El ska de los barrios

La orquesta de chicos “Vamos los pibes” entra a escena y Hugo Lobo, mentor y director, disfruta orgulloso. El público de a poco se va agolpando en el Luna Park y a su término un documental en la pantalla explica una por una de las nuevas canciones del disco. Dancing Mood todavía no subió a las tablas pero los dos ejes de la noche ya están bien marcados: por un lado la excusa de volver al mítico estadio con la presentación de Ska Explosion (2015), el primer disco de la banda con temas propios; y por el otro la unión de una gran familia y la gente de barrio junto a la docencia e inculcación de valores a través de la música y el deporte, algo que el líder y trompetista se encargó de pregonar durante las dos horas y media de show.

 

La música

Dancing Mood es una banda que se supera día a día y que siempre busca nuevos desafíos. Luego del disco triple con Lobo viajando a buscar invitados por todo el mundo, o del histórico show 100 Nicetos en las calles de Palermo, o la gran apuesta con la orquesta sinfónica y demás etcéteras, parecía que nada más podría sorprender. Pero la banda instrumental más masiva redobló la apuesta y sacó un disco de composiciones propias.

El tema que da nombre al disco abrió la noche y las novedades se sucedieron unas tras otras. Con el correr de las canciones fueron apareciendo los invitados: Indio Márquez en guitarra (“tocó con todos pero con nombrar uno alcanza: Spinetta”), el infaltable Pablito Molina en voz energizando de aires argentojamaiquinos la velada, Ayelén Zuker y su grupo de coristas que descollaron en el set Michael Jackson de “Heal the world” y “I´ll be there”, y Pablo Lescano con su metralleta keytar para agitar “Confucius”.

El homenaje a uno de los ídolos y mentores de Hugo Lobo llegó promediando el concierto: el espíritu de Rico Rodriguez, emblemático trombonista del ska fallecido hace pocos días, estuvo presente cuando sonó la canción “África”, la primera que grabó Dancing en su carrera, allá en 2001 para su disco debut 20 Minutos.

 

La familia

Y fue en esa misma canción cuando se abrió el círculo familiar, que se cerraría casi al final del show. Ramón Lobo, hijo de Hugo, subió para tocar la trompeta y luego Rubén Lobo, padre de Hugo, descolló con la percusión en el hitazo “Police woman”.

La familia, algo que Lobo se encargó de nombrar una y otra vez,  “no solo la de sangre sino todos los que estamos hoy acá, somos una gran familia”. Así fue que entre las canciones nuevas se destacaron la emoción que transmite el reggae “2031” (“la dirección de la casa de mi abuela”, resalta el trompetista) y “Son song” (“dedicada a todos nuestros hijos”).

 

El barrio

El ska de los barrios. Eso es, entre tantas otras cosas, Dancing Mood. Villa Crespo, gracias a Atlanta (el club de los amores de Lobo y en el que practica la orquesta de chicos que inauguró la noche) fue el más homenajeado, pero otros tantos de todo el país fueron nombrados en reiteradas ocasiones. A través de la música y el deporte, el trompetista resaltó constantemente la importancia de los clubes de barrio, y destacó la presencia de las figuras del boxeador excampeón del mundo Marcelo Domínguez y el entrenador de básquet que tuvo en el Club Atlético Pueyrredón, deporte que practicó durante muchos años en su niñez y adolescencia.

 

La fiesta

“Esta es para que gedan todos”, anticipó Lobo y “Latin goes ska” fue fiesta por donde se la mire. Solos y más solos de casi todos los instrumentos presentes se coronaron con el “no, no, no me pisen las flores, no, no, no me la pisen más” de Palito Ortega, en la voz del saxofonista Rubén Mederson. Durante los diez minutos que duró el tema todo el público agitó y cantó la estrofa incansablemente de principio a fin.

La ya citada “Police Woman” fue el falso cierre para que “Occupation” corone una nueva noche inolvidable para una banda de ya quince años de historia. Nunca está de más repetir lo que generan: miles de personas saltando y coreando canciones instrumentales de jazz o clásicos en clave ska (ahora también con temas propios) durante dos horas y media.

La música, la familia, el barrio y la fiesta. Quince músicos tocando en escena son los dueños del ska de los barrios. Se llaman Dancing Mood. No nos digas que todavía no fuiste a verlos en vivo.

FOTOS: Melina Aiello.

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