De La Gran Piñata: Los amigo

“Nos inventamos un cielo en medio de la semana”. Con la frase ícono de la canción “De Bar En Peor” (El Equilibrio Entre Los Opuestos, 2015), De La Gran Piñata nos invitó a todos a su celebración a la amistad el miércoles 20 de julio. Un formato de espectáculo que combinó momentos emotivos personales entre los integrantes y festejos con el público como co-protagonista.

Es conmovedor ver a los piñateros (incalculable la cantidad de gente subida a los hombros de otra): son almas que viven cada tema y cada recital como una cuestión de fe. Cantan a rabiar cada tema, sacuden, agitan como poseídos que se liberan cuando DLGP se disfraza de pastor de Iglesia Universal.

Esta locura tiene una explicación y se da porque el lenguaje de la banda, tanto musical como gestual y comunicativo, es cercano. No existe el divismo en sus componentes ni en las letras que se desgarran de “tristeza” o “Los asuntos del miedo”, o el siempre esperado clásico “(Sonrisa)”. La lírica es compleja y sencilla a la vez, no hay frases suntuosas ni caminos encriptados. La música funciona como conducto de los estados de ánimos y de las historias urbanas que caracterizan a la banda.

En una noche en la que se apeló a la emotividad y la cercanía, el cantante Pantera Giuliano invitó a un amigo de la infancia a subir al escenario y Lucas Martínez, visiblemente tocado por la situación, compartió guitarras con su hermano de sangre. Y si de invitados hablamos, no faltó lugar para que se suban al escenario los compañeros de ruta: integrantes de La Caverna, Oridios, Salta la Banca y El Bordo alternaron su presencia para consolidar el hashtag twittero que tanto había rotado de #DLGPyAmigos.

Pantera, con su característica voz rasposa, su lenguaje poético urbano y el carisma paternal que tiene con el público sumado a los aportes con la viola, hace sentir que todos están invitados al planeta Piñatero. A su lado Martínez parece estar siempre a disposición de las canciones, revoleando acordes y melena en su guitarra PRS. Puede jugar con su protagonismo solista e interpretar paisajes o ambientes que lo hacen un músico versátil para una banda que busca no estancarse a pesar de tener un norte marcado, al menos en esta etapa.

Asentados en la bases de una actualidad más introspectiva y de sonido más directo, el cuarteto se mueve como una máquina que está en un lugar al que muchos aspiran y pocos llegan. Todo signado por una comunión muy especial con un público que no para de crecer. Pronto tendrán que replantearse en qué lugar más grande reunirlos a todos.

 

FOTO: Daniela Milana.