El cantante y fundador de Los Felices repasa los caminos que, en plena pandemia, lo llevaron a formar su nueva banda.
Mucho no me agrada esto de las entrevistas, lo de pasar curriculum: siempre fui el que nunca respondió nada. Pero tengo buenos recuerdos de varias cosas. Me dediqué a tocar el bajo y hacer coros. Y la gente no escucha el bajo, pero yo no soy así. A mí desde chico me llamó la atención, y en casa siempre estuve rodeado de música.
Empecé de adolescente, tocando en bandas del barrio, acá en Lomas (de Zamora). Libres o Muertos, Baldosas Asesinas, bandas de covers más que nada, tocábamos por acá, zona sur. Con Libres o Muertos tocamos en un garage chiquitísimo, que hoy creo es un taller mecánico. Se llamaba Casa Cuba Pub. Eran fines de los noventa, se daban esos shows, los armábamos, íbamos caminando. Íbamos y veníamos con las cosas. Después integré Desahogo, donde pude grabar mi primer disco. No me acuerdo el año, sí que fueron jornadas divertidas en lo de Fede Pertusi. Y con ellos también salí por primera vez del barrio: fuimos a tocar al Sótano de Rosario. Fuimos con Superuva. Yo era amigo de ellos. Compartimos noche, sacamos una combi. Piquetes de camioneros en la ruta, quilombo para llegar. Divertido.
Después entré en Superuva: divertido, un largo tiempo. Compartimos grandes cosas, buenas y malas. En general es bueno viajar, conocer lugares y gente: me gustaría volver a hacerlo. Hay momentos buenos varios. Uno cuando tocamos en el Luna Park, en noviembre del 2015, como invitados en el cumple de los amigos de Cadena Perpetua. También tocaron Loquero y Mal Pasar. Es inolvidable por el contexto, el lugar. Veníamos de una gira por Cuyo, pasé por casa un toque y rajé para el Luna sin parar. Recién después ahí vi a mí familia, mi hija ahí abajo es algo inolvidable… Otro momento lindo fue una tarde noche en el Puente Alsina, con 2 Minutos, Tukera, Secuaces, y un par de bandas más. Un festival gratis, organizado por el municipio. Momentos divertidos un montón: asados, camarines, combis, la música que se escucha, bajadas a comprar algo, cosas que para alguna gente no pueden ser divertidas, pero para nosotros lo eran. …los veinte años de Superuva en Vorterix, las preparaciones, los invitados, fue muy importante. Lo que iba a ser un dvd que no se pudo dar, y que la gente todavía me pregunta cuándo va a salir.
Con Superuva viví muchas cosas, divertidas y no tanto. Pero Superuva es más divertido, se los puedo asegurar, por lo que trasmite arriba del escenario. Esa fiesta que se ve abajo. La fiesta que se arma mirándolo de arriba. Siempre estaré agradecido a ellos por la posibilidad que me dieron. Una vez que desde la batería marca el Chino, a las chapas como siempre lo hace, es una fiesta. Siempre lo será.
Me fui. Después pasé un breve lapso por Tukera, al igual que Acido camboyano. Pero enseguida decidí parar la pelota, mirar a mí alrededor. Ver dónde estaba en lo personal.
Así llegamos a la pandemia. Cuando empezó tenía la computadora ahí parada, sólo la usaba para pasar música, y cosas en casa. Un amigo me dijo que tenía un programita que lo metías en la compu y grababa. Lo probé y andaba. Empecé a hacer baterías muy malas. Tocaba el bajo y le metía voces. Era el principio de la pandemia, viejas canciones escritas y algunas que se iban apareciendo, con influencias de varios artistas que escuchamos, como Sabina, Los Ramones, una mezcla, La Fuga, rock. Y se me ocurrió quién podía segundearme con todo. Y quien era el bajista que quería. Y cuando me di cuenta, ya estaba todo grabado. Yo cantando, tratando hacerlo lo mejor posible. No hubo algo que me haya llevado a tomar la decisión, se fue dando de esa manera, más que nada porque las canciones eran mías, y las quería interpretar, sentirlas, hacerlo más suelto, no atrás del bajo sin poder gesticular. Se fue dando así. No lo pensé.
Sin darnos cuenta llegó el primer y único show que dimos hasta ahora, el febrero pasado en Banfield, con Explenden, Quebraditos y Asesinado Corazón. Bandas amigas que aprecio mucho, era la fecha ideal. Y más porque somos de acá del sur. La propuesta era buenísima, las bandas, el lugar, no había un no en esta fecha. Y poder ver cómo iban a recibir esta nueva propuesta. ¡Las ansias de tocar sin el bajo colgado! Quedamos muy contentos. Muchos amigos, se acercó gente conocida. Muy alegres, el debut tiene una mezcla de sensaciones buenas. Quedamos muy conformes. Me lo voy a acordar siempre.
Tenía un beneficio al tocar el bajo. Un don, que si me equivocaba no se notaba tanto, o eso pensaba yo y se notaba un montón. La contra que después te decían “no se escuchó”. ¿Cómo que no se escuchó? Un bajo bien tocado, junto con una bata y ese bombo que te golpea, te arma una parecita que está muy buena. No me pasaba, porque no sé si toco bien el bajo, pero está bueno. Eso bien hecho está buenísimo.
Lo bueno de cantar es que no cargas con nada, aunque se me da por cargar cosas siempre, aunque no sean mías. Siempre lo hice y lo hago. Mis compañeros dan fe. La contra de cantar es que estás más expuesto, sos la cara de la banda, por decirlo de alguna manera. Eso es algo nuevo para mí, pero la vengo llevando bien. Estás expuesto, nunca me había pasado, ponés la caripela.
Con Los Felices estoy muy feliz. Cómo se van dando las cosas, que pueda grabar mis canciones que nunca entraban ni en Desahogo, ni en Ácido Camboyano, o en Superuva mucho menos, (más que nada por las temáticas de las letras), por el contexto. Eso esta bueno, las grabamos y ver si agradan. Es una parte importante de esta historieta. La felicidad inmensa del disco, de compartirlo con gente que va para adelante. Me acompañan Marcelo en el bajo, Seba en la viola, Germán en la bata, el Tanito en la viola; y la gente que colaboró en el disco: vos Moco (Explenden), el Mosca (2 Minutos), Luquitas (Quebraditos), el Manco en las teclas. Los amigos que me han dado una mano sin pedir nada a cambio. Lograr este disco, Sensible, como le pusimos, me dio mucha felicidad. Y ver la felicidad cuando se lo entregás a los chicos en la mano. Porque soy un tipo que me gusta todavía el material físico, y entregarlo en la mano y ver la alegría, el abrazo que nos dimos en la sala. Cambiaría cualquier momento lindo anterior por volver a darnos ese abrazo. Por volver a vivirlo. Eso te lo da la música. Ese es un momento muy feliz.
Ya fuimos más allá de lo planeado en principio, la idea era grabar algo, subirlo a las redes y nada más. Pero cuando lo subís y las cosas están bien hechas te vas dando cuenta que querés más, y así llegamos al formato físico. La idea tampoco era tocar, se presentó aquella fecha imposible de rechazar, y tocamos. No era la idea. Fuimos más allá. Seguimos adelante
Ahora se da la segunda fecha, en capital, para presentar el disco Ya estamos hechos. Superamos lo que estaba en mente. Pero uno se embala y cuando está bueno se sigue, no sabemos el techo. Incluso estamos maquetando, y quizá eso será el segundo disco. Que tampoco estaba en los planes, pero hay canciones, seguimos. Lo que tenemos todos en claro es que las cosas sean tranquilas. Estamos buscando un lugar en zona sur para despedir el año.
Yo le puse Los Felices, porque cada uno lo es a su manera. No sé si habrá otra banda que haya tocado una sola vez y al segundo recital ya esté presentando el disco Yo en este momento soy feliz por cómo se dan las cosas, por tener el material en la mano, por escuchar a mi hija cantar ahí. Eso es hermoso. Hay gente que es feliz saliendo a afanar un banco, otros felices en la tristeza. Nosotros estamos muy agradecidos. Y ahora esperamos el 16 de Octubre para presentar Sensible en El Emergente de capital, en Gallo 333, y ver cómo lo recibe la gente. Ahí notarán la felicidad que estamos viviendo.