Los Tipitos: «Nos gustan los hits»

El decimocuarto disco de Los Tipitos ya está en la calle. Willi Piancioli, Raúl Ruffino, Pablo Tévez y Fede Bugallo están relajados y el buen estado de ánimo delata la alegría de sentirse satisfechos ante un nuevo trabajo discográfico.

“Nos dimos la oportunidad de hacer un disco rockero, sentirnos como en la adolescencia, tener un disco de garaje pero cuidado y tocado por gente adulta”. De entrada nomás la banda deja en claro que Ojos Tremendos (2016) viene a romper un poco el molde de su historia. Ya desde la elección del productor, Michel Peyronel (ex Riff), la idea era clara: una búsqueda sonora más despojada, más orgánica, pero sin dejar de lado la esencia. “Hay un solo tema con guitarra acústica y también muchos solos, eso ya lo hace distinto a los anteriores”.

-¿Buscaron no repetirse?

Willi: -Hay lugares que es inevitable repetir. Salvando las distancias, es inevitable que vos te des cuenta de que el tango es de Piazzolla cuando es de él. Hay algo que se repite que es la impronta del tipo, cuando forma todo un estilo eso quiere decir que se repite en algún lado. Eso es difícil de proponérselo. Muchas veces hay temas que son de la misma familia, y sabés que son de un compositor. Yo escucho un tema de Raúl y sé que es de un tipo de temas de él.

-¿Cuál sienten que fue el mejor aporte de Michel desde la producción?

Fede: -Yo incorporé una manera de tocar más apasionada. Saqué mucho interés en entender lo que estaba interpretando.
Raul: -A mí me hizo perder el miedo a los solos, a la instrumentación. Yo no me siento instrumentista para nada y él me hizo sentir cómodo en ese lugar. Siento que empecé a aportar como guitarrista, recién ahora después de tantos años pero bueno, algo es algo (risas).

Uno recorre la discografía de Los Tipitos y no deja de encontrarse con hits. Si bien Armando Camaleón (2004) le dio la cuota masiva y la aparición radial, ya desde antes asomaban potenciales éxitos y la última placa, Push (2013), nos dejó “Apostar al amor”, uno de los pocos hits que cosechó el rock nacional en los últimos años. Ante esta propuesta nueva, la pregunta gira en torno a qué lugar ocuparán ahora. “Nos gustan los hits, creemos que por eso salen. El artista que compone hits todo el tiempo los está buscando inconscientemente”.

-¿Cómo es componer luego de tantos años de discos y canciones?

Fede: -Está bueno componer discos, nunca es una carga. Hay momentos en los que sentimos la necesidad espiritual y económica. Es un trabajo intenso, pesado. Yo por ejemplo me encierro más.
Willi: -Te obsesiona, es solitario el trabajo.

-Y con los años el público también va cambiando.

Fede: -Yo veo que gracias a Dios va cambiando. Yo creo que si seguirían los mismos de hace 22 años tendría miedo.
Willi: -En un momento se te empieza a morir el público (risas).
Raúl: -¡No vamos a entrar en detalles de eso mejor! A mí me gusta esa gente que te sigue hace mucho, que te hace banderas, carteles, pinta cuadros y te los regalan. Y empiezan a venir con hijos.
Willi: -Y después queda la camada de público que te conoce a partir de un disco y como que a veces quedan frenados en ese disco, para ellos la banda empieza ahí.

-La forma de escribir va cambiando también.

Fede: -No te creas, más o menos, tenemos cuatro o cinco palabras que tienen que ir sí o sí. “Corazón”, “sol”. Si no dice alguna de esas empezamos a preguntar, “¿qué quisiste decir acá?” (risas).
Raúl: -Tenemos un público muy variado. Están los que te compran las entradas más caras.
Fede: -Hay gente que es más de teatro, el de 60 años que te conoció a los 40, y ahora a un show que tiene que estar parado no te va ni en pedo.
Pablo: -¿Hay público de 60? Qué sarpado.
Fede: -Sí, y hay gente que tenía 50 y estaban deschavetados hace 20 años, y ahora la veo en algunos shows.
Pablo: -Uf, tremendo, no hables más por favor.

Los Tipitos hablan con 22 años de historia en sus espaldas. Asoman aquellos tiempos de muchos shows callejeros, la plaza, la playa, y luego también el famoso Club de los Martes. Grandes momentos que la banda encontró para buscar que los conozca más gente o simplemente para hacer algo distinto. “Yo creo que con los años nos pusimos más vagos. Tenemos más canciones, antes teníamos que hacer malabares para llenar los espectáculos”, reconoce Fede y Pablo completa: “Antes teníamos una especie de doble vida. El formato de la calle era para atraer más gente y se abrió una nueva personalidad aparte de la eléctrica que era la común”.

-La calle ofrecía otra faceta.

Raúl: -Claro, tocábamos en Plaza Francia sábado y domingo, promocionando un show de un jueves, por ejemplo. Y entonces la gente a veces caía el jueves esperando el mismo show de la plaza, pero no.
Fede: -Y algunos se enojaban, “yo vine a ver lo otro, yo quería canciones de León Gieco”. (risas)
Raúl: -¡Tocá “Mensaje en una botella”! Pero no sé inglés, flaco. Era mentira, en la plaza estaba contento pero no sé inglés. Acá se escucha todo, no puedo mentir (más risas).
Fede: -Era como una especie de estafa musical. De hecho las primeras veces que tocamos ese tema en la plaza no sabíamos la letra y cantábamos cualquier cosa. Un día vino un tipo y nos trajo la letra impresa para que la cantemos bien. Me acuerdo la emoción de WIlli: “¡gracias, loco!”.
Pablo: -Cabe aclarar que no estaba internet para hacer un click y bajarla.
Raúl: -Aparte en Villa Gesell, quien carajo va a saber la letra. ¡Cantala igual así nomás, ya fue!
Willi: -Con el correr del tiempo vas deformando todo y vas batateando cada vez más, y llega un momento en lo que se te fija es lo que batateas.
Fede: -Creo que eso cambiamos un poco. De ya no tener que pensar cosas extras para hacer, pero fue natural, porque justamente dejó de ser una necesidad de entretener a la gente, empezamos a tener muchos temas y la gente ya se entretenía con los temas directamente.
Pablo: -Nosotros además crecimos, la energía no es la misma, y crecimos en lo instrumental, tenemos mejor audio y sonamos mejor que cuando no teníamos instrumentos.
Raúl: -Eso sí, el contacto con la gente es el mismo. Como si nos viéramos todos los días.
Pablo: -Que era lo que pasaba en la calle, ¡nos veíamos todos los días!

-Luego también estuvo El Club de los Martes.

Willi: -Era también otra especie de banda eso. Y metíamos cavaquinho, flauta dulce, las copas. Eso cambió. En un momento intentamos sostenerlo, como cuando hicimos el “Lamento Rockero” en un megafestival, en River.
Raúl: -Fue tan fabuloso como intrascendente. La gente miraba como diciendo “¿qué pasó acá?”.
Fede: -Yo me acuerdo cuando nos bajamos y uno de la discográfica nos dijo “¡que huevos que tienen, eh!” (risas). Medio enojado lo decía, él quería los hits para poder vendernos en otros festivales, pero después de eso seguro pensaba “¿y si me llegan a hacer esto en todos lados?”.
Raúl: -Al principio la gente armó pogo y todo re copado. Cuando se dieron cuenta de que eran todos riffs tocados como por una banda del altiplano medio que empezaron a frenar.
Fede: -Eran unos coyas que les gustaba el rock pero lo tocaban con los instrumentos que tenían a mano. Y una vez en la plaza Próspero Molina en el Cosquin rock abrimos tocando “Fantasía de bombos y boleadoras”.
Raúl: -Y tocamos uno de los temas más emblemáticos de los Pericos con las copas, tenían que estar todos en silencio, la gente toda calladita.
Pablo: -Juanchi les hacía con el dedo que no canten. Fue impresionante. Y en una de las cúspides de nuestra carrera que fue grabar con el Flaco Spinetta también tocamos las copas. Esas cosas raras también dejaron momentos inolvidables.

 

* Los Tipitos presentan «Ojos tremendos» este sábado 2 de julio en Teatro Gran Rivadavia (Av. Rivadavia 8636, CABA).

 

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