-Dale, apurate, vení que ya empieza.
-Ahí voy, boludo. ¡Cuánta gente! ¿De dónde salieron tantos?
Tucán, buey, Capitán América, ñandú, marmota, chancho, Blancanieves, pez, cordero, pato, vaca. Ningún personaje pelotero se quiso perder la fiesta de los 25 años de Las Pelotas y por eso allí estaban todos, en la pantalla, expectantes. El Malvinas pocas veces se vio tan repleto y ante las luces apagadas Germán Daffunchio saludó: ¿cómo estamos? “Escondido bajo el brazo” y “Cerca de las nubes” marcaron el comienzo escalonado hacia el pasado de los últimos tres discos, completado con “¿Qué podés dar?” y “Ya no estás”. Como siempre, con este último tema llegó el primer canto obligado y “se lo dedicamo’ al Bocha que lo mira desde el cielo”.
-Como los quiero.
-¿Ya vas a empezar a llorar, putito?
“Escaleras” y “Orugas” nos hicieron viajar veinte años atrás. Máscaras de Sal invadieron la sede de Argentinos Juniors, pero rápidamente el trip nos devolvió al presente con “Personalmente” o “Cuantas cosas”. “Como se curan las heridas” y “Será” arrimaron aquellos principios de siglo que tuvieron a la banda en su máxima exposición mediática.
“Que no abusen del amor que les tengo y empiecen a tocar algo distinto”, advertía alguno entre el público, y Germán acató: “Boca de pez” (Todo X un Polvo, 1999) y “Movete” (Corderos en la Noche, 1991) enloquecieron a los treintañeros y cuarentones nostálgicos. Algún Viejo Correo, Cemento, Arpegios, o por qué no el primer Obras tendrán en sus espaldas.
-¿Te acordás de Gillespi?
-¿Gillespi? ¿No era Marcelo? Venía siempre a tocar y a romper las bolas con Pettinato.
-Pero después se hizo famoso…
-¡Como Pettinato!
Para coronar el bloque reggae iniciado con “No me acompañes” y “Tucán” (“Para la gente de Hurlingam, ellos saben por qué”), Gillespi Rodríguez y su trompeta en “Si supieras” inauguraron la catarata de invitados que marcó los picos del show, con performances de alta calidad. Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar se lució cantando con mucha onda “Hola, que tal”, Gabriel (amigo de Germán) cantó tenebrosamente parecido a Sokol “La mirada del amo”, Raly Barrionuevo aportó guitarra criolla en “Esperando un milagro” y el infaltable Fernando Ruiz Díaz arremolinó Malvinas al cantar y enfervorizar “Sin hilo”, pidiendo invocar el espíritu del Bocha.
-¿Dooonde voy? ¿Coooomo estoy?
-¡Miralo a Andrea!
-Canta bien el pibe, eh.
-Como lo extraño.
El invitado especial sin dudas fue Andrea Prodan, quien le puso su potente voz a “Astroboy”, y que luego volvería a subir al escenario para emocionarnos a todos. Y si de lágrimas se trata, muchas sacudieron el suelo al escuchar a Germán decir “este tema ya saben de quién es y para qué es”. “Para qué?”, claro. “Escuchá Bocha, escuchá”, sollozaba un cuarentón mirando al cielo.
-Los escucho, hermano, los escucho. Y qué lindo se ve todo desde acá.
Después de tantísimas fotos de fans replicadas en la pantalla, los bises llegaron con los clásicos: “Bombachitas rosas”, “Capitán América” (con Brancciari y Barrionuevo otra vez) y “Brilla (shine)” (con Gaby Martínez arrasando en el bajo) resumieron todo el recital. Mezcla de felicidad, emoción, calidad, polenta y nostalgia. Para cualquier banda podría haber sido un perfecto final. Pero para Las Pelotas no. Es que tiene toda esa mística, esa fuerza, ese sentimiento que no se puede explicar, que tuvo su germen cuando un tano cayó a las sierras y se encontró con un marinero. Las Pelotas es el Sumo de los ’90, de los dos mil, y de hoy. Por muchas cosas: por la energía, por hacer lo que dice su corazón, por compartir la autoría de las canciones, por ser consecuentes a sí mismos pese a los coqueteos con el éxito. Y por la vibra emocional que transmite cada show.
-Ahora viene tu momento.
-Ahí vuelve mi hermano. Este es un temazo, boludo.
“Hace casi treinta años que tenía ganas de tocar este tema”, dice Daffunchio mientras Andrea Prodan vuelve a las tablas y descolla cantando “Estallando desde el océano”. Todo el estadio corea el estribillo de “No tan distintos (1989)” y la banda esta noche está para complacer. Se van pero todos quieren que vuelva. Algunos aplauden, otros lloran, otros gritan, todos están felices. “Vamos a invocar…” se escucha desde el escenario. Luca y Alejandro están ahí, todos lo sienten, todos lo saben. El repiqueteo de “El ojo blindado” lo es todo. Andrea revolea una remera, salta de un lado para el otro, se tira al piso y todos festejan. Germán amenaza: “me van a hacer llorar, boludo”. Es el final feliz ideal del festejo de los 25 años. En la tierra y en el cielo.
-Tenemos que brindar. ¿Tomamos una ginebrita?
-No, hace casi 27 años que no tomo.
-Yo hace más de 5.
-Aunque es un día especial, boludo. ¡Dale!
-Felicidades, Luca.
-Felicidades, Alejandro.
-Como lo quiero a Germán.
-Yo también.
FOTO: Gentileza de prensa.