Sobre el escenario de Niceto Club —lejos de los públicos multitudinarios, del barro y de las banderas—, este Fundamentalista desplegó, al igual que su Gran Hotel Glamour Shuffle, un increíble magnetismo.
Diez años atrás, en el frío y la distancia de Madrid, Pablo Sbaraglia se puso los auriculares y le dio play a El tesoro de los inocentes (2004), el primer disco del Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. ¿Quién le hubiera dicho a Pablo, a tantos kilómetros de todo, que una década después estaría abriendo el recital más grande de la historia de la música nacional tocando el teclado en “Nike es la cultura”, la primera canción de ese álbum? ¿Le hubiera creído? ¿Hubiera dormido esa noche (y la siguiente, y el resto de la semana) de haberlo sabido?
Lo más extraño del caso Sbaraglia, es que luego de su paso por Man Ray, en la primera mitad de los ’90, Pablo aseguró que no volvería a formar parte de un grupo, a menos que ese grupo fuera los Redondos. La mala noticia es que aunque queramos copar la luna y sólo pidamos que se vuelvan a juntar, los Redondos ya no existen; la buena es que Pablo Sbaraglia es el tecladista de esa banda demoledora que son los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. Pero además, cumplió su promesa y sigue tocando y cantando “solo”, que en este caso quiere decir muy bien acompañado.
El viernes pasado Pablo tocó con su banda en Niceto Club en un recital que repasó canciones de sus dos discos: El club de la moneda de plata (2008) y El increíble magnetismo del Gran Hotel Glamour Shuffle (2013). El comienzo del show lo encontró con la guitarra colgada para interpretar dos canciones de su último álbum, “Vuelve a correr” y “Glamour Shuffle”, esta última con Fabián Aguiar incorporándose a la banda en la flauta traversa. Más allá de lo bien que suena el grupo en vivo, con Bruss Bruguera en bajo, Martín Paladino en la batería y ese gran guitarrista llamado Jorge Minissale; Sbaraglia es carismático y en sus shows interactúa entre tema y tema con el público, hace chistes, se cuelga las chalinas y bufandas que le tiran y toma Fernet puro de la botella.
Luego de “Tango”, llegaría el primer y único cover de la noche: “Vos también estabas verde”, esa obra maestra de Charly García que deja flotando en el aire la nostalgia del “puedo subir al cielo, puedo vivir haciéndote el amor, pero me voy…”. Otros dos grandes momentos fueron la interpretación de “Música de guerra”, una canción que lamentablemente no fue grabada en ninguno de los dos discos, y “Ángel”, donde el escenario se hizo minúsculo, íntimo, y Pablo tocó el piano acompañado del trompetista Miguel Tallarita rodeados de un espeso humo azul.
En ese segmento que parecía no querer bajar nunca la intensidad y la conexión del público con lo que estaba pasando arriba, se hizo presente una de las voces femeninas más sugerentes de la música argentina: la blacanblus Deborah Dixon, corista de los Fundamentalistas, quien interpretó “Ojos” adueñándose por completo del tema (como acostumbra hacer).
Para la que quizás haya sido la canción más esperada, “Ilumina”, Pablo tenía preparado algo especial: invitó al escenario a dos parejas del público que pudieron disfrutar esa pieza preciosa y emotiva —en su punto justo— fumando un cigarrillo en un viejo sillón de cuero.
Al igual que el Gran Hotel Glamour Shuffle, Sbaraglia tiene un magnetismo particular que, en el vivo, se descubre mucho mejor.
FOTO: Manuel Yomal.