Salir al escenario un martes por la noche tenía sus dificultades, aunque el siguiente día fuera feriado. Encima la convocatoria era temprano, pero esas eran las cartas y había que jugarlas. “El destino me mandó un cuatro de copas y me tuve que arreglar”, dice una sus canciones y esa fue la actitud. Y vaya que se arreglaron. Pero no parecieron tener tan pocas cartas. En todo caso junto al cuatro, también había un siete bravo y algún ancho. Vudú llegó desde Rosario al Uniclub para presentar su DVD grabado en vivo en sus pagos. También habían venido, desde Roldán, desde Santa Fe y otras ciudades, sus seguidores.
La música que amenizaba subía el volumen, lo que anunciaba el comienzo del show. Cuando Soungarden terminaba su “Black hole sun” el telón se abrió y dio paso a “Capitán Decibel”, a todo volumen, a toda marcha, a puro rock. “El Chacal” y “Picaseso” fueron las dos siguientes canciones que como un tren sin freno se llevaron la rigidez de los cuerpos y pusieron a todos a bailar y saltar.
Vudú es una banda, de las que cada vez es más difícil encontrar en nuestros escenarios. Auténtico hard rock. Ike Parodi no canta simplemente: interpreta, entrega matices y cuando la música lo pide grita sin desafinar. Su voz navega sobre una verdadera aplanadora, que conforman Mario Laurino en batería y Nahuel Antuña en bajo, quienes tocan elaborados arreglos y bases, siempre con swing. La Fender de Willy Echarte, saturada y filosa, completa a este cuarteto que tiene un sonido potente, personal y auténtico.
Puede ser rock, crudo y preciso, o blues del más clásico, como la versión de “My Mojo Working”, canción que inmortalizó Muddy Waters y que tocaron acompañados por Federico López, armoniquista de La Borgoña. “Los Fantasmas”, “Soy como un río” o “El vuelo”, daban forma a una actuación sin fisuras. Las ciento cincuenta almas reunidas en el Abasto pogueaban bajo el hechizo que Vudú con su rock & roll desataba en cada canción. La gran interpretación de “Dos Edificios Dorados” de David Lebón fue otro momento alto de la noche. No es un tema muy conocido y su autor no es un músico muy versionado por las bandas nuevas. Un homenaje a uno de los más grandes guitarristas de nuestro suelo.
Con ganas y energía, los santafesinos se acercaban al cierre. “Supernova” y “El viaje” fueron los últimos de la lista. Pero aún quedaban tres canciones, que ofrecieron después que el público, con la garganta llena, los trajera nuevamente al escenario. Las tres fueron demoledoras. “Vino Blanco”, la tremenda versión de “You Really Got Me” de The Kinks, (pero más cercana a la hizo alguna vez Van Halen) para finalmente despedirse con Iker cantando el estribillo de “Kiosco y porrón” entre el público.
Desde la ciudad cuna de nuestra bandera, Vudú mostró todas sus cartas y las jugó siempre a ganador. Efectivamente había un poco más que un cuatro de copas.
FOTO: Juan Montoreano
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