Luego de ser guitarrista durante diez años de la banda platense Edipo, Rodrigo Natario se afianzó en su nuevo proyecto, el cual se materializó en 2018 con su debut Maquetas en la Oscuridad. En tiempos pandémicos, tras algunos clips lanzados, llegó el turno de Máscaras y Espejos, bien conceptual y con la lírica como fuerte principal para toparnos con lo genuino y con lo falso, todo por igual.
“Siempre quiero creer que la gente puede cambiar sus actitudes o pensamientos negativos, y es por eso que hablo o quizás hago canciones donde digo qué cosas me parecen o qué cosas me molestan”, sintetiza a la hora de meternos de lleno en la temática de este nuevo trabajo que, reconoce, “surgió de las canciones mismas”.
-¿Así fuiste llegando a este concepto?
-Teníamos temas que veníamos trabajando y algún tema nuevo: elegimos esos 5, los trabajamos, y al momento de ponerle nombre al disco me surgieron las dudas. Al haber editado el primer disco con solo cinco temas, lo que se venía era la segunda parte de ese disco. Pero al haber cambiado algunos temas y haber pasado bastante tiempo ya el concepto había cambiado. Nuestro primer disco hablaba de nuevos comienzos y los temas eran compuestos algunos años antes, en otro momento del camino. Pero acá, pensando en cada letra y su contexto, me di cuenta de que el hilo conductor de todo el disco era el ser humano y sus interrelaciones en la sociedad: cómo nos comportamos unos con otros y cómo, a veces, somos transparentes o vamos con distintas máscaras.
-En la escucha conviven las personas positivas, esas que hacen bien, con las tóxicas o las que no suman. ¿En la vida real intentás que convivan lo menos posible?
-Hablar con la gente, con la que no estamos de acuerdo, puede resultar positivo para que se dé cuenta de sus formas y entonces cuidar esa relación. Otras veces, hay gente que pase lo que pase no cambia nunca, entonces directamente decido no gastar energía en intentar convencerlo de algo que no quiere ni escuchar. Las actitudes o las personas que no suman, y que se esfuerzan en no sumar o en cerrarse, mientras más lejos, mejor. Y las personas positivas son aquellas con quien se disfruta estar, que son de pensamientos y hechos constructivos, con los cuales siempre se puede aprender algo. Todos queremos tener cerca gente así. El asunto es darse cuenta de quién es quién y no tomar de un lado a alguien que no lo es y lo oculta muy bien. Para decirlo de una forma más simple y directa, es saber diferenciar «quién es un espejo y quién es un careta», ahí está la cuestión.
-¿Cómo surgió la idea del video de “Bailando”?
-La canción cuenta una historia de la vida cotidiana, donde a muchos nos pasa que hay ciertas actividades que nos gusta hacer, y no podemos dedicarles tiempo. Mucha gente trabaja de lo que puede, y no de lo que le gustaría, y en este caso cuento la historia de Carolina Palavecino, la bailarina del video, amiga desde hace muchos años, con quién siempre me sentí muy identificado. Esto vendría a ser un espejo de cómo vivimos muchas cosas que nos pasaron durante muchos años, ella desde el baile y yo desde la música, y de cómo ella logró romper con muchas de las estructuras sociales y pudo trabajar de lo que ama, que es bailar. Entonces después de tantas cosas que hablamos durante años, la idea y el guion del video nos salieron de forma muy natural. En un contexto en que no queríamos exponernos demasiado y no utilizar mucho tiempo, nos pusimos de acuerdo y en una jornada de un poco más de cuatro horas salimos a la calle, a distintos lugares y filmamos con celulares en alta calidad el 95 por ciento de las tomas. El resto lo grabó ella en su casa y después la edición la hice yo. Tenía bastantes dudas ya que no soy profesional en filmación y edición, pero quedé muy conforme con el resultado.
-¿Qué creés que continuaste respecto a lo que fue tu experiencia con Edipo?
-La similitud con Edipo es que las letras dicen algo. Quizás hay varias formas distintas de decir cosas, pero lo importante es decirlas. Las cosas que pasan alrededor influyen en nosotros y no nos pueden resbalar. Y también tenemos que involucrarnos, tenemos que hacer. No está bueno quejarse desde la comodidad, sentados en un sillón, desde una red social; sino que hay que poner manos a la obra para realmente cambiar las realidades que no nos gustan.
-¿Y notás algún cambio significativo?
-El cambio grande está en que este es un proyecto propio, en donde no solo me involucro mucho más en letra y música sino que también puedo tomar mis propias decisiones con respecto al rumbo que tomo a cada paso. En Edipo empecé a tocar cuando la banda ya estaba consolidada, con sus roles y con muchos integrantes, en donde se debían consensuar un montón de cosas. En este proyecto propio crecí mucho musicalmente por hacer muchas más cosas y además tengo muchas más libertades a la hora de tomar decisiones con respecto a las cosas que no son puramente musicales.
-¿Cómo es tu día a día con la música en estos tiempos tan extraños que a veces parecen eternos?
-Lo que más me queda de todo esto es lo que pasó con la grabación del disco. Nos vimos frenados en el momento en que íbamos a entrar a estudio a grabar y quedamos en espera de que termine la cuarentena. Al ver que pasaba el tiempo, y la cuarentena y la situación de pandemia se extendían, tuvimos que empezar a pensar la forma de adaptarnos para poder seguir. No solo en el disco sino también cada integrante en otros trabajos. Logramos grabar cada uno desde su casa la parte que le tocaba, salvo la voz que la grabamos en nuestra sala de ensayo. A partir de ahí también mezclar y masterizar. Fue todo un gran desafío del que quedamos muy conformes. Más allá de eso, me tocó aprender a grabarme en mi casa, aprender a editar videos, seguir escribiendo letras, trabajar para mejorar mi trabajo en las redes sociales, conocer plataformas de streaming y hacer vivos o entrevistas a distancia. No creo que sea fácil pero no hay que parar, tenemos que aprender a adaptarnos para seguir haciendo cosas de la forma que se pueda.
FOTO: Demaifotografía