La segunda de las dos fechas de El Otro Yo en Groove, anunciada como Alternizante, comenzó con Charlie 3, ante unas trescientas personas dispersas por todo el lugar a las cuales en su mayoría no lograron contagiar. Repasaron temas de toda su trayectoria, inclusive de tiempos cuando se llamaban Charlie Brown. Quizá lo que más atrajo la atención del público fue la participación de María Fernanda Aldana, quien los acompaño con su voz en el tema “Amor prohibido”, como ya había registrado en Brilla Oscuro (2010).
En segundo orden Juana La Loca salió con “Cuando estoy vacio”, estimulando al público con una prolija interpretación instrumental y la contagiosa actitud escénica de Rodrigo Martin. “Angelical”, “Mercurio” y “Perdí la fe”, sonaron en la primera mitad, en la cual, al igual que durante toda su presentación, no tocaron ninguna canción de su último disco Pastillas para el dolor (2012).
Muchos se acercaron solo para ver a Juana, gente más alta que el metro sesenta promedio que luego dominó el piso de Groove, mientras tocaba EOY. Guillermo Coda en guitarra, y “Tody” Tapia en bajo, sostuvieron la estampa que toda la vida caracterizó a Juana La Loca, el toque de glamour conjugado en lo estético y musical. Rodrigo Martin, un poco más desalineado que en los viejos tiempos, es la identidad de la banda, y sigue logrando que la gente baile sus canciones, hasta cuando canta con las manos en los bolsillos. Cerraron su presentación con “Autoejecución”, y con Richi derribando sus platillos y fierros antes de desaparecer detrás del telón.
A El Otro Yo lo esperaba un Groove casi lleno, con una piba lamiendo un chupetín paleta de muchos colores, un pibe luchando con una tuca, otra de flequillo con dos colitas y una abeja pintada en el cachete, y otro clavándose una empanada vegetariana que vendían en uno de los puestos al entrar.
Segundos después que algunos cantasen “Nunca seré policía…”, la banda de los hermanos Aldana salió al escenario, con su característico mameluco, esta vez blanco, y un recibimiento festivo que hasta incluyó globos. Largaron con “Despedida de Arroz”, y continuaron con “Siempre fui yo” provocando que los fanáticos salten, reboten por todos lados, sonrían y llenen de buena vibra todo el lugar. Como es habitual, se mezclaron las canciones en las que canta Cristian y las que endulza María Fernanda. “Violet” fue la primera que cantó ella, seguida de “Personas”.
Ya con “Angel”, otra vez en la voz de Cristian, cuatro pibas sentadas en los hombros de cuatro mártires (o cuatro ansiosos caballeros luchando por perder su virginidad), gesticulaban y abrían los brazos como haciendo el avioncito. Y se sumaban más: 6, 7, 8, y Aldana feliz.
Se forma algo parecido a una vuelta olímpica entre la gente, giran en circulo mientras EOY interpreta “Locomotora”, un pogo pero en trencito. Las temáticas que van sonando conmueven a varios: dos pibes que se besan mientras bailan, un flaquito al que la palabra “Duraznos” le despierta la sonrisa y le moja los ojos, y varias que cuando María Fernanda canta “Dibujito” pagarían por transformarse en unos garabatos de crayón.
Los que sostenían en sus hombros a las chicas, se peinan mientras suenan “Vaselina” y “Caminando”. No escarmientan y vuelven a elevar a las mismas ocho en “Desatándonos”. El Otro Yo agradece a los presentes y las bandas que acompañaron en las dos funciones de “Las dos caras de El Otro Yo”: Flema y Loquero en Punkizante, y Charlie y Juana en Alternizante.
En medio del tema “Morir con vos”, Cristian Aldana grita “¡Vamos Argentina la puta madre!”, sin que nadie se oponga a su moción, incluso logrando que su tarea se multiplique en las voces de otros que le devuelven el mismo grito: ¡Vamos Argentina la puta madre!
La segunda función va terminando, mientras suenan “Hoy aprendí”, “Inmaduro” y “La música”. Tras hora y media de emotivo recital, Cristian con pie de micrófono en alto por sobre su hombro, arranca con “Canción de Adios”, haciendo retumbar el estribillo por todo el lugar: “La vida sigue, ¿qué nos deparará?”.
FOTOS: María Paula Villagra