En el Día de la Independencia de la República Argentina, el paquete boliche de Plaza Italia fue testigo de todo un acto de argentinidad. Mucha bebida espirituosa, mucha pasión desatada y un rango etario del más diverso, vibrando al ritmo de una costumbre bien argenta. Mucha historia, mística, más de 25 años en la ruta y sobre todo un gran repertorio plagado de grandes éxitos que Germán Daffunchio iba anunciando a modo de chiste, pero no escapando de la realidad. Todo esto y mucho más, transforman siempre a la Hurlingham band en un excelente plan, sea cual fuere el momento, lugar o dificultad.
La noche comenzó con una gran presentación de la banda Quilmeña Cachas and the Cachos que tuvo en sus filas la participación de invitados como Gustavo Jove y el entrañable personaje de la ciudad de la cerveza Martín “Mono” Fabio de Kapanga. Albert, voz y líder de la numerosa agrupación, agradecía emocionado la oportunidad brindada por Las Pelotas para formar parte de la noche, y se despachaban con una muy buena versión de «Barbazul versus el Amor Letal», clásico ricotero que fue muy bien recibido por los presentes que ya se acomodaban y vivaban por el plato fuerte.
Las luces cedieron intensidad y todo se fundió en un “vamo, vamo, vamo las pelo” que se extendió por más de 10 minutos, hasta que Daffunchio y su “¿Estamos bien?” desató la fiesta pelotera: “Un sitio tan grande/y nada que perder”, gritos y saltos de los poseídos por el espíritu del “Bocha” Sokol, “Combate” clásico de Amor Seco (1995) daba pie a lo que sería un recorrido por las grandes canciones a las que nos tienen acostumbrados. Pegados, los usuales segundos y tercer tema “Saben” y “¿Qué podes dar?”, ambos de Despierta (2009) para luego darle paso a “Tormenta en Júpiter”, temazo de Esperando el milagro (2003). Gabriel Dahbar, de la mítica banda del oeste Cayacanaya, trepó por primera vez en la noche y se despachó con su voz en “Día Feliz”. A esta altura, Groove era un total quilombo. Siendo un jueves, feriado por cierto, pero víspera de un viernes que amagó a hacerse puente pero se quedó con las ganas, no había lugar para nadie que no se uniese al movimiento de masa que se extendía desde la valla del escenario, hasta unos escasos metros de distancia con la puerta de entrada principal.
Se bajó un cambio con los temas más tranquilos y reflexivos como “Eso que pasó”, “Cerca de las Nubes” de la placa homónima del 2012, “Pasajeros”, “No me acompañes” de Todo x un polvo (1999), y “Más que un deseo”, cierre de Basta (2007), disco bisagra en la banda, donde se dio un gran salto a nivel sonido y composición.
No hace falta mencionar que sonaron los estandartes de siempre, esos que no pueden faltar como “Hawaii”, “Bombachitas Rosas”, “Esperando el milagro”, “Si supieras” y “Capitán América”. Este último, con la participación del “Mono” Fabio, quien seguía dando vueltas por bambalinas. Sin embargo, como siempre promediando el show, Las Pelotas abre el baúl y siempre saca una gemita que andaba perdida por ahí. Esta vez fue el caso con “El Chupetón” de Para Qué? (1998) y “Peces” de Máscaras de sal (1994), dos que se suman al ya recuperado “Grasa de chancho” ganador de un lugar regular en los setlist.
Todo concluye al fin, dijo otro quilmeño como Ricardo Soulé, y se pudrió todo con el último aliento que quedaba. “Brilla(Shine)”, del debut Corderos en la noche (1991) pero en su versión punky y combativa del vivo La clave del éxito (1997) para que no quedara ningún tipo de duda que la noche tenía que terminar de bardo.
Las Pelotas, una banda que trasciende épocas. Se amalgaman con la nueva escena pero sin perder lo que finalmente los hace distintos, tan distintos como aquello que los mantuvo lejos de las luces que encandilan, de ese gran lugar plagado de excéntricos que ante las cámaras gesticulan su rocanrol artificial.
FOTOS: Daniela Milana.