Bersuit Vergarabat: No importa el lugar…

Que sin Cordera no son lo mismo. Que sus discos ya no son como eran antes. Que tocan en un teatro con butacas… Muchas son las críticas que recibió Bersuit Vergarabat desde su retorno a los escenarios allá por 2011, muchas de ellas, injustas.

Sin duda es difícil reemplazar a un frontman con la personalidad de Cordera, pero el gran acierto de Bersuit fue no caer en esa búsqueda: se rearmó, cada uno ocupó un nuevo rol: a Dani Suárez y Cóndor Sbarbati no les pesó el centro del escenario, Tito Verenzuela y sus salidas improvisadas agregaron la parte de show… y así cada uno se fue redefiniendo, mutando, y la banda se hizo más fuerte. Musicalmente, si bien El baile interior es un marcado cambio de rumbo, La revuelta fue eso, una “re- vuelta”, y un retorno al origen, a los teatros, a los escenarios pequeños, como el ND Ateneo, sede de la cita bersuitera del pasado sábado.

Justamente fue la canción que da el nombre a su anteúltimo álbum la que abrió la noche. Luego, la nostalgia pobló la sala con “Barriletes” e “Inundación”, precedida por “Sencillamente”. Llega el primer gran momento del show: “Veneno de humanidad”, una canción de esas en las que se puede ver la escencia de Bersuit (la misma de temas como “Canción de Juan”, “Desconexión Sideral”, “Caroncha” y tantas otras…), un tanto oscura pero con una letra profunda y un excelente estribillo. Al instante, las gargantas se llenaron de bronca cuando sonó “El tiempo no para”. “Como un bolú” y “Bachumba ChaCha”, cover de Alejandro Lafrleur, cerraron el set.

Y es entonces que el maestro Juan Subirá, solo con su teclado, hipnotiza a todos los presentes: mientras suena “Humor linyera” no vuela una mosca. Tito se luce con “A destiempo”, que es la antesala a la presentación de “El baile interior”: “Para bailar”, “Ayer se cortó la luz” (compuesta por el guitarrista Osqui Righi, quien no pudo estar presente), “Tilcara en carnaval”, “Ahí va Chavela” y nuevamente Juan, con un tremendo tema como “La próxima curda”.

Con “Negra murguera” no queda nadie en su asiento, la murga y el barrio se cuelan por las puertas del teatro. Limón García sube al escenario para “Ruego”, mientras que “Si amanece” nos transporta a los primeros tiempos de la banda, continuado por el inédito “Apunado”. Se nubla la vista y se humedecen los ojos: “Al olor del hogar”, con el acordeón inimitable de Subirá, es un canto a la nostalgia, como también lo es “Hecho en Buenos Aires”, hermoso tema entonado por Dani.

El piso empieza a vibrar, las paredes retumban y  “Perro amor explota” explota el ND Ateneo, Tito la rompe con “Porteño de ley” (improvisación incluída). “Cachaca, que dure…” el inconfundible arranque de “El viejo de arriba” desata la locura de todos los presentes y los pasillos se inundan de gente con “La argentinidad al palo”.

El hit “Me voy” es el principio del adiós. “Para Luis”, hermoso homenaje a Spinetta, “Cuatro vientos” y “Huayno 14” son la antesala de “¿Qué pasó?”, una despedida a todo trapo para que ningún alma se quede callada, ni sentada, demostrando qué para una fiesta, el lugar es lo de menos.