Esta nota podría arrancar informando que en Mayo, Tabaré Cardozo estará en Buenos Aires presentando “Malandra”, su nuevo álbum. O contando qué Yamandú Cardozo también visitará el ND Ateneo en dicho show, acompañando con la murga Agarrate Catalina las canciones nuevas de su hermano mayor. Tal vez podría centrarse en “Un día de Julio”, el nuevo espectáculo de la murga uruguaya más conocida en estos pagos.
Pero no. Esta nota arranca contando que Tabaré Cardozo Cornero se define como “hincha de Huracán Buceo y Nacional”, y que su hermano, Yamandú, es bolso de nacimiento. Y también qué quién escribe estas líneas, optó por respetar la terminología de los entrevistados, por lo qué cada vez que aparece la palabra fúbol, no es un error ortográfico sino una transcripción de la forma charrúa de llamar al balompié…
“Si Higuita fuera uruguayo me lo hubiera tatuado en la espalda…”
Uruguay = garra charrúa. La asociación es inmediata. Vienen a la mente entonces jugadores como Arévalo Ríos, Lugano o el mítico Obdulio Varela. Caudillos de la vieja escuela como “Hacha Brava” Navarro, capaces de intimidar a Rambo o al mismísimo William Wallace.
Siempre me pareció un tanto injusta dicha asociación, o al menos un tanto olvidadiza. ¿Y el Chino Recoba? ¿Y Forlán? ¿Y el Enzo? Talentosos players nacidos del otro lado del río. La lista no termina ahí, y al parecer, podríamos incluir en ella a un tal Tabaré Cardozo…
-¿Cómo son los hermanos Cardozo dentro del campo de juego?
T: -Yo cuando jugué, jugué de 7, de win derecho, pero jugué muy poquito tiempo, de niño, y era horrible.
Y: -El problema no es que sea horrible, no tiene una técnica muy ortodoxa, pero es hábil, y es rápido, el problema es el concepto que tiene el de juego: muy poco solidario, muy poco espíritu competitivo en el juego.
T: -Es medio contradictorio, porque por un lado me gusta jugar, me encanta, pero no me entienden.
Y: -Es un incomprendido.
T: -Yo prefiero hacer caños a goles, si hago 3 caños por partido y pierdo 6 a 0 no me importa.
Y: -A Tabaré le gustan las excentricidades, las cosas que desafían la normalidad del juego… por ejemplo el loco que hacía las rabonas, hace muchos años, Bustos, de Ferro… maravilloso. O estos jugadores que hacen caños o firuletes, son los preferidos de Tabaré.
T: -Por ejemplo Higuita y el escorpión: si Higuita fuera uruguayo me lo hubiera tatuado en la espalda haciendo el escorpión. El Loco Abreu cuando la picó fue… aparte es nuestro amigo.
-¿Cuándo surge ese vínculo tan estrecho con los jugadores de la selección?
Y: -Es una relación muy linda. Primero, la nuestra, de admiración, de agradecidos para estos tipos. Tabaré es mucho más fanático de la selección que de cualquier club, cosa que en Argentina y Uruguay suele ser a la inversa. Y esta selección en particular, el proceso Tabárez, generó en Uruguay una cosa increíble. Tipos que les estaba yendo muy bien afuera, y sin embargo estaban muy comprometidos, con mucha humildad, cosa que al uruguayo le encanta, con mucho sacrificio y horizontalidad en su planteo. Pero además le sumó resultados, movidas alrededor y cosas sociales, fue más allá del equipo y del funcionamiento en un campeonato o dos. Cuando veníamos a Buenos Aires, el Loco Abreu nos venía a ver, era hincha de la murga, se fue acercando. Vino una vez e hizo un gol al otro día, vino otro e hizo tres, empezó a traer amigos para que hagan goles, decía que La Catalina daba suerte. Y un día nos llevó al complejo celeste, la concentración: fuimos después de un Uruguay – Venezuela que habíamos empatado 1 a 1, comprometiendo la chance de clasificar, y estaba la doble fecha. Y en el medio, el Loco llamó a Tabaré: “venite pa` acá, precisamos que vengan los muchachos a cantarle a la banda que está bajoneada”, y fuimos con la murga, cantamos, estuvo divino… y ganamos 6 a 0 contra Perú. Incluso en la conferencia el maestro en la charla dijo “hubo un elemento en el humor del grupo fundamental, nos visitó Agarrate Catalina”. ¡No lo podíamos creer! Después hicimos una cantidad de amigos, como el Tata González, Lugano, Eguren… se hizo una relación de mucho cariño mutuo. Los seguimos toda la Copa América, la que gana Uruguay acá. En momento le sonó el celular a Tabaré… “Taba vénganse, estamos en casa haciendo una fiesta íntima”. Estaban No Te Va Gustar, Los Fatales, La Catalina, el pepe Mujica y los jugadores de la selección, nadie más, ¡increíble! Estaba la copa ahí, en la casa del Loco Abreu…
“Empezó el partido y se apagó todo…”
Tabaré Cardozo es un experto en el arte de rescatar historias y hacerlas canción. Entonces aparecen a lo largo de su extenso repertorio letras fantásticas como “Dos novias”, o “Candombe de la libertad”, o algunas relacionadas a la número 5, cómo la trágica “Barbosa”, o la nostálgica “El tipo de la radio”…
-¿Cómo rescatás la historia de Barbosa?
–De un libro de Eduardo Galeano (“El fútbol a sol y a sombra”). La manera de contarlo, te hace meterte en la piel de otra persona, y te hace ver algo qué, quizá ya me habían contado, pero no me había dado cuenta de la dimensión humana que encerraba. Empecé a investigar, y vi notas, documentales de Barbosa. Y me sensibilizó eso, sobre todo que es una manera de contar el triunfo nuestro pero desde el otro lado, porque siempre que hay un triunfo hay una derrota del otro lado.
-¿Y “El tipo de la radio”?
-Cada vez que uno hace una canción trata de recuperar la memoria afectiva y emotiva, y cuando hice esa canción traté de recordar lo que pasó la primera vez que fui al Estadio Centenario. Mi abuelo y mi tío me llevaban a ver a Huracán, pero no iba al Centenario, iba a las canchas chicas. Y cuando fui por primera vez ya era grande… fui a ver Nacional – Bella vista, y me llevé una desilusión muy grande porque empezó el partido y se apagó todo. ¡Me faltaba el speakerman, el relator! Entonces me aburrí todo el partido, que aparte fue una porquería, y me quedó eso. Cuando fui a armar esa canción me acordé de eso, qué importante que es que te lo cuenten, porque ese mismo partido capaz que sale 0 a 0, pero relatado es tremenda emoción… ¡qué arte tan increíble el del relator! Y que parecido es al poeta, que a veces le saca jugo a una piedra.
“La foto de Suarez con la 9 sacándola…. ¡Eso es Uruguay!”
El 16 de Julio de 1950, un remate de Alcídes Ghiggia se colaba por el primer palo de Moacyr Barbosa, sentenciando la segunda Copa del Mundo para Uruguay, esta vez en el mítico Maracaná de Río de Janeiro, y sentenciando también, el triste destino del arquero brasilero.
Sin dudas, el de Ghiggia es el gol más recordado por el pueblo celeste, y el que probablemente cualquier charrúa soñaría con hacer… o no. Siempre hay una excepción a la regla.
¿Qué gol les gustaría haber hecho?
T: –¡El del chino Recoba contra Wanderers! Pase del Lobo Escames, que era el golero. Se la da con la mano en el área de él, arranca, elude a todo Wanderers y hace el gol, ¡increíble! Si hubiera sido en un partido más importante hubiera sido el mejor gol del mundo, porque eludió a todo el cuadro, uno por uno, y a alguno los eludió dos veces. Yo creo que es lo que toda persona debería pensar del fúbol.
Y: -Lo maravilloso es que después de ese gol, en la conferencia de prensa el Lobo Escames dice “bueno, tuve una asistencia de gol”… Creo que igual el penal de Martin Cáceres en Santa Fe (que decretó el triunfo charrúa en los cuartos de final de la Copa América 2011), o la picada del Loco contra Ghana… ¡o mejor no! Esto te pinta como veo yo el fúbol: yo hubiera preferido sacar la pelota que saca Suárez con la mano. La foto de Suarez con la 9 sacándola…. ¡Eso es Uruguay!