Sin Ley en Teatro Flores: Una fiesta en buena ley

Domingo víspera de feriado, el atardecer en el barrio Flores no tenía mucha efervescencia. Era temprano pero en los alrededores del Teatro ya se podían identificar a los seguidores de los longevos Sin Ley, que en un rato harían una nueva presentación. Sin embargo no era una fecha más, el DVD que recorrerá su carrera tendrá imágenes de este show.

Los encargados de abrir la noche fueron los Remember, una joven banda que hace versiones de canciones conocidas, no solo del punk, sino también de bandas como Creedence o Blondie, e incluso Spinetta y su “Ana no duerme” tuvo una veloz interpretación. Los muchachos de San Justo hicieron su set frente a solo veinticinco personas a las que sin dudas pudieron contagiar.

A continuación subió Torch, un trío difícil de clasificar. Su intención es hacer punk y de hecho lo intentan, más no logran levantar al escaso público que muy relajadamente bebe cerveza sentado. Durante el show su cantante lleva adelante una extraña carrera por introducir todo tipo de instrumentos —acordeón, trompeta, armónica, cuatro, piano, además de la guitarra— a los que no les otorga el espacio necesario, para finalmente no conmover a nadie. Por lejos fue el momento bizarro de la noche, con una actuación sin dinámica y sin emoción, que al finalizar solo arrancó unos pocos y fríos aplausos.

Ardua parecía la tarea de Sin Ley. Un teatro con poco público, un telonero difícil de remontar, cuando solo faltaban quince minutos para el arranque del set principal. Pasados diez minutos de las nueve de la noche, el telón se corrió y como si se dispusieran a comenzar un ensayo los músicos se acomodaron. La gente, que parecía que no iba a llegar, no le falló a su banda y colmó el teatro justo cuando comenzaba el primer tema. Los Sin Ley saben lo que hacen, y así con solo dos temas tenían frente a ellos un pogo grande que acompañaba el impecable sonido. El recorrido comienza cronológicamente, las primeras canciones acercan aquellos primeros discos de finales de los ochenta. Los oriundos de Quilmes, de estilo austero pero musicalmente contundente, tienen a esta altura su propia firma. Pueden pasar del reggae al surf o al ska, sin dejar de ser punk-rock, sin dejar de ser Sin Ley. “Raros deslumbrados” o “Tus pantimedias” del disco Mafísima, son una muestra de la impronta autóctona de la banda y que lleva sello propio. El viaje a través del tiempo va avanzando y en cada parada aparece el festejo de sus fans, que todas las canciones cantan, todas y cada una. En El Teatro parecen haber reunido a 500 o 600 amigos; es como si todos se conocieran, la energía es recíproca.

La última estación es la de 2012, la del disco Delirio Fatal Agitado. Se desataba la celebración definitiva, llegaban los hits más coreados, “De 1.000 a 3.000”, “Se me olvidó” y “Mentís desnuda”.

Luego de poco más de dos horas, los Sin Ley dejaron un show atractivo y sin fisuras. Los fanáticos pedían más, ¡Ooohhh, vamo’ los Sin Leyyy!, ¡Ooohhh, vamo’ los Sin Leyyy!, mientras de a poco salían camino a la Avenida Rivadavia. La noche de Flores, después de Sin Ley, tuvo efervescencia.

 

Texto: Marcelo Riol
Foto: Ro Brunaga