Aquellos shows en Niceto a principios de siglo, que se anunciaban a las 22 pero se materializaban a las 3 de la mañana fueron testigos de la formación más “clásica” y reggae/ska de Mimi Maura. Como resultado también era bien rockera, con esos toques latinosos a cargo de los vientos, la percu del querido Toto Rotblat, y por sobre todas las cosas de la maravillosa voz de Midnérely Acevedo.
Varias transformaciones en los últimos años nos regalaron acústicos, un disco grabado en Japón, fusiones o bandas paralelas, como le encanta (por suerte para nosotros) a Sergio Rotman. Pero, si bien la maquinaria siempre se mantuvo a flote, se mantuvo más esporádica y sin lo clásico.
La vuelta de Mimi Maura y su banda nos trajo alegría a los nostálgicos de aquellos primeros discos, y también curiosidad a quienes se acercaban por primera vez, aun conociendo la discografía. A pura percusión, la siempre radiante Mimi cantó “Vente conmigo” como para saludar y avisar de qué venía la cosa. Todo bien arriba y bailable, y por sobre todo, disfrutable.
Sorprendió en un principio la ausencia de vientos y encontrar a Rotman con guitarra, a pesar de que fue algo que se vio muchas veces. Así sonaron, por ejemplo, “Loiza aldea”, “Quemapuentes” o “Todos los días de sol”. Pero de a poco, la aparición de Martino Gesualdi en trombón nos empezó a convencer de que la noche iba a estar de maravillas.
Así entonces, todo Niceto empezó a bailar y a agitar con “Jamás estuvo aquí”, “Misterio” o “La huella”, ya con Rotman en saxo y un Juampi Francisconi (La Bomba de Tiempo) intratable en percusión al lado de Fernando Ricciardi, sin dudas uno de los mejores y más versátiles bateristas que tiene la escena actual. Y si no, fíjense como toca como un relojito acá, postpunkeando en El Siempreterno o con el estilo que le tiren en Los Fabulosos Cadillacs.
Por redes se anunciaba la presencia de Fofe Abreu como invitado desde Puerto Rico. Y acá seguramente muchos habrán quedado preguntando ¿quién será este? Pero si de algo sabe Sergio Rotman, es eso de ojear buenos músicos (desde la propia Mimi hasta Ariel Minimal, pasando por Toto Rotblat o el bajista Ruso Sánchez, siempre ha sabido reclutar muy bien). Y así fue como el invitado vestido a lo punk irrumpió con su aguda voz en medio de “El día de mi suerte” (Lavoe presente) para romperla toda durante tres canciones más.
La calidez de “Al borde del tiempo” (sí, sí, de ahí robamos el nombre, lo admitimos) se mezclaba con el baile de “Don’t say away”, hasta llegar al falso final con la infaltable “Yo no lloro más” y “Jay, yo me muero”, del mítico (gracias a Mimi) Mike Acevedo, padre de la cantante boricua.
Pero quisimos una más y la siempre radiante Mimi nos la regaló. Luego de hacernos bailar durante una hora y media, de dejarnos disfrutar de su calidez tan dulce como potente, de tener una banda que acompaña perfecta, ella solita, con su voz como único instrumento, cantó “El apartamento” y nos bendijo para que podamos volvernos hipnotizados a casa.
Ya estamos más viejos, los de arriba y los de abajo del escenario. Ya no aguantamos a que arranque el show a las 3 AM, ahora son las 12 y queremos ir a comer algo. Pero viajamos de todas formas un poco hacia aquellos tiempos donde estas canciones que sonaron el sábado eran novedad de la buena. Ahora son un clásico perfecto para disfrutar en presente. Y eso nos encanta.
Foto: Melina Aiello (archivo)