Ya no sorprende a nadie que las bandas extranjeras vengan a nuestro país para filmar sus discos en vivo. Somos el público más copado, el adorno del mundo con el cual todos quieren sacarse una foto, el San Bernardo barilochense, el mejor amigo con escabio encima. Así se fue configurando el clima de Vorterix para la grabación del DVD en vivo de Reincidentes.
Una última prueba de luces, un poco de humo y una cámara grúa elevándose por encima del público, advierten el inminente arranque. Con un flamenco de fondo invadido por una sirena, apareció el cuarteto de Sevilla, se inició la fiesta pactada, el vicio y el disfrute.
Arrancaron con la canción innombrable, con el peor título que se le puede poner a un tema: “Huracán”. Algo poco común que ese nombre reúna tanta gente, pero el piso del Vorterix era un pogo gigante, y aunque cómodos, la totalidad del recinto resultaba ocupada. A diferencia con los Die Toten Hosen, que nadie sabe qué carajo cantan, a los Reincidentes se les entienden todas sus letras y permiten que uno se identifique en ellas. Salvo que seas un fascista, Mirtha Legrand o el Panadero Napolitano, las consignas escarban en el sentimiento más profundo, libertario y revolucionario del continente. Pegada a la primera, y posterior al saludo de Fernando, cantante y bajista, sonó “Latinoamérica” contextualizando el DVD. Seguido, “La Republicana”, desató el festejo de todos, puños en alto, libertad, igualdad y solidaridad.
“Libertad a los petroleros de Las Heras”, denunciaba una bandera desplegada entre el público, firmada por la F.O.R.A. Aguantó ahí, entre los trabajadores del pogo, mientras sonaron “En la ciudad de los sueños” y las 31 canciones que duró el recital. Fueron ellos los principales invitados, aunque de pronto subieron los cantantes y vientos de La Vela Puerca para interpretar “No podemos esperar”.
“Ni siquiera ahora se nos permite buscar a nuestros abuelos y abuelas”, embroncado Fernando antes de interpretar “La cuneta del olvido”. Y no se olvida que fue Attaque 77 quien los trajo a la Argentina la primera vez, por eso Mariano Martinez subió para cantar “Un día más”. A su estática presentación le siguió una versión de “Yo pisaré las calles nuevamente”, canción del cubano Pablo Milanés. Luego llegó el turno de Pipi (Ska-P, The Locos), quien vestido de obispo le devolvió la sangre al concierto cantando y actuando “Rip Rap”, y se fue arrojando su crucifijo al público. Ciro Pertusi, gestual y notoriamente contento de estar ahí, subió para cantar “Grana y Oro”, y pareció que deseaba quedarse varias canciones más.
El desfile de invitados había terminado. Veintipico de canciones pasaron hasta que Reincidentes abandonó el escenario por primera vez, y volvió para los últimos bises. El público cantaba “olé olé olé, le llaman democracia y no lo es”. Notoriamente contentos con lo que estaban registrando, los españoles agradecieron varias veces, y arremetieron con las finales “Buscando una canción”, “Yo acuso”, la popularizada por Los Ramones “Surfin Bird”, “Cucaracha blanca” y “Aprendiendo a luchar”. Terminadas las canciones, solo quedó tiempo para que Fernando se tire al público, vuelva al escenario y dispare las fotos de rutina, de espaldas al público con todos los San Bernardos enviciados y felices.
FOTO: Fran Michel, cortesía de Noche Bastarda.