Una mujer de unos cincuenta años se baja de un remis en la puerta de Niceto, trae un ramo de rosas envueltas en celofán transparente. Una cuarentona ajustada en una minifalda tubo, con tacos altos y bucaneras, baila disimuladamente una melodía que solo suena en su cabeza, y avanza en la fila para entrar tomada de la mano por su pareja, quien fuma un Marlboro mirando al horizonte con cara de galán de telenovela.
Una vez más, John McInerny pisa Niceto Club para revivir por dos horas a Elvis Presley. Con la particularidad de que se grababa CD y DVD en vivo, se forma un microclima cálido, se venden muchas cervezas, y los menos habituados a un miércoles de Rock & Roll estiran el empeine preparándose para bailar: Elvis Vive.
Desde el principio el público responde bailando cada canción que el Rey del Rock & Roll popularizó y que John, el último Elvis, interpreta de manera impecable. Varios presentes cierran los ojos cuando suena “Burning Love”, y se imaginan en los setentas, en Hawai viendo a Presley.
La noche dará lugar a muchos invitados, algunos ya clásicos en las presentaciones de Elvis Vive. Uno de ellos, Paul Le Pompier, se encarga de hacer sonar la armónica cuando cada canción lo requiere, lo hace con sombrero de cowboy y rigurosos anteojos negros. La formación que permanece durante todo el show en el escenario agrupa a John en la voz y tocando la guitarra eléctrica, Huaiquirao Diaz prendiendo fuego el bajo de cinco cuerdas, Mauro Ruiz en guitarra, Rodolfo Corbetta en piano, Stefanía Cap, Tiziana Franchi y Fernanda Romero en coros.
Todos las canciones que suenan son clásicos: pasan “Bringing ‘it back”, “Blue suede shoes”, “Johnny B. Good” y otros. Cuando no habían interpretado muchas más de diez, subió uno de los invitados más esperados: Palito Ortega. Junto con Lalo Fransen, Interpretaron temas que suelen ser parte las presentaciones del Elvis tucumano: “Popotitos”, “Viva la vida” y “Rock de la prisión”. La relación entre los Elvis criollos es buena y conocida, y no faltaron los elogios mutuos. Palito le regaló un “Yo vi muchos Elvis, pero ninguno como John”. Y John le devolvió la gentileza: “Vos sos el Rey, seguís siendo el Rey, Palito”. Luego de las tres canciones, Palito se fue del escenario pero volvió con los gritos de “¡Otra!, ¡otra!” del público. El tipo que resolvió su vida al cruzarse en cámara para vender café se despidió cantando “Un muchacho como yo”, y todo Niceto cantó, bailó y aplaudió al inimputable astro.
La noche siguió avanzando con más invitados y más clásicos. Las canciones más aplaudidas fueron “You’ve lost that loving feeling” y por sobre todas “Always on my mind” y “Suspicious mind”. Como no podía ser de otro modo, cuando John y los suyos se fueron del escenario, también volvieron a pedido del público para tocar “Rock around the clock”. El reloj casi marcaba las doce cuando todos los integrantes del Elvis Vive abrazados saludaban y se despedían del público.
FOTOS: Karina Defranza.