La humedad dicen que mata, y la llovizna rompe mucho las bolas. El viernes pintaba para el traste, “Papá, hoy a las 20”. Puede mejorar.
Bajar en Alberti, Independencia enganchar con alguna a Córdoba, rezar, esquivar, paciencia hasta Lacroze y ahí fíjate dónde. Nota mental del cronista que bien del sur del gran Buenos Aires se acerca al barrio de Colegiales, comuna 13 de la Capital, según el mapita interactivo de Freddie Macri.
Pampa Yakuza es anfitrión nuevamente en el flamante y coqueto teatro Vorterix. La banda con más de diez años de trayectoria y en un gran momento, presenta su nuevo trabajo El placer de ser.
Luego de una correctísima apertura por parte de 9 Menos Cuarto, banda amiga invitada a iniciar la velada, sonaron las primeras violas y se prendió la fiesta yakuzera al ritmo de “Conciencia”, primer corte del El placer de ser, seguido de “Buscando sin esperar” tema de SINGULARmente (2011) y “Sol de los pobres” de únicoysentido (2007).
El cronista bebe y disfruta, la banda suena en su esplendor. Hay mucha onda alrededor, un público que se conoce fiel a la banda oriunda del barrio de Liniers, algunos que otros timidones que lo ven más de afuera entre las columnas.
Hernán (Saravia, voz) anuncia: “El placer de ser acaba de llegar”. “Saltar al fin”, un bajo caminante de Richi Jahni, una viola bien al frente por parte del Galle Brunetto, la otra con acordes bien abiertos a cargo de Lucho Katz, un gran laburo de voces de Yaku Quiroga y el pulso del tema, marcado por el bombo en negras de Ariel Viale y la percu y accesorios de Gustavo Vitale. El tema que abre el disco tiene su estreno y es muy bien recibido, movimientos de cadera, twist y gritos. Pegadito sonó “Si vos estás”, canción con un estribo bien bailable y con una letra para armar una banda de trapos.
Surge la potente “Hasta que pueda”, que contó al igual que en el disco con la grata participación de Santi Aysine, que le aporta el sentimiento al que nos tiene acostumbrados en cada una de sus interpretaciones.
Romina Minutola en trombón y Martín Marquez en saxo soplan bien parejo para acompañar los clásicos yakuzeros como “Hagamos uno” (Carnaval para tu desconsuelo, 2003) y un gran enganchado de dos temas de Orilla (2005): “De vuelta” y “Dando pasos”.
Lucho y Yaku toman su posta al frente del escenario con “Alma en pena” y la versión rapera de “Skapando a los ´90”, respectivamente. Este último repitió con la nueva “Domingo de noche”, encendedores arriba y alguna que otra apretada durante una melosa canción.
Primer punto fuerte de la noche fue la presentación de “Costumbre o Sentimiento”, un temón con aires flamencos y un estribo para agitar desde el paravalancha, el cual fue muy bien recibido por los presentes.
Segundo invitado de la noche. “El elegido pareciera” ser un tema que fue hecho para Edu Schmidt, y el ex Árbol, chocho, apareció e hizo revivir muy buenas épocas al cronista (él también se suma al pedido de vuelta del bandón de Haedo).
Para bajar los decibeles los siete músicos en fila al frente del escenario ofrecen sus disculpas a la madre tierra: “Sincero perdón pido tierra mía/con esta melodía intento algo cambiar/Así digo a mi conciencia/ que vuelva la esencia reparando tanto mal.”
«¿Querés ver guita?» Pregunta Lucho, y se va la divertida milon-guita “La danza de los perdidos” que pinta para posicionarse como nuevo himno yakuzero, como el ya instalado “Que bien te va” que sonó pegadito, como para imprimirle fiesta al final que ya se acercaba.
Quedó tiempo para algunos clásicos, para luego llegar a los bises “Juntos” y “Carnaval para tu deconsuelo”. Uno a uno se sacan los in-ear, acercan sus instrumentos a los stage, y al ritmo de Ari y Gustavo se adentran en su público, como es característico en cada final de show, al grito de “Qué te anda pasando”.
“El placer de ser es otra muestra de que todo puede lograrse si uno se divierte creando, trabaja para plasmarlo y se permite disfrutar del proceso independientemente del resultado”. Se nota a la legua que Pampa Yakuza es una de esas bandas que disfruta cada segundo de lo que hacen, y eso, de una manera u otra llega a quien los escucha o los ve. Algunos llamamos a este fenómeno, El placer de ser Yakuzero.
FOTOS: Daniela Milana.