La banda santafesina La Gran 7 vuelve a Buenos Aires el próximo sábado 23 de agosto en El Marquee en lo que será su primera fecha de producción propia en la ciudad para seguir presentando su nuevo disco Nubes de Tierra, editado el año pasado bajo el concepto de libro-disco.
“Hace muchos años que venimos a tocar a Buenos Aires pero nunca nos habíamos largado a hacer nuestra propia fecha”, explica el cantante Emiliano Haquin mientras recuerda shows con Inmaduros del Carajo en Tabasco, con La Potoca en el Marquee, con El Bordo en Flores o Salta la Banca en La Trastienda. “Esta fecha es muy importante para nosotros, creo que va a marcar el comienzo de una nueva etapa”.
-Apostaron fuerte con la edición de Nubes de Tierra. ¿Cómo llegan a este momento?
-Llegamos muy bien. Siempre nos gustó hacer este tipo de ediciones. Somos los primeros fanáticos de LG7 y siempre tratamos de hacer ediciones que nos gusten primero a nosotros. Somos de esos que vamos, o íbamos, a comprar discos y queríamos que lleguen con un librito bien grande, etc. Así que vamos mucho por ello. En este caso hay un valor agregado que tiene que ver con el concepto del disco-libro que era fundamental para cerrar la idea.
El año pasado, coincidiendo con la edición del nuevo trabajo discográfico, la banda cumplió diez años de vida y el cantante resume ese tiempo de la mejor manera: “En estos primeros diez años aprendimos a ser una banda”.
-¿Cómo se logra eso?
-Cuando arrancamos éramos muy inconscientes de todo, de absolutamente todo, no sabíamos ni los acordes. Creo que en estos 10 años aprendimos muchísimo y que este disco nos encuentra en un momento en el que empezamos a tener claro qué es lo que queremos y dónde es que nos sentimos cómodos musical, literaria y gráficamente también.
-La edición disco/libro hace que se genere un claro hincapié en las letras. ¿Sienten que su aporte principal llega en este item?
-No sé si es nuestro aporte principal. Pensamos a esto como un conjunto. Es evidente la importancia que le damos a lo literario, un poco se debe a nuestra manera de concebir la música. Nos gusta contar cosas, creemos que es lo que tenemos que hacer, que el rock pasa un poco por ahí. No somos virtuosos, ni nos gusta sentarnos a escuchar tres horas de un flaco que la rompe tocando la guitarra. Preferimos alguien que nos diga algo que nos movilice, y eso es lo que tratamos de hacer. Cuando estamos tocando y vemos a un pibe que está casi emocionado cantando las canciones de la banda, o ver chicos tatuados con los dibujos o logos de la banda es ahí donde encontramos que tiene sentido todo, o que vale la pena lo que hacemos. Las letras para esto son fundamentales. Lo que tenemos para decir y de la manera que lo decimos es algo a lo que le damos mucha importancia, sin dudas.
-¿Cómo fueron generando el concepto? ¿Se pensó antes de la composición, en pleno proceso o de repente se encontraron con algunas canciones que englobaban este «viaje interior»?
-Un poco de todo. Al disco lo empezamos a pensar casi un año y medio antes. Primero nos sentamos a ver todas las canciones que teníamos. Siempre apostamos y tratamos de trabajar conceptualmente los discos, sobre todo el segundo; y nos dimos cuenta de que algunas se iban agrupando solas y que tenían una cronología. A partir de ahí comenzamos a trabajar y a pulir todo para llegar a este disco-libro, con los capitulos, etc. Aparecieron canciones nuevas, trabajamos algunas que ya estaban y poco a poco se fue dando todo.
-¿Cómo está resultando la lucha entre este disco que ofrece ser escuchado de principio a fin y la escucha aleatoria vía mp3 que se da hoy en día?
-Creo que las dos cosas funcionan bien. El que quiere escuchar los temas sueltos lo hace, no hay problema y tienen resultado. Pero si tenés el disco es otra cosa. Tenés un valor agregado y si te sentás a escuchar el disco, tema por tema, leyendo el libro y los textos en el momento que hay que leerlos, te aseguro que la experiencia es muchísimo más enriquecedora.
-¿Cómo ven el circuito porteño en relación a lo que sucede en Santa Fe, una ciudad donde también se palpa mucho rock?
-Es todo muy distinto. Buenos Aires es una ciudad muy grande, la oferta es inmensamente mayor, los lugares también. En Santa Fe todos nos conocemos entre todos. Los lugares para tocar son dos o tres, y si bien hay muchas bandas, como en todos lados, la cosa es muy reducida en general. Nosotros somos una banda convocante en Santa Fe, por lo que no podemos tocar más de tres veces al año, entonces tenemos que salir, viajar y mostrar lo que hacemos en otras ciudades. Ir a Buenos Aires es fundamental para cualquier banda del Interior del país, no es un capricho, son las reglas del juego y las aceptamos tal como son.