Gatillazo: Una buena, bonita y potente patada en los huevos

¿Qué mierda importa la puta lista de temas? ¿Qué mierda importa cualquier cosa que no sea Evaristo? Borceguíes minan Pompeya. Los gendarmes en la esquina no lucen intimidantes, el inconsciente colectivo desea que se pudra todo. El Salón Rock Sur brilla sin disimular su fachada bailantera, lo único que tiene de rock es el nombre. En las calles laterales se fuma, se toma, se caga y se mea. Se siente que alguna de las bandas teloneras ya está tocando. El inconsciente colectivo solo quiere escuchar a La Polla, ¡a Evaristo!, se corrige automáticamente. En algún momento se entra, en la barra se agota la cerveza. Rumores de que en la calle algunos pelean para entrar gratis. Rumores de que una puerta se abrió y entraron unos cuantos.

¿Qué mierda importa como vestía? ¿Qué mierda importa con qué tema empezaron?  El padrino del punk ladraba en nuestra tierra, irónico, histriónico, combativo, auténtico. Gatillazo hizo temblar el puente Valentín Alsina, con un sonido medio choto, pero que no importa. El pogo es grande, pero lo que más llama la atención es la furia con que todos cantan las letras, por ahí viene la conexión. Sonaron pocos temas de La Polla: “Lucky man”, “Txus” y “Johnny”. De Gatillazo el que más contagió fue “La última patada”.

Los policías frustrados que protegían vaya a saber uno qué, maltrataban a todo aquel que intentó subir al escenario, y no entendieron una sola canción en toda la noche. Pese a ellos varios lograban abrazar a Evaristo, quien pacientemente soportó a cada uno e incluso con algunos hasta disfrutó cantar a dúo. Se confunden temas de todos los discos de Gatillazo, más de Siglo XXI y Sangre y Mierda, los últimos.

Un loco intenta sin éxito doblarle el empeine de un borcego a un punky acalambrado. Lo sobrevuelan puteadas para la Iglesia, La Policía, Cristina Kirchner, El Papa, Estados Unidos, y la lista puede no terminar más. Por ahí sigue la conexión, el público necesita putear, romper, desahogarse contra este sistema de mierda que los vuelve esclavos. ¿Qué mierda es la misa rockera? ¿Qué mierda es tocar para el gobierno?

Se está por terminar el recital. Evaristo canta: “¿Qué estás haciendo cristina? Mala perra miserable. Dices querer a la Argentina, mientras le chupás la sangre”. “¡Odio a los partidos!” Cierra con el último de la Polla.

Gatillazo termina un recital de casi 2 horas. Una piba de rastas fucsia le dice a otra de flequillo: ¿Y ahora qué? ¿El lunes qué? ¿Solo es cantar la cancioncita? 3000 descreídos con la frente alta se van perdiendo entre algunos Walking Deads que se arrastran por la zona. El odio al sistema se respira, y las dos horas de libertad al año van quedando atrás.

 

FOTO: Gux Ramone.
Colaboración: Federico «Otto» Gabueca y Nicolás «Chori» Corrizo.