Acorralados: «Si el arte no camina en la vereda de la verdad, muere en el olvido»

Toda jornada en la que una banda toca en vivo es y será especial, pero cuando se trata de la presentación de un nuevo trabajo discográfico, la cosa se vuelve aún más poderosa e imponente. Meses de trabajo, idas y vueltas, dinero invertido, todo confluye en una noche que a su vez será el punto partida de una nueva etapa. Acorralados presenta su segundo disco, Naturaleza Plástica el viernes 3 de agosto en The Roxy Live, y las ansias sin dudas que están a flor de piel.

“Pasa algo muy lindo cada vez que tocamos para nuestro público, siempre defendimos cada canción y en vivo se nota esa relación carnal con cada idea que se plasma en cada tema”, reconoce la banda a la hora de hablar de los encuentros con su gente, pero admite una particularidad con lo que se viene próximamente: “Este show, como cada presentación, se vive de una manera especial porque de algún modo es enfrentarse a lo desconocido, al impacto de cada tema con la gente y puesto en valor contra todo lo que venimos haciendo desde hace diez años, que como dice el Indio Solari, no son sopa”.

-No es sopa y todo siempre va cambiando.

-No sabés cómo puede llegar el mensaje y es importante ser un buen intérprete del disco que acabás de grabar. Por eso estamos metiéndole a los ensayos y a las terminaciones finales. Con las mismas ganas de la primera vez, con menos pelo y con más peines (risas).

-¿Cuál creen que fue el aporte más significativo de parte de Pablo y Miguel (ambos integrantes de El Bordo) en la producción?

-Quizás el aporte más importante de Miguel y Pablo en el disco es el que fuimos a buscar: un crecimiento rotundo a nivel musical y en lo que significaba exprimir cada gota de potencia que pudiera tener una canción. La producción significó entregar nuestras canciones de manera íntegra a un desglose que en algunos casos llegó hasta el hueso de los temas, y era darlos vuelta, sacudirlos bien fuerte y ver si en algún rincón quedaba alguna pizca de magia que no habíamos visto. Finalmente ver los resultados y darle para delante o retroceder a ideas anteriores. Duró desde el día que les presentamos cada canción hasta el día que nos llegó el master. Y eso es importante. Como una madre o un padre, siempre al lado de sus hijos. La entrega de los chicos fue total.

-¿Dónde encuentran la distinción más fuerte respecto a su disco debut?

-En la producción de los temas sin dudas. Son un poco más osados en cuanto a arreglos, aunque también supimos poner un freno para no perder la esencia de la banda que es hacer buenas canciones, buenas melodías y estribillos ruteros. También cada uno está más maduro en su instrumento, se hizo de herramientas, escuchó otras cosas y se fue formando un oído distinto. Hemos dado un salto de calidad. Te pasa cuando escuchás el disco y termina y salta a lo anterior y decís “lo hicimos”, eso es buenísimo. También habrá quien simpatice más con lo anterior y está muy bien porque quiere decir que la vara siempre estuvo alta.

-¿Creen que con este disco van acentuando una identidad musical ya característica de la banda?

-La esencia de la banda está plasmada. No hay con que darle, cuando lo escuchás es Acorralados. Eso es una victoria sin dudas, porque quiere decir que por un lado lograste una identidad a lo largo de los años, cosa difícil. Pero por otro lado habla de que pudiste trabajar con una producción externa y que las metas se consiguieron sin modificar la intención sonora de la banda, esa estética que venís trabajando hace tiempo. No sé igual cuál es el límite de eso y si está bien o mal. Quizá cambiarlo sería bueno de vez en cuando. No está mal en sí. Pero cuando cinco personas se juntan y ponen el cuerpo al mismo tiempo, es imposible no lograr cierta musicalidad que es única. Vibramos de un modo particular, eso se llama Acorralados.

-Esa mezcla que pregonan que viaja desde los Stones hasta Serrat, se puede palpar en la escucha del disco. ¿Cuál es el punto cúlmine en el que mejor conviven esos universos?

-A mí me gusta que todo eso se mezcle, es loco. Y hay mucha más música. A veces aportan desde otros lados. A veces ni te das cuenta desde dónde están aportando y quién es el que aporta. Si tengo que elegir el punto cúlmine del disco puedo pensar a priori en dos canciones. La primera “Canción de Tormenta”, es una canción que tiene un vaivén de momentos, con una armonía muy linda y una melodía sencilla que no habla ni más ni menos que de un día de tormenta. Quizá tenga un poquito de todo, reconozco la influencia en la impronta vocal explosiva de Serrat y también hay mucho beatle en la construcción de las armonías de los coros, aunque menos suaves, mucho más gritados. Pero por otro lado puedo pensar en “Te Vi por la Calle”, esta canción sin dudas es un homenaje a las armonías que nos legó Silvio Rodríguez. Siento eso cuando la canto con mi guitarra, es Silvio pero interpretada con un aire Andrés Ciro que me es innegable. Aprendí a cantar con Ciro y sus yeites. Eso queda en la piel. En la memoria. Y está muy bien asumir esas escuelas y ponerlas en práctica y desarrollarlas, llegar más allá.

-¿Qué sienten que mantienen de aquellos comienzos plasmados en el demo Nacimiento?

-Queda bastante, pero primordialmente las ganas de divertirnos haciendo canciones. Partiendo de esa base, la enseñanza que nos dejó Nacimiento es que si querés dejar un rastro, en la canción tiene que haber una buena melodía y también una buena razón para hacer la canción. Una canción que no tiene una buena razón puede existir pero no va a tener el valor que tiene aquella que nace de una experiencia de verdad, aún si existe en el pensamiento, una ficción en nuestras ideas. Si el arte no camina en la vereda de la verdad, es muy posible que se muera en el olvido, el más tormentoso río y del que nadie sale sólo.