CervezaC: Una banda camaleónica

“La milanesa es tu aliada infaltable y siempre está cuando la precisás. Con tus amigos, también cuando estás solo, es perfecta y siempre tiene que estar. Tiene futuro y también tiene pasado, preguntale si no a tu mamá. Es argentina y recorrió todo el mundo como el Diego… o tal vez más”. Sí. Con una oda a la milanesa, CervezaC abrió su show el pasado jueves en  la presentación de su primer disco Hoy no es un buen día para madurar (2014).

¿Raro? Sí. Raro. Especialmente para los que cayeron medio de casualidad a un repleto Conventillo Cultural del Abasto, sin estar preparados para un concierto que en sus canciones logró combinar exitosamente el humor absurdo con el rock más romanticón y brindó dos horas de diversión.

¿Quiénes son estos pibes que vienen con letras de otro planeta a romper un poco con el rock pastillero del último tiempo? Se trata de Martín “Naiton” Rubins (voz, guitarra, ukelele, voz), Alex Ingberg (guitarra y voz), Joaquín Canteli José (bajo y voz), Matías Mendoza (batería) y Florencia Fisch (percusión y coros), cinco músicos que –cada uno de su particular lugar- aportan algo diferente al resultado final.

Con Naiton en la voz, esta banda conformada en 2009 mostró un comienzo sólido y decidido que se extendió durante todo el show: sonido limpio, coordinación, micrófonos ajustados. Todo en su lugar. Incluso el look: eligieron presentarse todos de traje y corbata, a excepción de Alex que usó moño y de la mujer del grupo, quien vistió un vestido a tono.

Después de contarle al público presente las virtudes del alimento a base “de pollo, de carne o pescado pero de soja no” y pan rallado, llegó el pegadizo “Altas horas”, esta vez a cargo de Joaco, y se confirmó esa doble pero complementaria personalidad de CervezaC, que parece expresar algo así como “te podemos hacer cagar de risa pero también le podemos hablar al amor y seguir siendo los mismos”.

Enseguida llegó “Calcomanías”, con la voz del guitarrista Alex, que ofreció la versión más pop de CervezaC. Después fue el turno del último tema del disco, “Mar”, el cual aportó un poquito de oscuridad a la noche, y el más triste “Sin viajar”, que rezó “todo lo que pudo ser y no fue/todo lo que creí y no existía/Siempre suele haber un dolor atrapado en el cajón”.

Pero como CervezaC no se banca tanta solemnidad, al ratito nomás sonó el primer segmento bailable de la noche que puso al más divertido de la banda, Naiton, como protagonista: “Bailar no es para mí”, una especie de cha cha cha que cuenta la historia de un chico que quiere levantarse a una salsera pero por su escasa afinidad con la danza no lo logra (“Llevás el caribe en tus venas, y yo como un idiota casi rompo el parqué”).

En esa sintonía y después de este coqueteo con la música centroamericana, llegó un tema que no está en el disco pero que, a pesar de eso, fue uno de los más festejados. Se trató de “Casi natural”, la cumbia espacial que subió a varios fans luciendo máscaras de extraterrestres en el escenario.

Después de presentar dos canciones nuevas, “Señal de fe” (Joaco) y “Magenta” (Alex), sonaron los primeros acordes de “Princesa” para dar paso al que, quizá, sea el tema más logrado de la banda. Con Naiton en la voz comenzó “USB”, una canción que cuenta la historia de un chico que desea convertirse en una suerte de puerto informático para alimentarse más sanamente y tener “instrucciones precisas para poder comer de vez en cuando una ensalada… o algo light”. Hermosa melodía, pegadiza y original; impecable letra, divertida y diferente; y encima, tierna: “Vas a ver que yo puedo ser para vos el que siempre te bata el café”.

Es que es así. Hoy no es un buen día para madurar sin duda conecta con esa infancia perdida, con esas preguntas que uno se hace de pibe y que de grande entierra en algún lugar de sí mismo. Estas canciones vienen a desempolvar ese lado naif, inocente, que a diario nos encargamos de ocultar.

Ya llegando al final, covers como “Laura no está” en versión más rockera, y el potpurrí que llegó después del divertido “Sintonganimironga” con partecitas de “Twist and Shout” (The Beatles), “Quiero tener tu presencia” (Seguridad Social)  y el poguero “Mono relojero” (Kapanga), pusieron a bailar a todos.

Pero si cabía alguna duda sobre esta banda y su cómica obsesión con la comida, había que esperar a que llegara el bis: “Las medialunas”. Ahí la gente se prendió en un pogo infinito al grito del absurdo “¡las medialunas no tienen nada que ver!”. Con esa canción se despidieron hasta el 30 de mayo, cuando se volverán a presentar en Ladran Sancho.

Trabajo, originalidad, talento y dedicación hicieron que CervezaC lograra, finalmente, lo que algunos intentan y no pueden conseguir: esta capacidad camaleónica de transformarse, mostrar sus múltiples caras, sin perder su identidad. Ah, sí. Y encima, gustar.

 

FOTO: Nicolás Kremenchuzky.