El Cuarteto de Nos: Vos siempre cambiando, ya no cambiás más

Allá por los ya lejanos 2007, 2008, 2009, El Cuarteto de Nos cerraba sus shows porteños aclarando que no todo había comenzado con Raro (2006), disco que sin dudas los catapultó a la masividad argentina y latinoamericana. “Tocamos hace veintipico de años”, resaltaba siempre en el final el cantante Roberto Musso. Hoy el show del Luna Park (el cuarto en cinco años) termina y ya no importa rescatar ese pasado: “A veces raros, a veces bipolares, siempre porfiados y ahora nos habla el espejo”.

Así fue el show presentación de Habla Tu Espejo (2014), el nuevo disco de la banda uruguaya. Una perfecta performance en un set list sin fisuras concentrado en las últimas cuatro producciones discográficas, sin dejar lugar siquiera para un solo tema de los ¡diez! anteriores discos. Es que el público, cada vez más joven, no lo pide. Y la banda entonces no lo da.

“El aprendiz”, “Ya no sé qué hacer conmigo”, “El hijo de Hernández” y “Enamorado tuyo”, uno de cada disco, resumieron en el comienzo todo lo que iba a pasar. Las nuevas canciones fueron apareciendo, entremezclándose con hits cercanos de la trilogía consolidada con las irónicas y maratónicas letras, las rimas extremas y el rapeo sudaca y cancionero que caracterizaron exitosamente a Raro, Bipolar (2009) y Porfiado (2012).

Pero siendo fiel a aquello de que “vos siempre cambiando, ya no cambiás más”, el último disco rompió con la historia: ya no hay frases sarcásticas, enfermizas, graciosas que rocen lo rídiculo (pero para bien) y ahí es donde se entiende que esta era la lista ideal para el momento. “Como pasa el tiempo”, “Roberto” y “No llora”, con letras tal vez más existenciales y conflictuadas, renovaron un repertorio cuya alta calidad quedó demostrada canción tras canción. Y los clásicos, aprovechando la juventud presente, sonaron a medida y “Así soy yo”, “Algo mejor que hacer”,  “Miguel gritar” y “Yendo a la casa de Damián” se poguearon como nunca antes había sucedido en un show del Cuarteto.

Los descansos a cargo del bajista Santiago Tavella con “Whisky en el Uruguay” y “Pobre papá” fueron los que mostraron dejos de aquellos viejos buenos tiempos. La insuperable frase “Si el trabajo es salud que trabajen los enfermos” suplantó a todas las letras que no se hicieron presentes. Bueno, no tanto, pero al menos por un rato.

Los mejores momentos de la noche coincidieron con los más desgarradores (impensado años atrás) cuando Musso quedó a solas con el tecladista Santiago Marrero y regaló desde lo más profundo de sus entrañas “21 de septiembre”, dedicada a su madre; y minutos después al entonar con su guitarra acústica “Todos pasan por mi rancho”. Otro punto alto, ya en los bises, encontró a “Me amo” en su máximo esplendor con un pequeño homenaje en las seis cuerdas del Topo Antuña a “Crua-Chan” de Sumo. “¡Hey! ¡Hey!”

El final con el combo “Buen día, Benito” e “Invierno del ‘92” fue tan potente como efectivo. Dos de las mejores canciones de toda la discografía hicieron saltar y cantar a un Luna Park colmado. Los adolescentes coparon la parada, y eso es un dato más que halagador para estos cincuentones que hacen cumplir la máxima de Chiqui de aquello de que el público se renueva. Pero siguen, más escondidos y menos saltarines, los treintañeros y cuarentones de siempre, algunos ya en familia acompañados de sus niñitos. Seguramente con esa disyuntiva de extrañar las viejas canciones pero disfrutando el presente. Porque a papá, a mamá, a la abuela, y ahora, especialmente a los chicos. A todos nos gusta El Cuarteto de Nos.

 

FOTOS: Melina Aiello.