El cantante retoma canciones de su vieja banda Can Can que nunca habían sido grabadas y las trae a un presente que lo encuentra muy activo.
Si te encontrás con un olavarriense de cualquier generación y le preguntás por una banda llamada Can Can te va a responder con una enérgica afirmación. Eso mismo sucederá posiblemente con muchas personas de las ciudades de alrededores y más. Es que la banda supo conquistar los corazones del centro de la Provincia de Buenos Aires allá por los años ’80 y ’90, y hoy sigue generando grandes expectativas en cada reunión y cada reencuentro en vivo que sucede cada tanto. Desde principios de este milenio su cantante Claudio Pedreira comenzó su carrera solista e hizo base en la ciudad de Buenos Aires. Editó dos discazos como son Quien (2012) y Crack (2016), y ahora vuelve a la carga retomando algunas viejas canciones que habían quedado en aquellos buenos viejos tiempos.
Escuchamos “Solo un disfraz” y “Cocktail Calypso”, la impronta melódica y rockera ochentonoventosa nos invade, y el propio cantante nos pone en contexto: “Todo empezó por una iniciativa de mi hijo menor, Lucho Pedreira, quien hace unos diez años trabaja de ingeniero de sonido y productor. Existe una serie de canciones que solo conocen mis amigos cercanos, las tocaba en mi casa y a veces en vivo con Can Can. Mi hijo era muy chico en esa época, pero él suele tocar esos temas con sus amigos. Entonces me propuso producirlas y grabarlas con calidad de estudio”.
Por un lado, nos sumergimos en aquellos tiempos y por el otro exploramos el presente del cantante, quien adelanta que “todavía hay algunas canciones más y dos de ellas van a ser parte de un álbum que se editará en septiembre, junto a las ya publicadas”.
―¿Cómo te sentís en esta nueva etapa de tu carrera con nuevos temas?
―¡Me siento vivo! Hace unos años había pensado en dejar todo esto y abrir un bar en España. A veces pasa, al menos a mí, que estás cansado de remar y nunca tener un reconocimiento como el que te habías imaginado que te merecías. Por suerte superé eso y el solo hecho de poder seguir grabando y creando me sienta realmente muy bien.
―¿Qué significó Can Can en tu vida?
―Can Can (antes Los Pasajeros, entre 1984 y 1986) fue el primer grupo en el que cumplía la función de compositor, bajista y cantante. Antes de eso, formé parte de cinco o seis bandas, todas de Olavarría o Azul, de distintos estilos: rock, jazz, folclore. Así que, para responderte correctamente, te diría que fue mi paso del secundario a la facultad, pero como músico. Está buenísimo estar en una banda, y si podés tocar lo que escribiste mucho mejor.
―¿Y qué significa hoy en día?
―Hoy es la historia de mi juventud. En mi región, ahí en el centro de la provincia de Buenos Aires, se me reconoce mucho por esta banda. ¡Hasta premios nos han dado!
―¿Qué es lo que más extrañás, si es que hay algo, de aquellos tiempos?
―Y, por ejemplo, que la música popular ya no es la que yo solía escuchar y sabía más o menos componer. ¡Extraño el pelo! (risas). La juventud con todos sus ingredientes, no hay mejor etapa de la vida, al menos para mí. De todas formas, no me considero un nostálgico, me he adaptado bastante bien.
―¿Y hay algo que no extrañes en absoluto?
―No extraño para nada no tener un mango. Hoy me puedo dar algunos gustos…
“Cocktali Calypso”, la flamante canción de Claudio Pedreira, es un bolero con aires noventosos, con una lírica que nos lleva a los ochentosas de la mano de frases como “volados de la nuca” o “re locos”, y también es un trago que, según Internet, contiene naranja, lima, azúcar y ron. ¿Y con quién se tomaría un buen cocktail Claudio?: “¡Con Charly García en los ’70! O también el de los primeros ochentas, sin dudas. Porque para mí es el más grande del rock argentino, su obra es maravillosa e inimitable. A veces leo las anécdotas del baterista Fernando Samalea y pienso cómo me hubiera gustado haber estado ahí… O a lo mejor no…”.