Mimi Maura: La pareja perfecta

Los vestidos están para hacer más sensual a una mujer, la noche para tranzar con la soledad de un extraño y los espejos para ver los imperceptibles detalles de una o múltiples figuras. El otoño estrenó su primer sábado y Niceto no solo fue domicilio sino que también funcionó como embajada caribeña de la tónica introductoria. El transporte terrestre superó al avión: de Argentina a Puerto Rico en 30 minutos. Bajás y la primera imagen es Mimi Maura arriba del escenario. De fondo, ladrillos que cubren la pared. ¿Una boricua en un suburbio de NY? No. Niceto, el único pueblo cosmopolita. Niceto, el único lugar que vio con vida a Betty Boop.

Un detalle es algo pequeño. Una minúscula porción de un todo que puede colaborar a construir esa totalidad. O simplemente acciona como característica individual que no aporta mucho más a mencionada construcción.  La cantante puertorriqueña es aliada de la primera opción. Tener una enorme voz, moverse por todo el frente del escenario,  utilizar una vestimenta acorde a la atracción que intenta generar; botas rojas y vestido negro que permitía ver transparencias, responder a cada saludo de indistinto sexo, a cada grito de Hermosa con un chiste y bailar con sugestión son todos detalles que la conforman. Los hilvana con pericia, sin esforzarse en ser más natural de lo que es.

Los músicos que componen la banda refuerzan la teoría de los detalles. Por nombrar, al trompetista le bastaron 5 minutos para decirles a los fabricantes de micrófonos que es capaz de derrocar la máxima resistencia con un solo. Sergio Rotman interviene y pregunta: “¿Como se llama?”. No hubo nadie, absolutamente nadie que no grite, “Hugo Loboooo”. Es que a efectos de Dancing Mood, Hugo creó un código: que el público entone onomatopeyas derivadas del jazz y ska, al ritmo del pogo. Sin emitir voz explicó por qué tiene a todo el piberío metido en el bolsillo desde hace rato. Y si nombramos a Rotman hay que decir que, el cadillac, es el aliado perfecto de Mimi. Sa(e)xo, guitarra eléctrica, coros, presentador, animación, bailarín y marido. Sin cohibirla y permitiendo que ella se luzca, está atento a cada sonido y movimiento dentro del escenario.

Vaso de whisky en mano, casi a oscuras y parada sola frente a un Niceto repleto de variedades en años y colores de piel entonó a capella un fragmento de “El apartamento”. Ovación y fin para las casi 2 horas de recital donde cantó todo el material del próximo CD en vivo, que será editado este año.

Los espejos observaron que la noche del sábado fue un mero detalle del fin de semana largo. El público observó como la notable transposición de una canción hacia una obra tomó cuerpo: Fito, fijate, que el video de “Un vestido y un amor” tiene nuevos actores.

 

Foto: Pato Berkovics