Entrelíneas pisa cada vez más fuerte desde su Costa Rica natal, a fuerza de un pop rock lleno de canciones con buena vibra y energía, siempre dispuestos a proponer un momento agradaable a nuestros oídos.
“Otro verano” es una muestra prefecta de esta premisa. “Definitivamente nos gusta hacer canciones felices que transmitan linda vibra”, reconocen como carta de presentación. “Hacemos canciones sobre lo que vive cualquier latinoamericano cuando es adolescente y adulto joven. Siempre habrá amigos, fiestas, paseos, playa, montaña, baile, ligues, rupturas amorosas, enamoramientos”. Esta cotidianeidad en la franja etaria es la que los hace pensar que “mucha gente se identifica con nuestra música. “Es que tal vez los hemos acompañado en algún momento donde dedican nuestra canción o sienten que la escribimos pensando en justo lo que ellos están pasando, todos hemos estado ahí”.
-¿Puede funcionar un amor de verano?
-Creo que la mayoría de amores de verano son enamoramientos que tal vez nos dejan “crusheados”, pero nunca se dan. Sin embargo, no dudo que haya miles de historias lindísimas de amores de verano que se vuelven pareja, novios y hasta esposos.
-¿Qué queda en Entrelíneas de lo que fue aquel disco debut de 2017?
-Creo que mantenemos la esencia de nuestra “chispa” para hacer canciones. Sin embargo, cada vez nos sentimos más cómodos y con menos miedo a experimentar diferentes cosas. Por ejemplo: “Otro verano”, es una canción latina bailable, que su coro tiene ritmo similar al del reggaetón, esto es algo que jamás nos hubiéramos dado permiso o el lujo de hacer en nuestro primer disco. La propuesta sigue teniendo un núcleo fuerte de Pop-Rock, pero ahora nos permitimos experimentar más. Creo que no muchos escuchan el mismo tipo de música que escuchaban hace cuatro años, nosotros tampoco.
-Han compartido escenario con innumerables artistas internacionales, ¿qué sienten que les aportaron esos conciertos?
-Han sido experiencias indescriptibles y maravillosas. Muchos de estos artistas los vimos en tele desde la época MTV, fuimos a sus conciertos y hasta compramos discos de ellos en nuestra adolescencia. Compartir con ellos, conocerlos, conversar, ver que son humanos igual que nosotros, nos ha abierto los ojos y nos ha puesto a soñar con más fuerzas para llegar a esos niveles. También se aprende muchísimo de cómo se hacen las cosas a nivel técnico y de show en una tarima de artistas “clase A” como Alejandro Sanz o Enrique Iglesias, por ejemplo.
–¿Hubo algún artista que los haya sorprendido por demás por alguna razón particular?
-Han sido muchísimas historias, a mi particularmente me ha sorprendido la amabilidad, humildad y buena vibra de Nacho, Carlos Vives, Alejandro Sanz y el barbudo de Capital Cities que no recuerdo cómo se llama, pero fue un vibrón. Me impactó conocer a la banda de Ozuna en Guatemala y verlos probando sonido con música diferente al reggaetón y resultaba que todos eran unos virtuosos graduados de Berklee o similares.
-A veces las canciones tienen mucho de eso de «amor de verano», ¿cómo se llevan con estos tiempos donde la música parece a veces cada vez más efímera?
-Es difícil mantenerse vigente y al corte con un mundo tan acelerado con tantos artistas buenos, con tanto bombardeo de información y contenido en todas las plataformas y redes sociales. Hemos ido acomodándonos a mantenernos. Los tiempos pasan y creo que la época de la transición de disco a mp3 y luego Spotify la llevamos perfecto. Ahora, más viejos, nos está costando un poco con Instagram y TikTok, pero ahí vamos. El fuerte siempre va ser la música, pero hay que aprender a adaptarse a los tiempos y a cómo consume la gente la música ahora.
Foto: David Chacon.