio en un chamamé, ese género que tiene la mezcla de melancolía con alegría, y es justamente la manera que recuerda uno a alguien que ha querido mucho, siempre está presente en el recuerdo, en la memoria. Yo tenía la música del chamamé, sabia de la particularidad de ese género, y vi que las letras tenían esa mezcla, por lo que inevitablemente me llevó al recuerdo de mi viejo. Después en otro tema, que quedó muy country, me llevó a la crítica social, eso que cantaba Dylan, o letras muy locas de Johnny Cash, pero siempre adaptándolo a lo nuestro, por eso hablo de la Campaña del Desierto y de cosas de nuestra historia. Los géneros me fueron llevando, en “La ciudad que se oculta” con esa cosa tanguera me llevó a la poesía de Homero Manzi, a los arrabales, y a la vez puedo hacer una relación entre la letra de la canción con lo que Gardelitos ha intentado hacer no solo en las canciones sino en nuestro andar, como justamente tocar en festivales como el Ciudad Oculta Rock. Y así fue, el chamamé me llevó a mi viejo, el tango a la banda y el country a una reflexión del país”.
PAJARO Y CAMPANA
(Eli Suárez)
Ciudad Oculta, 2014.
Vuelve en este canto el que nunca se fue
se quedó tocando hasta el amanecer
mágica semilla en la luna de cristal
reflejada en las aguas del río que se va.
La vida es un río que fluye sin cesar
va para adelante, no mira para atrás
por eso esta noche yo quiero recordar
a quien me enseñó todo y me enseñó a cantar…
Para seguir, para soñar
con la mirada atenta a la realidad
con los brazos abiertos a la verdad
y la esperanza puesta en la libertad.
Un arma que dispara felicidad
Un sueño que se desvela por soñar
Una flor que no muere ni morirá
porque en mi recuerdo vivirá.
Pájaro y Campana con arpa y acordeón
pensamiento triste que vuela en la canción
siguiendo el galope del río Paraná
que ha nacido en un llanto y llegará hasta el mar…
Para volver a comenzar
desplegando las alas para pensar
con la pluma en la sangre para decir
con el amor que aún queda por hacer.
Una guitarra blanca como la paz
Una fiera que ruge en la inmensidad
Un corazón que vence a mi soledad
porque siempre me acompañará.