Mono Moncho: «El arte se construye sobre arte»

Con seis años a cuestas, Mono Moncho lanza su segundo trabajo discográfico, titulado Irisade, un álbum muy variado que se caracteriza por la diversidad de ritmos y también de invitados, que van pasando y recorriendo toda la escucha. La cita en vivo será el sábado 15 de diciembre en El Emergente de Almagro.

“Nos sentimos muy afortunados por los amigos que se sumaron, que además son unas bestias en lo que hacen”, confiesa el cantante y guitarrista Nacho Antón, quien explica que todo se fue dando de forma muy natural. “Desde ese momento de cambio de formación decidimos seguir adelante y sentimos que la mejor manera era haciendo nuevas canciones. Es lo que nos gusta hacer, siempre fue así”, responde, quien quedó al comando de la banda junto a su hermano Gonzalo, bajista. “Al principio, cuando nos sentamos a tocar los primeros temas, la idea era hacer un disco más acústico, a dos guitarras. Pero, más allá de que ese formato nos encanta, nos sentíamos muy limitados. Las canciones pedían más. Por suerte se sumaron unos cuantos amigos a aportar su arte”.

-Y muchos por suerte. ¿Cómo se fueron sumando?

-Los primeros a los que acudimos fueron los bateristas, el Muñe -de Los mutantes del Parana y Atropello Carregal- y Fede Renati, por razones obvias: los temas necesitaban bateria sí o sí (risas). Lo otro fue surgiendo. Pensamos «uh, este tema necesita un charango acá, llamémoslo a Martín de Piedra Gomez a ver si se prende». Y así. Maya de Acero vino al estudio a grabar un clarinete para el tema «Antes/después» y ahí mismo, surgió la idea de que podía meter unas voces en «Las almas de los niños». El bandoneón de «El jardín secreto» lo grabó Lucas Pantaroto, amigo de Mariano Palmadessa que fue quien nos grabó. La idea de que grabe unas voces el Panter de De La Gran Piñata la veníamos maquinando hacía rato. «Las incoherencias del reloj» pedía a gritos una voz potente y grave como la de él. Nos contactamos con Pali, manager de la banda, le tiramos la propuesta y accedieron con toda la buena onda. Gente muy bella. Uno de los momentos más locos del proceso de grabación fue cuando vino a tocar Alvaka, quien era parte de la banda. Hacía mucho que no compartíamos música juntos. Por suerte todo fluyó como de costumbre. Somos hermanos musicales y se siente la química. También hubo un aporte musical de parte de nuestro hermano guitarrista Maxi, quien va a estar tocando en la presentación oficial junto a nosotros. Si bien no grabó ninguna guitarra en Irisade, fue de gran ayuda a la hora de armar algunos de los solos y arreglos que se oyen en el disco.

-¿Esta presencia de integrantes de tantas bandas es fruto de una relación que tienen con otros colegas? ¿Son de ir a ver muchas bandas?

-Sí, sin dudas. A la mayoría de los que participaron los conocimos yendo a ver bandas. Es algo que nos apasiona. El arte se construye sobre el arte.

-¿Sienten como una característica propia la variedad de estilos que se puede ir escuchando a lo largo del disco?

-Puede ser. La verdad es que no es algo planeado. Dejamos que fluya. Depende mucho de lo que necesite cada canción (o cada momento de la canción). Es medio como una especie de viaje donde uno nunca sabe bien donde puede terminar.

-¿Qué nos pueden contar del show que se viene?

-Se viene laburando muchísimo, queremos que sea una experiencia diferente para la gente que nos viene a ver. Le estamos poniendo mucho corazón a todo esto.  Es de las noches más importantes de la banda. A puro corazón, así lo vivimos.

-¿Qué creen que mantienen y qué cambiaron de aquel debut que fue En La Sangre?

-La mayoría de los temas de En La Sangre son temas que veníamos tocando hacia muchísimo tiempo y que necesitaban ser grabados para poder avanzar con nuevas ideas. Definimos fecha para grabar, hicimos lista de temas, ensayamos y plasmamos todo lo que sentíamos en ese momento. El laburo de pre poducción fue más corto que en Irisade. Cuando salió el primer disco los temas sonaban de una manera y ya en la presentación en vivo sonaban de otra porque en el medio fuimos definiendo el audio que queríamos. En Irisade hubo mucha preproducción y eso facilitó mucho la cuestión de definir un audio, qué queríamos para cada tema, cómo queríamos tocarlo, y demás. Lo que se mantiene de aquel hermoso En La Sangre es el espíritu y la variedad de rítmicas fusionadas con el estilo rioplatense que llevamos en las venas.