El origen del principio – Mustafunk en Niceto

Las luces se apagan y el show enciende la noche. Un cover del flaco Spinetta brilla bajo el manto del sonido propio de Mustafunk, la banda del oeste que vuelve a un Niceto con localidades agotadas. Será más de una hora y media de calidez musical y energía inagotable.

El público disfruta. La banda toca. ¿Pero qué pasa detrás de los escenarios? Todavía existen quienes piensan que llegan a un lugar y tanto la banda como los instrumentos, el sonido, la escenografía, las luces, y el propio público, aparecen de repente como por arte de magia. Sí, magia hay, pero los trucos se laburan.

“En este caso particular la fecha estaba fijada hace tres meses, y el trabajo fuerte en la producción empieza un mes antes”, explica el manager Nacho Zilveti, encargado de comandar el barco de la logística. “Desde ese día mi rol es algo similar a un juntador de voluntades: trato de cuidar a los músicos, al público, que todos estén cómodos y la pasen bien, entre muchas otras cosas”. Los preparativos también incluyen la difusión, y en este caso la agente de prensa Daniela Furné nos resume su labor: “Desde el primer show para el que empecé a trabajar con Mustafunk, todas las fechas las difundí y las trabajé como las mejores, sin excepción. Para mí siempre tiene que ser así, y sé que ellos siempre dieron y dan el mejor show que pueden desde sus comienzos”.

Arribamos desde temprano con nuestro amigo y llave maestra de esta nota, Francisco Hernán Justiniano (fotógrafo de la banda, dibujante y persona muy querida por todos), quien en el viaje nos cuenta cómo conoció a Mustafunk: “Fue en el año 2012, cuando con unos amigos fuimos a ver a Eruca Sativa a Santana Bar. Después de esa noche empecé sacarles fotos y no paré hasta hoy”.

Es extraño ver el estado edilicio real que tienen los recintos al estar vacíos, encendidos solo con las luces blancas del lugar. A veces hasta no parece que vaya a haber un show horas más tarde y nos hace creer que en comparación la baticueva es un hotel cinco estrellas.

Sin embargo en el escenario ya se trabaja activamente. Los bártulos van y vienen, y las indicaciones y disposiciones para el armado comienzan a tunear todo para que nuestras mentes se pongan a disposición y ya creen un mapa imaginario de cómo va a ser la función.

Ruidos Del Parlante

El espectáculo tendrá en esta ocasión especial la presencia por segunda vez de una big band, como bien fue anunciando por Mustafunk. Carlos Nolan, encargado de bajar al llano el alma y sonido “Mustafankero”, no se amedrenta ante el desafío y se pone manos a la obra. “Es algo que disfruto un montón, que no me cuesta ni molesta. Hay un ida y vuelta buenísimo con los chicos, y esto sumado a que son amigos de la vida da como resultado estar a pleno. Es realmente un placer trabajar así”.

Finalizadas las pruebas y con ansias de saciar nuestro “cholulismo respetuoso” nos acercamos a hablar con los protagonistas en escena. Agustín Pettinato (bajo) resalta el cambio de cuerdas para la ocasión con unas nuevas  menos ásperas al tacto, y con Serafín Rodríguez (guitarra) nos imaginamos otros rubros posibles para las caras que portan algunos músicos de la escena. También se suman luego Agustín Turko Marinelli (guitarra), Camila Marinelli (batería) y Martín Pedernera (Voz). La plática viaja entre las cosas que no nos gustan y del exagerado y excesivo odio que hay hacia Arjona como artista en todo el ambiente “rockero”. De repente y con una cuota genial de humor bizarro aparece un retrato de Silvio Soldán con el título de “Silvio Soldout”, para graficar perfectamente la noche con localidades agotadas.

El clima ya es de alegría distendida, con la ansiedad natural de saber que todo va a estar hasta la manija de gente observándolos hacer lo que más les gusta. El camarín es una caótica fiesta, y el catering con sus brebajes varios van alistando a la perfección a la marea de gente que circula ahí.

Ópera

El show comienza a todo vapor. Mustafunk es como un tren que viene de frente a toda velocidad y vos lo estás esperando para parar con el pecho. Está también ese pulso bailable que tiene el funk y la libertad para la improvisación que sin dudas muestra la cantidad de ensayos y zapadas que tienen encima. Lo que pasa abajo es emocionante. Cientos de personas saltando enloquecidas, cantando y bailando. Poniendo a prueba el sentido claustrofóbico de cualquier ser humano. La fuerza vital de Mustafunk está en el vivo. Eso se agradece en una escena donde se intenta reproducir y no salirse del libreto, para eso nos regalan lo mejor que tienen y en formato Mc combo agrandado.

Después de terminada la faena quedan los coletazos de una noche inolvidable. “Fue algo increíble, mágico”, resaltan el Turko y Camila, y a su lado Agustín confiesa: “Yo creo que nos sobrepasó, no esperábamos algo así”. Serafín se toma un segundo para analizar y resalta que “pasaron bocha de cosas, un par de sorpresas con respecto a la convocatoria, estábamos mucho más relajados por ser el segundo que organizamos”. “Superó todas las variables, léase parte técnica, diversión y todo, una fecha tremenda”, cierra Martín.

En Tu Mirada

La palabra familia es algo poderoso. En ella no hay lugar para la demagogia. Es un concepto que no se entiende sólo como filiatorio sino que puede extenderse a un contexto dentro de un grupo de personas. Así sienten los protagonistas detrás de escena al trabajar en Mustafunk: “Es lo más parecido a una familia que se lleva bien” dice el operador de sonido y coincide perfectamente con el fotógrafo, mientras el manager Zilveti lo define como “el desapego de lo individual y el apego por lo colectivo”.

Cuestiones como la humildad, respeto y la empatía van forjando y cimentando algo que conmueve y conecta a muchas personas. Es el sentido de pertenencia, musicalidad, amistad y amor que hace a Mustafunk una entidad con mucho más que cinco personas haciendo música.

 

FOTO: Gentileza Francisco Hernán Justiniano.